Pasiones Prohibidas

Damian Dufort.

Arranque mi auto rumbo a mi departamento en un exclusivo conjunto residencial, en ese lugar voy cuando quiero resolver algo muy importante y confidencial.

Al llegar al lugar se abre el garaje me abajo de mi auto y subo a el apartamento, me siento en el mueble color negro que se encuentra en la sala y sirvo un trago del mejor whisky que se encuentra al lado del mueble en una mesa al lado del mencionado.

Media hora después llegan mis hombres con dos mujeres inconsites, una sonrisa se dibujo en mi rostro al ver que aquel ángel acaba de entrar a las puertas de su paraíso.

Le pedí a uno de mis hombres el que traía a la otra chica que la llevara a una de las habitaciones de la casa.

Mientras yo tomaba en mis brazos a Zaidymar, se veía tan indefensa, su cuerpo era de un color perfecto, su cabello olía delicioso, sus labios rosados pequeños y atrevidos pedían a gritos ser corrompidos por mi.

Le pedí a mis hombres que esperaran afuera.

Camine con ella en brazos y la dirigí a un cuarto adecuado para una sesión para una sumisa, la acosté en la cama individual y camine el lugar hace mucho no venía aquí a realizar una sesión, después de acariciar algunos de los juguetes de los allí exhibidos, tome asiento en el cómodo mueble y la observe detenidamente.

Quise detener lo que estaba apunto de hacer y alejarme de ella; Sin embargo, con tantos objetos que me gritan su atención, creo imposible cumplir los gritos de mi cordura, ¿Como no poder tocar esa piel que llamaba mi atención a gritos?

Me levante del mueble y deje a un lado el vaso de trago que me servi unos segundos antes, y obte por caminar a un organizador abri el primer compartimiento y saque un juego de esposas de goma que no le maltrataran las manos y los pies si llegara a despertar.

Volvi a él organizador y saque un bolso el cual usaba en ocasiones especiales, fui al baño y me cambien de ropa quedando vestido de un traje gris un antifaz que solo permitía ver mis labios y mis ojos.

Este antifaz era único y el que lo había visto, tiembla al tenerlo en frente de él.

Salí del baño y vi que se movía en la cama, pedí que fuera poca la droga que le pusieran ya que la quería despierta para mí.

Tome una mordaza para su boca, los gritos de este cuarto no se podían oír pero ella no está preparada para dar los gritos que quiero que de para mi.

Busque otro bolso en donde tenía una flor de pasiflora "La flor de la pasión" junto a un juego de plumas de diferentes colores y texturas.

Camine hacia la mujer esposada mientras ella abría sus ojos, en medio de la confusión sacudió su cuerpo hacia todos lados y dio un grito de miedo, pero ese no era el grito que mis oídos deseaban escuchar.

Tome la mordaza y la coloque en su boca dejándola incapaz de gritar.

Con un dedo en mis labios le hice seña que hiciera silencio, abrió sus ojos y quedó inmóvil.

—Así quiero que te portes, tranquila, si te portas así, no haré nada que no quieras, no llegaré más allá de lo debido y mis manos no tocaran tu piel hasta que me pidas que lo haga, dije dejándola desconcertada.

El juego de plumas que traje en el bolso lo saqué y con una de tercio peló empecé a acariciar sus hermosos labios,pasándola por sus mejillas y luego bajando por su cuello, un quejido salió de ella y vi que empuño sus manos.

—No te tensiones, hoy no pasará nada, solo será esta pluma la que tocara tu cuerpo, pero un día no muy lejano serás mía y solamente mía, dije a su oído ocasionando que su piel se erizara.

Su inocencia me mataba y torturaba, no se para cual de los dos será la verdadera tortura ya que yo siento que soy el torturado.

Volví a tomar la pluma y la pasé nuevamente por su cuello y fui bajando por sus brazos pero ella no dejaba de moverse así que active el interruptor debajo de la cama y cada vez que se movía una pequeña descarga de electricidad pasaba por ella.

La tercera vez que la sintió se quedó tranquila y yo volví a hablar. —depende de ti, si quieres sentir la corriente, no te haré daño solo quiero conocer cada parte de tu cuerpo para que quede grabado en mi memoria, se que muy pronto me pedirás que te haga mía, dije esas palabras y tome una pluma más pequeña donde por poco mis dedos podían tocar su piel y empecé a explorar todo ese hermoso cuerpo que deseaba tenerlo solo para mí.

Su piel reacionaba a mis caricias y una sonrisa se dibujo en mis labios cuando un leve gemido se pudo escucha atravez de la mordaza que tenia en su boca.

Con una tijeras corte el vestido que me separaba de la mejor vista que podía tener, en ropa interior recorrí todo su abdomen ocasionando que los gemidos se hicieran más presentes y eso era música para mis oídos.

Con la pluma llegue al final de su pequeña panti y me detuve al ver cómo me miraba quería que me deseara pero que no me temiera así que me detuve.

Luego empecé desde las plantas de sus pies adueñandome de sus pronunciadas piernas, acariciando con delicadeza hasta llegar al borde de su entre piernas, esa parte fue tan sensible que no aguantó más y pude disfrutar el como su orgasmo llegaba a ella y arqueo su espalda, y dio un fuerte suspiro, su cuerpo sudaba de las sensaciones que debió haber sentido, me acerque a su oído y dije —Buena niña te has portado muy bien.

El efecto de la droga que le administraron más el orgasmo que tubo le robaron toda su fuerza ocasionando que se desmayara en la sección.

Luego de entrar a este cuarto había pedido un vestido y ropa interior para ella, salí del cuarto busque el pedido, le quite las esposas y la cambie con cuidado, en este momento ella era mi más hermosa pasiflora.