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Oh ¡Doctor! Arregla Mi Corazón

Oh ¡Doctor! Arregla Mi Corazón

Status: Terminada
Genre:Completas / Doctor / Amor a primera vista / Amor-odio / Atracción entre enemigos / Polos opuestos enfrentados / Mujeriego enamorado
Popularitas:10.2k
Nilai: 5
nombre de autor: Mckasse

Soy Bárbara Pantoja, cirujana ortopédica y amante de la tranquilidad. Todo iba bien hasta que Dominic Sanz, el cirujano cardiovascular más egocéntrico y ruidoso, llegó a mi vida. No solo tengo que soportarlo en el hospital, donde chocamos constantemente, sino también en mi edificio, porque decidió mudarse al apartamento de al lado.

Entre sus fiestas ruidosas, su adicción al café y su descarado coqueteo, me vuelve loca... y no de la forma que quisiera admitir. Pero cuando el destino nos obliga a colaborar en casos médicos, la línea entre el odio y el deseo comienza a desdibujarse.

¿Puedo seguir odiándolo cuando Dominic empieza a reparar las grietas que ni siquiera sabía que tenía? ¿O será él quien termine destrozando mi corazón?

NovelToon tiene autorización de Mckasse para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

¡Ups, una amiga con sentimientos!

Bárbara tragó saliva, con su mente enloqueciendo de confusión. Antes de que pudiera decir algo, una voz masculina, profunda y algo somnolienta, se escuchó desde adentro.

—¿Quién es? —preguntó Dominic, sin la menor preocupación, como si nada fuera de lo común.

La joven, con una expresión tranquila, respondió.

—Es alguien en la puerta, Dom. Parece que tiene algo que decir.

Dominic, desde dentro, no pareció alterarse. Al contrario, su tono sonó algo cansado, pero directo.

—Si no es nadie importante, Salma, ponte algo debajo y deja de mostrar esos... atributos —dijo en un tono casi desinteresado, como si todo esto fuera parte de su rutina diaria.

Bárbara, paralizada por la sorpresa y la incomodidad, no pudo evitar sentir una mezcla de celos y confusión. La joven, Salma, no mostró ni un ápice de vergüenza.

—Si no viene a nada deja de tocar puertas ajenas.

 Simplemente, sonrió y cerró la puerta, dejándola allí, parada con las manzanas en la mano, sin saber qué hacer.

Bárbara volvió a tocar, ella abre y Bárbara entra atenta a ella.

—¿Por qué eres tan mal educada?

—¿Tú quien eres? ¿Te volviste loca?

—¿Que sucede ahora Salma?

Finalmente, Dominic asomó la cabeza al escuchar voces. Se sorprendió al ver a Bárbara de pie junto a Salma.

—¿Bárbara? —preguntó, ligeramente confundido—. Hola...saliste temprano.

Bárbara, sin poder procesar todo lo que estaba sucediendo, trató de mantener la calma. Pero su corazón no dejaba de latir con fuerza, y las palabras le salieron de la boca sin pensarlo demasiado.

—¿Salma? ¿Qué significa esto, Dominic? ¿De verdad estás...?

Dominic alzó las cejas, como si no entendiera el problema. Sonrió ligeramente, pero algo en sus ojos reflejó un dejo de incomodidad.

—Ella es... solo una amiga de la infancia, Bárbara —dijo con una tranquilidad que no calmó nada a la joven que tenía frente a él.

—ohhh, ya veo.

—Disculpa soy Salma, debiste presentarte, Dominic me a hablado de ti.

Bárbara, al escuchar la explicación de Dominic, sintió una mezcla de confusión y frustración. La joven frente a ella, Salma, había mencionado que su maleta se había extraviado en el aeropuerto y que, debido a lo cansada que venía de Europa, Dominic le había prestado algo de ropa para poder sentirse cómoda. La historia parecía razonable, pero el hecho de que la chica estuviera allí, en su puerta, con solo una camisa de Dominic, no dejaba de incomodarla.

Salma, al ver la expresión de Bárbara, levantó las manos en un gesto amistoso, intentando aliviar la tensión en el aire.

—Mira, no es lo que piensas —dijo con una sonrisa tranquila—. Mi vuelo se retrasó, mi maleta no llegó y Dominic, siendo el buen vecino que es, me prestó algo de ropa mientras esperaba que me trajeran la mía.

Bárbara, se dispuso a salir de ese apartamento.

Dominic, al darse cuenta de que las cosas se estaban saliendo de control, se acercó a Bárbara y la atajó por completo, haciendo un gesto hacia Salma.

—Es cierto —confirmó Dominic, pero su tono era más relajado de lo que Bárbara hubiera esperado—. Salma se quedó sin su equipaje, así que le ofrecí algo cómodo para ponerse mientras resolvían el problema. No hay nada entre nosotros, Bárbara.

Bárbara, aún con las manzanas en la mano, miró a Dominic y luego a Salma, intentando asimilar lo que le estaba diciendo. Aunque la explicación sonaba plausible, una parte de ella aún se sentía desconcertada por la situación.

—No quería que esto fuera incómodo —continuó Salma, viéndola directamente—. Si te hace sentir mejor, ya estoy esperando mi maleta. No quiero que esto cause ningún malentendido. Solo estaré aqui unos días.

Bárbara asintió, aún un poco tensa. Su mente seguía corriendo a mil por hora, pero decidió no entrar en más detalles. No era su problema, y aunque lo sentía como una intrusión, entendía que las situaciones a veces eran complicadas.

—Está bien —respondió Bárbara, su tono más suave ahora—. Bueno ya me voy. Solo pase a darte esto.

Salma asintió con una sonrisa cálida y, antes de que Bárbara pudiera decir algo más, Dominic se acercó a ella y le susurró al oído:

—No te preocupes. Es solo una amiga. Nada más.

El sonido de su voz, esa familiaridad con la que le habló, logró calmar un poco las inquietudes de Bárbara, aunque todavía no estaba completamente convencida. Sin embargo, sabía que no podía quedarse allí, observando todo el día.

—Lo que digas, yo me voy a encontrar con mis amigas. Que tengan buenas tardes—dijo Bárbara, evitando mirar a Dominic por completo.

Bárbara, sin querer escuchar más, quitó su mano de su brazo, giró sobre sus talones y se alejó rápidamente. Las manzanas que había traído para él parecían inútiles en ese momento. No quería escuchar más excusas, ni historias sobre amistades y viejas conocidas. Le pasó la funda de manzanas en la mano y se fué.

Antes de salir del edificio, se detuvo un momento y respiró profundamente, tratando de calmar su mente. ¿Qué estaba pasando entre ella y Dominic? ¿Era todo una ilusión? ¿Acaso él seguía viendo a otras mujeres, mientras ella se complicaba con sus sentimientos hacia él?

Sin dar respuesta a esas preguntas, Bárbara decidió que solo el tiempo diría qué iba a suceder entre ellos. Pero por ahora, se iría a un bar y trataría de olvidar todo por un momento.

Cuando giró sobre sus talones y se alejó, escuchó a Dominic despedirse de ella, pero lo que más resonó en su cabeza fue la situación inesperada con Salma. La incomodidad persistía, pero intentó convencerse a sí misma de que no tenía razones para preocuparse demasiado.

Al final, lo que importaba era que, por más que le costara admitirlo, aún no sabía qué quería exactamente con Dominic.

Bárbara llegó al bar, un lugar pequeño con luces cálidas y música suave de fondo. Pidió una copa de vino, pero pronto pasó a tragos más fuertes. La confusión y el enojo burbujeaban en su interior mientras trataba de distraerse hablando con extraños. No tardó en abrirse con un hombre mayor sentado a su lado, un desconocido amable que parecía dispuesto a escuchar.

—Es un maldito casanova —confesó Bárbara con las palabras ya arrastradas por el alcohol—. Dice que no tiene nada con ella, pero, ¿quién deja que alguien use su ropa así? ¡Es absurdo!

El hombre asintió, divertido pero comprensivo.

—¿Y te importa? —preguntó, tomando un sorbo de su cerveza.

Bárbara se quedó en silencio por un momento, confundida. ¿Le importaba? Claro que sí. Eso era lo peor. Dominic le importaba más de lo que quería admitir.

—No lo sé. Es un vecino. Solo un vecino. —Levantó el vaso, pero el desconocido la miró con una ceja levantada, claramente escéptico.

—Vecinos no se ponen celosos —dijo con una risa suave.

Bárbara suspiró, sus hombros caídos reflejaban su frustración. Después de un rato, su teléfono estaba en su mano. Sin pensarlo demasiado, marcó el número de Dominic.

Él contestó al segundo timbrazo.

—¿Bárbara?

—¡Tú! —comenzó ella, casi gritando—. ¡Eres un...! ¡Eres un hipócrita! ¿Sabes qué? ¡Te prestas para todo tipo de tonterías y me haces ver como una estúpida!

Dominic, al escuchar su tono y su voz evidentemente afectada, se puso en alerta.

—¿Dónde estás? —preguntó con calma.

—En un bar. No importa dónde. No quiero verte.

—Bárbara, dime dónde estás —insistió él, pero ella colgó antes de responder.

Frustrado, Dominic llamó de nuevo. Esta vez, el bartender contestó.

—Hola, soy el bartender. Creo que conoces a esta joven. Está aquí y parece que necesita ayuda para llegar a casa.

Dominic tomó la dirección de inmediato y salió hacia el lugar. Al llegar, encontró a Bárbara tambaleándose, con las mejillas encendidas y el ceño fruncido.

—¿Qué haces aquí? —preguntó ella, cruzándose de brazos mientras lo miraba con ojos entrecerrados.

—Te vine a buscar, Bárbara. No puedo dejar que estés así.

Ella negó con la cabeza, tropezando ligeramente hacia atrás.

—No quiero tu ayuda.

Sin decir más, Dominic se acercó y la tomó suavemente por los hombros.

—Vamos, ya basta. Te llevo a casa.

Ella intentó resistirse, pero su equilibrio ya no era el mejor. Antes de darse cuenta, Dominic la tenía cargada en sus brazos, llevándola fuera del bar mientras el bartender lo despedía con una sonrisa cómplice.

En el camino a casa, Bárbara murmuraba cosas incoherentes sobre Salma, las manzanas y lo injusto que era todo. Dominic no pudo evitar sonreír ante su estado, pero también sintió una punzada de culpa.

—Te prometo que te explicaré todo mañana —dijo suavemente mientras la subía a su apartamento—. Pero ahora, descansa.

Ella no respondió, ya medio dormida. Dominic la acostó con cuidado en la cama, cubriéndola con una manta antes de sentarse a su lado. Por primera vez, pensó en lo mucho que Bárbara le importaba realmente, y cómo no podía seguir dejándola en ese estado de duda y confusión.

Sin pensarlo, antes de que él se levantara, ella lo agarro por la camisa y tiró de él, cayendo sobre ella.

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Edith Valenzuela
ese es el final?....
/Shy/
Iliana Oliva Remon
🌺🌺🌺💐🌺
mar rodriguez
es el finsl??
Mckasse Escritora: primera parte
total 1 replies
Emérita Soledad Briones Oyarce
ah se me olvidó decirle que quité todos los me gusta
Emérita Soledad Briones Oyarce
no lo puedo creer pensé que la autora era más seria pero es tan fome dejar el final o lo mejor en blanco no me atraen así siempre pensando en ella que a los lectores
Marcela
5 capítulos van pasando y sigue comenzando a escribir la historia le voy a prestar una lapicera se ve que no le anda. Así la escriben de una vez
Marcela
Excelente
Eret Lopez
Dominic te dicen MI ALMA y YA QUIERES LA RECIDENCIA
Eret Lopez
Bárbara EL TE VA A CONQUISTAR A TI
Eret Lopez
Las PERSONAS LLEGAN a NUESTRA VIDA PARA DISFRUTAR y VALORAR LA VIDA
Eret Lopez
Bárbara está GUAPO y TIENE BUEN CULO AHORA FALTA que TE SEPA CONQUISTAR
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