Rose Thompson pierde toda su vida feliz y su libertad en tan solo un día, luego de tanto tiempo sin ver a su padre, este la busca para darle su condena matrimonial.
Cansado de dejar que ella jugara a ser "la enfermera del pobre" como él llamaba de manera despectiva, ha decidido que le dejará su empresa a su nieto varón.
Informándole así que al día siguiente sería su boda, de modo que ella pudiera cumplir con su deber de entregarle su próximo heredero o de lo contrario el hospital donde ella trabajaba perdería a su mayor benefactor.
¿Podrá el amor y la felicidad surgir en una situación de chantaje total? ¿Podrá tener un final feliz?
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Derechos
Antón se despertó temprano esa mañana, se levantó y se vistió para salir a trotar un rato, necesitaba despejar su mente, tenía muchas cosas que procesar, aparte, tenía unos pequeños problemas en la empresa que debía resolver, se llevó el manos libres para ir resolviendo lo en el camino.
Bajo las escaleras y fue a la cocina, abrió el refrigerador y agarró la jarra de jugo de naranja, se sirvió un vaso y lo bebió, antes de salir de la cocina le dio instrucciones a las empleadas de servirle en la cama el desayuno a su esposa, tal vez estaría durmiendo aún.
salió de la mansión y comenzó a trotar por las calles hasta llegar a las colinas, habían caminos marcados para las personas que hacían ejercicio o turismo.
Allí se adentro en lo profundo de las colinas, la naturaleza le sentaba bien, le ayudaba a despejar su mente y pensar más claramente.
Mientras trotaba realizó unas llamadas de trabajo, no pensaba descuidar la empresa ni un segundo y menos por una boda fingida, para el hubiera sido mejor que luego de la boda cada uno siguiera con sus cosas, se vieran esporádicamente para tener relaciones y ver si se logra el objetivo, así sería menos complicado y no tendría que lidiar con las hormonas de una fea loca, pero su padre nunca permitiría ese tipo de cosas escandalosas, el matrimonio debía ser lo más creíble posible.
Al llegar al final de la colina y el final del camino, ya había terminado de resolver los problemas del trabajo, dio la vuelta y regreso al pueblo, decidió dar un paseo para prepararse mentalmente y verle la cara a su esposa, quien de seguro lo quería matar por el trato que el le dio la noche anterior. luego de un tiempo al ver su reloj se percató que había estado toda la mañana fuera y ya era más de medio día, decidió volver a la mansión.
Al llegar a la mansión entro a la cocina, mientras caminaba y terminaba de enviar unos correos importantes, le dijo a la cocinera.
- Por favor sirva me el almuerzo y que me lo lleven a mi despacho - se dio la vuelta para ir a su despacho, pero se detuvo, al no escuchar ninguna respuesta. - ¿ Que demonios?, dónde está la cocinera de está casa? ! Trudy!, ¡Trudy! - comenzó a gritar llamando a la jefa de la servidumbre, al ver qué la mujer no hacía acto de presencia, salió de la cocina hecho una furia y comenzó a llamar a gritos a la jefa. - ¡Dónde demonios está la servidumbre de está casa! - Antón estaba que iba a reventar de la molestia.
Cloe que se encontraba doblando las toallas en el baño de abajo, escucho los gritos y el escándalo que venía del recibidor, reconoció la voz del señor de inmediato, salió corriendo hacia el recibidor. Al llegar allí, vio al señor hecho una furia, buscaba a la jefa de la servidumbre.
- No está aquí señor- le dijo a Antón, con el tono de voz asustada de que fuera a pagarla con ella.
- ¿ no está aquí? - la irá de Antón creció más, ya cada palabra era a gritos.- ¿Cómo que no está aquí, donde diablos está?
- Es...es.. está de compras señor - del miedo Cloe gagueaba
- ¿Cómo? - la expresión de Antón reflejo toda su irá por tal insubordinación.
- La.. la señora, les dio el día libre a la cocinera, la otra sirvienta y a la jefa.
- Aah mi esposa - Ya Antón sabía contra quién caería su irá - pues ya mismo va a ser ubicada.
Subió las escaleras hacia la habitación de Rose, ya lo iba a escuchar, quien se cree ella para darle día libre a sus sirvientes? debía dejar las cosas bien en claro, termino de subir las escaleras y camino por el pasillo hasta llegar a la habitación, antes de entrar, escucho una bulla viniendo de la habitación, giro el pomo de la puerta y entro dando un solo portazo. Al ver a las dos empleadas sobre la cama, su esposa estaba con ella y las tres mujeres tenían una copa de vino cada una en sus manos.
- ¡ Alguien me puede explicar!, ¿ Que está pasando aquí? - le gritó a las tres mujeres.
Al ver al señor tan molesto, Isabella y Inés asustadas se pararon rápidamente de la cama y se quedaron de pie firmes frente a Antón, parecían reclutas frente a un superior, por otro lado Rose no se dejó intimidar por el hombre.
- Eres ciego cariño, estamos teniendo un día de chicas - se lo dijo mientras alzaba su copa de vino y con una sonrisa de " no me interesa tu molestia".
- ¿ Quién te has creído tu para darles el día libre a mis empleadas?
- ¡Tu esposa querido! - La voz de Rose sonaba tranquila y calmada, algo a le hervía más la sangre a Antón - Al ser tu esposa mi amor, tengo total derecho sobre los vienes que poseas amorcito.
- Se te frío el cerebro mujer? - Antón se percato de que las dos sirvientas seguían en la habitación - ¡Ustedes dos salgan de aquí! - les señaló la puerta.
Las dos mujeres corrieron hacia la puerta, antes de salir Isabella le echó una mirada a Rose de preocupación, Rose se percató y con movimientos de labios, le dijo que estaba bien.
Antón no le quitaba la vista de encima a la loca de su mujer que seguía acostada en la cama.
- Te lo voy a decir, tú no tienes ningún derecho sobre ¡nada! de lo mío, tu solo eres un simple contrato, que te quede bien claro - Antón no quería que la mujer se hiciera iluciones de nada.
- Ya lo se querido, se que somos solo un contrato, ni creas que me gusta ser tu esposa, ni que estoy enamorada de ti, solo estoy representando mi papel de tu esposa y como la señora que soy tengo todo el derecho de mandar, no soy tu marioneta y menos tu monigote, que te quede bien claro.- Rose alzó la voz, no iba a permitir que el hombre la humillara más de lo que lo había hecho.
- Termina de embarazarte de una buena vez, para que te largues de mi vida- la vio como si fuera una escoria, se dio la vuelta y salió de la habitación dando un portazo
Rose se quedó en la cama, llorando por todo el estrés que estaba viviendo, el enfrentarlo costo de mucho coraje.