Desde que la ví me obsesioné con ella. Era mía aunque no lo sabía y todo lo que quiero lo consigo.
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Capítulo 7
Me voy a mi trabajo y en mi escritorio descansa otra rosa blanca, ¿Quien deja éstas cosas aquí?
Hablo con Marina a la hora del almuerzo y le parece emocionante que tenga "un admirador secreto"
-No es un admirador
-¿Entonces?
-No lo sé pero no me da buena espina, ésta persona dejo lo mismo anoche en mi puerta
-¿Cómo?
-Sabe dónde vivo y sabes que aparte de mi jefe no hablo con nadie más que tú aquí. Él no es
-Bueno pero a alguien le gustas, quizás con ese admirador tuyo es que pierdas ya sabes qué
-No, ya te dije mis planes y lo que dices no sucederá. ¿Cómo podemos averiguar quién me deja ésto?
-Trabajamos en una empresa de seguridad, hay cámaras por todos lados, le pediré a Barry que me muestre los registros, no tendrá problema con hacerlo
-Eres la mejor, ¿Podrías pedirle eso ahora?
-Se lo pediré pero lo más probable será averiguarlo a la salida, sabes que a todos nos tienen corriendo de aquí para allá
-Cuando sea, da igual amiga pero necesito saber quién es
Cuando acabe mi jornada salí y fui a mi apartamento directamente y cuando ví la rosa blanca delante de mi puerta nuevamente comencé a mirar hacia los lados mientras abría apresuradamente la puerta con manos temblorosas
Estaba desesperada, sentía que alguien podría atraparme si no me apuraba. Mi corazón a punto de estallar.
Cuando entre cerré la puerta, puse seguro y además un pasador y me senté en el suelo deslizándome por la puerta
No sé cuánto tiempo pasó pero unos golpes en la puerta me hicieron gritar presa del pánico. Toda la situación era irreal
-Abreme Liz, soy yo
Abrí apresuradamente, tomé su mano y la arrastré dentro del apartamento
-Tal parece que las rosas seguirán llegando. Pude ver las cintas de seguridad con Barry aunque tuve que aceptar una cita, mira lo que hice por ti
-Dime que viste, quién era
-No se como decirte esto pero no había nadie
-Esa flor no pudo aparecer por arte de magia
-Lo sé pero alguien manipuló las cintas de seguridad porque es mucha casualidad que todas las del piso no hayan estado funcionando así que no sirvió de nada
-¿Y las otras? Nadie entra con una flor sin ser visto
-Tambien lo pensé pero no había nada raro. Vi a más de cincuenta hombres entrar y salir pero nadie traía en sus manos algo más que un maletín y su teléfono. Espera un momento y ¿Si es alguien que la trae en el maletín?
-Nadie haría eso ¿O si?
-Tal parece que si
Esa noche se quedó Marina conmigo nuevamente porque yo no era capaz de dejar de temblar y mirar por la mirilla de la puerta para ver si alguien venía.
Al despertarnos yo había dormido pésimo porque por cualquier mínimo ruido me despertaba.
-¿Estarás bien si me voy con mi familia?
-Si, no puedes estar todo el día pendiente de mi, ésta persona pronto se cansará de esto
Ella aceptó lo que le decía no muy convencida pero no tocamos más el tema.
Llegué a mi trabajo y nuevamente una rosa blanca me esperaba, sin tarjeta ni nota, tampoco con evidencia de dónde se había comprado. Marina investigó nuevamente las cámaras pero otra vez el sistema había sido manipulado.
Llegué a la conclusión de que era hacker o alguien que sabía muy bien el manejo de la compañía, y peor aún, pensaba que me observaba un compañero de trabajo del que no podía saber sus intenciones.
No quería creer que un asesino mandara flores o peor aún, un violador, quizás solo fuera alguien tímido o nada atractivo a quien le daba pena mostrar su rostro