un joven que sufrira la locura de su padre perderá todo y decidirá buscar respuestas y una venganza en contra de su padre
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Capítulo 18: La Infiltración Múltiple y la Mirada Global
Capítulo 18: La Infiltración Múltiple y la Mirada Global
Pueblo Quemado: Los Participantes 13 y 14
En la oscuridad del cobertizo abandonado, el plan de Emily de ser la única infiltrada fue rápidamente descartado por sus compañeros.
—Un solo mutante no sobrevivirá al Gobernador, a sus guardias y a los demás demonios —declaró Marcos, arrojando el mapa al suelo. —Si el ritual necesita dieciocho víctimas y Leopold es el once, necesitamos más músculo y ojos adentro.
Poseidón asintió. La llamada a la UPA solo les había dado una tregua de cuatro días, no una garantía. El plan había cambiado de rescate a protección absoluta de Leopold.
—Emily tiene la fuerza bruta y la regeneración —dijo Poseidón. —Pero yo tengo el entrenamiento de la UPA y los códigos de supervivencia en entornos de guerra. Marcos, tú eres el más rápido, puedes asegurar las rutas de escape.
—¿Infiltrarnos los tres? Es un suicidio —murmuró Marcos, aunque su mirada ya denotaba aceptación.
—Es la única opción —zanjó Poseidón. —Marcos, necesitamos dos identidades falsas. Rápidas, creíbles. Vamos a presentarnos como mercenarios de las provincias. Yo soy la fuerza. Tú, la agilidad.
Con una rapidez militar, Poseidón y Marcos se prepararon. Poseidón dejó atrás todo equipo de la UPA y se puso un atuendo oscuro, listo para usar solo su energía explosiva. Marcos, con su pelo corto y atado, se puso una máscara facial para ocultar la identidad de su rostro conocido.
Minutos después, Poseidón y Marcos se dirigieron a la carpa negra. El Gobernador, visiblemente fastidiado, los inscribió sin hacer preguntas profundas. La prisa por completar las dieciocho plazas era palpable.
Poseidón se convirtió en el Participante número trece.
Marcos se convirtió en el Participante número catorce.
El cartel en la pared de la carpa se actualizó, mostrando los rostros de Leopold, Emily, Poseidón y Marcos, todos alineados hacia un destino incierto.
Buenos Aires: La Orden del Mañana
Mientras la lista de participantes crecía en Pueblo Quemado, en un penthouse de Buenos Aires, un grupo de individuos de élite, científicos y mercenarios que habían trabajado con Diego en la sombra, se reunían en torno a una pantalla de proyecciones.
En la pantalla, el rostro de Diego, grabado antes de su captura, se encendió.
—Si están viendo esto, he fallado en mi contención. El Gobernador ha resucitado y el ritual de Badel ha sido convocado. Mi sabotaje del USB ha revelado que la UPA se moverá, y los ojos de Washington están sobre Argentina —dijo Diego, con una voz cargada de frustración.
Un hombre con gafas, el Doctor Velasco, miró a su compañera, una mujer silenciosa y letal llamada Kira.
—En ese torneo, habrá muchas caras conocidas: la UPA, agentes del Norte... y lo que queda de mis viejos rivales. No puedo permitir que el ritual sea corrompido ni que la información caiga en manos equivocadas.
El rostro de Diego se endureció. —Kira y Velasco, ustedes son mis mejores operativos en este momento. Deberán ir a Pueblo Quemado, infiltrarse en los Juegos del Elegido como participantes quince y dieciséis. Sus objetivos son: uno, proteger a Leopold si es necesario, y dos, asegurar que el ritual se complete bajo nuestro control, no el del Gobernador.
La pantalla se apagó. Kira y Velasco se miraron. La misión había cambiado: ya no era ciencia, sino infiltración y asesinato en una arena demoníaca.
Estados Unidos: El Infiltrado Presidencial
En el Despacho Oval de la Casa Blanca en Washington D.C., el Presidente de los Estados Unidos se sentó frente a un hombre vestido con un traje de camuflaje de fibra óptica: El Agente Fantasma, el mejor infiltrado del Departamento de Amenazas Extranjeras.
—La Comandante Vera en Argentina ya canceló la Operación Cinder, pero la amenaza ha mutado —dijo el Presidente, con el rostro grave. —Tenemos inteligencia que confirma el movimiento. Los hilos se están moviendo en el Norte de Argentina para el despertar del primer Demonio Ancestral, Badel.
El Presidente se inclinó hacia adelante. —Esto no es un conflicto regional, es una amenaza a la seguridad global. Necesitamos saber qué está pasando, cómo se activa, y quién está al mando.
El Agente Fantasma, cuyos ojos brillaban con una luz azul fría, asintió en silencio.
—Han convocado un torneo, los Juegos del Elegido. Es la única manera de acercarse al epicentro. Te he elegido a ti para este trabajo —ordenó el Presidente. —Debes viajar de inmediato a Pueblo Quemado. Serás el Participante número diecisiete. Te infiltras, obtienes la información, y si puedes, neutralizas al Gobernador y a la fuente de esa magia oscura.
—Entendido, señor Presidente —respondió El Agente Fantasma, su voz distorsionada por su traje de camuflaje.
Con los hilos moviéndose desde Buenos Aires, la UPA, y ahora Washington, el torneo ya no era solo un ritual local, sino el centro de una guerra de facciones por el control del poder demoníaco.
¡La mesa está servida! La arena de los Juegos del Elegido está a punto de convertirse en el lugar más peligroso del continente, con agentes de al menos cuatro facciones compitiendo.