Abriella, una princesa es obligada a escapar de su hogar, teniendo que aprender a sobrevivir fuera de este. En el camino se encontrará con personas que la ayudarán a recuperar lo que le robaron. ¿Será capaz de conseguirlo?
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Cambio
Tengo un arco en mi mano, tensó la cerda para luego soltarla. La flecha penetra el centro del objetivo, un telón. Veo a mi madre como se ve orgullosa de mi logro.
— Felicidades hija mía, con esta técnica podrás cazar a cualquier animal en la próxima caza— Me encanta escuchar los amagos de mi madre siempre ha sido muy alegre, quizá eso es lo que enamoró a mi padre cuando la conoció. — Amor, ¿No crees que nuestra hija tiene un gran talento al arco?
Mi padre rió a carcajadas mientras me miraba a mi y a mi madre.
— Claro que si, quizá pronto ella pueda ser una caballera. — Eso era obvio que no era cierto, por más que quiera ser otra cosa estoy obligada a ser una princesa.
Tenía puesto un vestido, la ropa de duraría mente ocupó en el palacio, pero admiraba a toda mujer que utilizaba pantalones y eran caballeras. En secreto, siempre fue mi verdadero sueño.
— Mira hija mía— Dijo mi madre. — Esa en una flecha especial, en ella tiene diseños muy perfeccionados. Quizá lo puedas usar en la próxima fiesta de caza
Al mirar la flecha recordé.
Mis padres están muertos.
Desperté de golpe, todavía no amanecía, todo estaba oscuro.
Desde que hemos llegado a esta cabaña mis padres no dejan de aparecer en mis sueños. Me siento feliz al verlos ambos juntos.
Mi madre falleció poco después de ese recuerdo, por lo que nunca logré utilizar aquella flecha y regalarle mi premio.
Nunca volví a tocar un arco, cada vez q utilizaba uno recordaba vívidamente a mi madre, como tenía ocho años en el momento que mi madre falleció podría decir que llevo diez años sin volver a tocar uno. Mi padre siempre quiso que siguiera con ese hobby, ya que siempre recordaba lo mucho que me divertía, pero nunca logró ganarle a mi terquedad. Me encerraba en la biblioteca para alejarme de todo lo que tuviera que ver con eso.
Aquella flecha probablemente siga en el palacio. La guardé con el fin de utilizarla algún día, pero ahora solo la tenía como un recuerdo lejano.
Trate de volver a dormir pero cada vez que cerraba mis ojos podía ver a mis padres juntos. Luego de que mi madre partiera de este mundo fui testigo de cómo mi padre se apagaba poco a poco.
Al inicio nunca lo entendí, quizá las cosas pasan por algo. Quizá ahora mi padre esté feliz con mi madre, eso me gustaría pensar.
Como no logré reconciliar el sueño me levanté y salí a dar vueltas. No soy experta en hacer ejercicio, pero cualquiera se dará cuenta de que yo no tengo ni una capacidad física en este momento, por lo que salir a trotar me ayuda a mejorar mi rendimiento en sentido a resistencia. Pero claro, también me ayuda a despejar mi mente.
Mientras troto no puedo dejar de pensar que todo lo que nos ha pasado hasta ahora, en el momento que conocí a Eloísa, ha sido muy bueno, eso no me da un buen presentimiento, pero hay que disfrutas hasta que algo ocurra.
Troto al rededor de un kilómetro, para hacerlo desde hace poco no diría que está mal, de hecho, estoy orgullosa de mi misma. Si no hubiera ocurrido nada de esto yo ahora mismo estaría en mi cama, para luego estudiar y conocer nobles, una rutina que con le tiempo tiende a aburrir. Así que no veo todo de una mal forma, esto me está ayudado a ser más independiente, creo.
Troté hasta que salio el sol, ver el amanecer mientras uno trota es magnífico.
Al terminar entré a la cabaña y saludé a Elo, ella estaba en la cocina prepalandele la leche a Erik.
Yo me dirigí al baño para lavar mi cuerpo y comerme una muda de ropa limpia. A pesar de que siempre he pensado en secreto que utilizar pantalones es algo de lo que hay que estar orgullosa solamente tengo dos, y los uso para hacer ejercicio. Diariamente utilizo unos vestidos, si bien no son nada parecidos a los que utilizaba antes siguen siendo cómodos.
Me cepillé en cabello y me dirigí donde estaba Elo alimentando a Erik. Yo me propuse a cocinar el desayuno en las mañanas y ayudar en la cocina a la hora de almuerzo, así mejorar las habilidades culinarias que nos nulas para mi.
De desayuno preparé pan tosado con huevo, tomate y un plato de avena para cada una. Sigo tratando de aprender nuevas cosas, Eloísa siempre me da ánimos.
Luego de comer me encargué de cuidar a Erik. Ya que Eloísa está hacinado un huerto para que no seigamos dependiendo de los vendedores. Yo lo encontré una idea súper buena, así que la he tratado de apoyar de todas formas.
Luego de hacer dormir a Erik y Eloísa haya terminado de cuidar al huerto yo me dirigí al pueblo.
Al llegar pude notar cómo es que la vibras que en el pueblo habían en el momento que llegamos habían desaparecido. Todo el ambiente estaba tenso. Luego me di cuenta que fue porque había un grupo de caballeros del palacio. Yo los reconocí, ellos eran los que entrenaban todas las mañanas cerca de la biblioteca.
Trate de no ponerme nerviosa y entré al local más cercano. Al mirar dentro me di cuenta que era un local de magia. Dicen que la dueña del local está loca y cree que puede ver el futuro, trate de no hacer contrato visual con ella pero en el momento que me preparé para salir e ir a la cabaña la loca se interpuso en mi camino y no me quito la mirada de la cara.
— Estas vibrando raro niña. Me puedes contra lo que te pasa, yo voy a tratar de ayudarte— Si la señora en realidad no está loca puede descubrir quién soy en realidad. Para no causar ni un problema trate de esquivarla.
— Lo siento, pero ahora no quiero nada. Gracias, en todo caso. — luego, cuánto estaba a punto de irme, la señora digo algo que no le encontré sentido.
— Un hombre. Un hombre busca tu ayuda, lo has visto antes, él te conoce muy bien pero tú no a él. El busca tu ayuda, está desesperado. Pero recuerda esto. No confíes en todo el mundo. No sabes quién sería el próximo en engañarte.— Salí de lugar, pero sus palabras no me las lograba sacar de la cabeza.
¿A que se refería? Quizá era algo relacionado con mi primo, pero como la tachan de loca puede que simplemente haya sido una casualidad y justo se lo haya inventado.
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Al llegar a la cabaña fui directamente a mi cuarto, agarré unas fijaras y me corté el pelo. Me había dado mucho miedo que uno de los caballeros sea capaz de reconocerme de espalada y como siempre llevaba el cabello largo al cortármelo estará dificultándoles mi búsqueda, espero.
Eloísa me vio y se preocupó.
— Gaby ¿Qué te acabas de hacer? Tu cabello largo era muy lindo. ¿Quieres que te ayude a emparejarlo? Que por adelante se ve bien, pero si vieras como está por acá atrás te arrepentirías de haberlo hecho— Accedí a que me cortara el cabello me tuve que sentar en una silla ya que Eloísa era más baja. Yo mido al rededor de un metro setenta, y Eloísa aproximadamente un perro sesenta y dos.
Luego de que terminó me contó que fue lo que comió, ya que yo había almorzado en el pueblo. Había una rica lasaña, me comí un pedazo antes de dirigirme a mi cuarto y dormir. Este día había sido de un constante terror.