A veces la vida nos juega una mala pasada y el mundo se derrumba bajos nuestros pies y cuando creemos que nada tiene solución; el destino nos sorprende y todo cambia a nuestro favor. Está es la historia de Martín, un chico que a pesar de haber sido el mejor de su clase, es expulsado del colegio y debe comenzar de cero en otra institución; A pesar de estar a prueba, logra superar todos sus temores y se enamora perdidamente de Rebeca, una joven que comparte la misma pasión que él por las motos y comparten sus mismos sueños y anhelos.
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Capítulo N°6
Martín está muy nervioso, y no sabe qué hacer; entonces se sube a la moto y sale de ese lugar a toda prisa. No puede creer que todo lo relacionado a esa chica le salga tan mal. Solo iba por la tarea y no pudo ni tocar el timbre que quedó como un pervertido y un completo tonto. Ahora sí que Rebi no le va a dirigir nunca más la palabra.
⎯ Vamos debes calmarte.⎯ se habla así mismo y detiene la moto a unas cuadras, mira sus manos que aún tiemblan y se las frota para tranquilizarse.⎯ No puedes llegar a casa en este estado.
Una vez que logró calmar su cuerpo, encendió la moto y comenzó el recorrido de regreso a casa. Cuando entra a su hogar su mamá está preparando la comida, él pasa directo a su habitación y se tira sobre la cama, tapa sus cara con la almohada y ahoga un grito desesperado. En qué estaba pensando en ir a esa casa y más en espiar a Rebeca de esa forma. Además desde cuando era tan atrevido. Su padre estaría muy enojado con ese comportamiento
Rita se dio cuenta que algo malo le pasaba a su hijo, ya que no le dio su beso como todos los días al llegar a casa, con calma limpia sus manos y se dirige al cuarto, entonces lo escucha rezongar, muy sutilmente golpea la vieja puerta y espera una respuesta.
⎯ Mamá dame un minuto.
⎯ Hijo, ya está la comida. Te estamos esperando.
⎯ Voy.
Al llegar al comedor siente el aroma de su plato preferido. Su madre había preparado carne al horno con papas para festejar el primer día de clases y él sabía que habría gastado mucho dinero en esa cena. Una vez que se sentaron Rita preguntó con buen humor.
⎯ Hijo, dinos cómo te fue en tu escuela nueva. Estoy ansiosa por saber, sí te gusta y si te tratan bien.
⎯ Muy bien. No estoy tan atrasado y por ahora no me metí en problemas.
⎯ Me alegro.
⎯ Hermano, en el colegio están mostrando un video de la pelea, al parecer alguien grabó todo.⎯ Alan saca su celular e intenta pasarlo por arriba de la mesa.⎯ Mira me llego a mi face.
⎯ Alan, no hablemos de eso.⎯ interviene Rita y lo mira con enojo.⎯ Tu hermano ya se arrepintió de golpear a ese pobre muchacho.
⎯ ¡Mamá, ya te dije mil veces que yo no golpee a nadie!⎯ protesta Martín dejando su cubiertos sobre la mesa.⎯¿No sé por qué no me crees?
⎯ Es cierto, él no hizo nada. Ese niño rico se tira solo de las escaleras y culpo a Martín de todo.
⎯ ¡No puede ser!⎯ su madre le arrebata el teléfono y mira atenta el video.⎯ Iré a hablar con el director para que te reincorporen, ya mismo y tomen represarías contra Ezequiel.
⎯ No es necesario, me gusta la nueva escuela y ya estoy haciendo amigos.
⎯ Pero está muy lejos y debes ponerte al día con todo.
⎯ Tengo la moto, la distancia no es problema, además no quiero volver a ese lugar.
⎯ Hijo, lamentó mucho no haberte creído.⎯ le toma la mano a su primogénito.⎯ Soy una tonta, ustedes son unos hijos maravillosos y me dejé engañar.
⎯ Descuida, mi comportamiento y mi forma de vestir no me ayudan.
⎯ Pero eso no es motivo suficiente para no confiar en mi hijo.⎯ la mujer seca una lágrima con la servilleta.⎯ A partir de ahora estaré más pendiente de ustedes.
⎯ Mamá, ya haces mucho por nosotros. No debes preocuparte por mí, te prometo que cambiaré.
⎯ No necesito que cambies, eres mi hijo y te amo.
⎯ Mamita, por cierto la carne está sabrosa.⎯ Alan interviene mientras come otro bocado, al ver la tristeza de su madre.
⎯ Gracias.⎯ ella intentó sonreír, aunque la culpa la consume, cayó en la trampa de ese niño malcriado y no confió en su propio hijo.
Martín imita el gesto de su hermano y Rita se relaja, al fin después de mucho tiempo sentía que tenía motivos suficientes para celebrar. Al terminar de cenar, Alan ayuda a recoger la mesa mientras que Martín lava los platos. Rita estaba muy cansada, trabajaba limpiando casas y el tiempo parecía estar en su contra, siempre le faltaban horas de sueño, por tal motivo el hermano mayor estaba decidido a conseguir un empleo de medio tiempo para ayudar en la economía del hogar.
El pequeño estaba haciendo una tarea en la mesa de la cocina cuando se acercó su hermano mayor y le dijo.
⎯ Alan, necesito pedirte un favor.
⎯ Lo que sea.
⎯ Necesito que te ocupes de la casa durante el mediodía, limpia lo básico, yo iré al taller de Fausto. Él muy amablemente me ofreció un empleo y yo acepté. Voy a trabajar un par de horas, al menos tendré dinero para el combustible y mis necesidades.
⎯ Hermano, cuenta conmigo. Mamá está muy cansada y aún la siento llorar por las noches.
⎯ Si, yo también la escucho, extraña a papá.⎯ Martín abraza a su hermano que de repente está triste.⎯ Alan tenemos que ser fuertes por ella, mamá nos necesita.
⎯ Si, pero ¿por qué papá tuvo que tener ese accidente? ¡No es justo!
⎯ Lo sé, él no tendría que haber muerto.
Los hermanos terminaron de ordenar los útiles que estaban sobre la mesa de la cocina y fueron a su habitación a descansar.
⎯ Martín ¿quieres que averigüe algo sobre el video?
⎯ No, Alan no es necesario.
⎯ Pero, no es justo.⎯ responde enojado.⎯ Todos tus amigos están en ese colegio.
⎯ Alan, no te preocupes por eso. En esta escuela los chicos me tratan muy bien, nadie conoce mi pasado, no me juzgan y pronto haré nuevos amigos.
⎯ Martín, ya olvídate del accidente. Tú no tuviste la culpa de nada.
⎯ Mejor no hablemos más del tema.⎯ se gira en la cama abrazando su almohada.⎯ Vamos a dormir.
⎯ De acuerdo, hasta mañana.
A la mañana siguiente Martín desayuna algo rápido, recoge sus pocas herramientas y se dirige al taller de don Fausto. El hombre era un buen amigo de la familia y siempre estaba dispuesto a ayudar. Él sabía que Martín tenía pasión por las motocicletas, así que ya lo esperaba con una moto que tenía que desarmar. Don Fausto no tenía mucho dinero, pero iba a hacer lo posible para darle algunos billetes al joven, siempre y cuando hiciera bien su trabajo.
⎯ Muy bien muchacho, comencemos con esto. Esa moto necesita un cambio de bujías.
⎯ Eso es fácil.
⎯ Lo sé, pero vamos a ir haciendo las cosas de a poco.
⎯ Está bien.
⎯ Ven, te daré un overol para que no estropees tu ropa.
⎯ Don Fausto, nuevamente le agradezco la oportunidad.
⎯ De nada.
⎯ Sé que no se va a arrepentir.
⎯ Entonces menos charla y más trabajo.⎯ lo mira serio mientras limpia sus manos engrasadas.
El hombre, lo observa trabajar desde lejos y se emociona al ver una réplica exacta de su amigo. Padre e hijo eran muy parecidos y el viejo aún extraña a Marcelo y recuerda cada anécdota como si fuera ayer. Al mediodía Martín llega a casa, se lava bien sus manos engrasadas y entra al baño por una ducha, tiene los minutos contados, se viste de negro, toma su mochila y va rumbo al colegio montado en su motocicleta.