De una manera misteriosa, Serena y su amiga terminan en un mundo diferente al suyo, y ambas toman cuerpos distintos al suyo.
Serena es la Omega despreciada, mientras que su amiga Katia es una sirvienta de la mansión.
Ambas tendrán que sobrevivir, y ser débil no será la manera.
Las tienen el mismo objetivo, vengarse, salir adelante y también tener un marido.
Todo estaba claro para ellas, pero sin querer, ambas terminan metidas en las vidas de quienes menos imaginaban.
¿Qué puede salir mal en un mundo desconocido?
Acompañame a descubrirlo
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Un sirviente Menos
La mansión estaba de cabeza, todos los aliados de los hijos del duque estaban doloridos y estos, aunque fueron atendidos por el doctor familia, estaban hincados como un pez globo.
Cuando el duque llegó a la mansión, porque ese día se encontraba fuera del lugar, todos ellos quedaron de no decir nada, para que su padre no se dé cuenta de lo fuerte que era aquella inútil Omega.
La cual de seguro ha de usar alguna droga para hacerse fuerte.
Ambos hermanos justificaron su estado, con que tuvieron un accidente en una cabalgata y que sus sirvientes se tomaron unos días libres, porque estaban cansados. En su lugares, otros sirvientes harán su trabajo.
Leyla ese día se mantuvo ocupada en su trabajo, pero decide que ya no lo hará a partir de ese día, y tampoco su amiga.
Por tal motivo, ella en cuanto se desocupó, fue a la oficina del duque para hablar con él sobre eso; después de todo, ella también es hija.
Cuando se le dijo al duque sobre que su hija menor deseaba verle, se pone de mal humor, ya que esa niña ha deshonrado a su familia con su nacimiento.
Cuando ella entró a la oficina, él no pudo ocultar su desagrado al verle.
—¿Qué haces aquí Omega? No te llames para que me sirva— le grita el duque a Leyla y esta pone mala cara.
—Sobre eso quiero hablar, ya estoy cansada de servirte a ti y a tus inútiles hijos, desde hoy ya no seré una sirvienta de esta mansión, en su lugar seré tratada como uno de ustedes — dice ella mientras se cruza de brazos, no va a trabajar nunca más para esa familia, prefiere mil veces irse de esa mansión y vivir en la calle como una indigente.
El duque, al escuchar las palabras de Leyla se ríe con burla.
—Omega que osadía la tuya, eres del rango inferior entre nuestra especie y la de los lobos, naciste para ser plebeya y eso no lo puedes cambiar, una escoria sin gran poder mágico como tú, está destinada al fracaso— dice el hombre entre risas y la joven le dice algo que borra la sonrisa.
—Duque, usted es el responsable de mi nacimiento, si pudiera elegir entre ser plebeya y ser su hija, hubiera elegido ser una plebeya y no nacer con la sangre de un ser como usted, hagamos de cuenta que no he dicho nada en el día de hoy, pero no me culpes por ser cruel— dice Leyla y sale de allí muy enojada, quería hacerle las cosas más fáciles a todos, pero parece que va a tener que ser ruda.
El duque, por las palabras de Leyla estaba rojo del enojo, y promete que le dará una lección a esa pequeña escoria.
Él desde que Leyla nació, la ha odiado con todo su ser, y por ese motivo es que la ha degradado a ser sirvienta.
Su nacimiento no es más que una vergüenza para su familia, quienes siempre han nacido con gran poder mágico.
Él bajo ninguna circunstancia le dará importancia a sus amenazas y le duplicará el trabajo.
Vemos si aún le queda valor para ser tan arrogante.
En cuanto a Leyla, ella iba bajando por las escaleras, pero una sirvienta que aún no ha aprendido la lección, se atreve a ponerse en su camino. La mujer tenía un cuchillo en una de su mano; es obvio lo que pretendía.
—Eres una perra, como te atreves a hacernos daño, hoy te mataré sucia Omega— dice la mujer, siendo esta otra sirvienta de Débora.
Al decir esas palabras, la mujer trató de acercarse a Leyla para apuñalarla, pero ella fue más ágil, y se aparta, lo que provoca que la sirvienta casi se caiga escalera abajo.
La sirvienta del susto hasta dejó caer el cuchillo. Leyla, al ver eso, se acerca y la toma por el vestido y le dice.
—Sirvienta, solo tenías que estar tranquila, pero prefieres seguir fastidiando. Todos ustedes pagarán caro el haberle hecho daño a Leyla, por suerte yo tomé su cuerpo para vengarme— dice Leyla y luego empuja a la sirvienta escalera abajo, y quién terminó muriendo al caer. Acto seguido, Leyla toma el cuchillo y continúa su camino.
Por suerte nadie le vio.
No tardó mucho para que se escucharán gritos en la mansión, alguien había encontrado a esa sirvienta más tiesa que una tabla y debajo de ella, había un gran charco de sangre. Todo indica que esa mujer se resbaló mientras hacía su trabajo.
Débora a aquella mujer su sirvienta, mandó a buscar a su familia y le entregó el cuerpo de su familiar, junto con una compensación por los años de servicios de aquella mujer.
Eso afectó a Débora, quien se encerró en su habitación a llorar.
Mientras Débora lloraba, Leyla vivía su vida como le venga en gana, y de vez en cuando, por agradecimiento, ayudaba a los amables sirvientes. Lo hizo calmada, pero estaba pasando en una estrategia para arruinar a esa familia. Ellos se van a arrepentir de haberle tratado tan mal.
Con eso en mente, ella cuando terminó el día, se fue a su habitación, y buscó entre las pertenencias de esa chica a ver si ve algo que le sirva. En efecto, aunque no había nada de valor, allí tenía un libro de magia, uno que le va a servir mucho.
Sin perder tiempo, ella comenzó a leer el libro, y como conocía ya su contenido por sus recuerdos, le fue fácil comprender todo y allí vio lo que necesitaba.
Ante tal descubrimiento, una sonrisa maliciosa se formó en sus labios, y su amiga, quien recién llegaba, le vio sonreír así.
—Parece ser que te estás divirtiendo— dice Katia muy alegre.
—Ya lo verás por ti misma. Haremos que estos infelices conozcan el infierno, y tú, mi querida amiga, necesito que seas fuerte, necesito a Susana, la mujer aguerrida que conozco— expresa Leyla ya muy seria para luego contarle a amiga lo que en realidad pasó con la sirvienta que murió, y ella no sintió pena por esa sirvienta.
—Ella se buscó su muerte. Vi la paliza que le diste a esos bastardos, debes de ayudarme a ser fuerte, este cuerpo está todo flaco y enclenque, no resistirá ni una brisa fuerte— comenta Katia con burla y ambas ríen.
—Lo que se viene es peor— asegura Leyla y continúa leyendo su fabuloso libro.
Cuando se cansó de hacerlo, lo dejó en su lugar y se fue a dar un baño.
Al final se puso de acuerdo con su amiga en darle entrenamiento temprano en la mañana, como a la 5 de la mañana.
Katia lo vio adecuado, ya que a esa hora, los buitres no estaban aún levantados como para andar molestando. Aunque, con la paliza que le dio su amiga, duda que lo hagan.
Por esa razón, ambas automáticamente muy temprano, se levantan a hacer lo que tenían que hacer y las dos se fueron al bosque a entrenar.
Katia, en el primer paso del entrenamiento, estaba acabada, pero dio su mejor esfuerzo.
Como aquel cuerpo estaba en forma tanto como el alma que lo porta, no fue difícil para Leyla hacer nada, y menos hacer hechizos.
Aquel cuerpo tiene un maná muy fuerte, uno que por su color es natural.
Lo mejor de todo es que ya ese cuerpo estaba acostumbrado a usar la magia y los hechizos salían bien. Como es alguien inteligente, ella solo sigue los recuerdos de ese cuerpo, y todo estaba bien.
Para alguien como Serena, usar la magia es lo mejor del mundo. Lástima que cuando era general, esas cosas no existían, o se habría ahorrado molestias innecesarias.
Las dos amigas estuvieron entrenando una hora y media y después de eso se fueron a la mansión otra vez.
❤️❤️❤️
Cada vez que les tenga capítulos, se lo iré publicando, nos vemos mañana