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Stalker

Stalker

Status: En proceso
Genre:Escena del crimen / Casos sin resolver
Popularitas:3.8k
Nilai: 5
nombre de autor: Sr. Corbatas

¿Qué sentirías al mirar los ojos de un asesino? Vacíos, fríos, sin alma. ¿Qué harías al tenerle frente a tí? ¿Huirías? ¿Esperarías la muerte? ¿Le enfrentarías?

Entonces...

¿Qué sentirías al tener al asesino tras de tí?

Esta es la historia de Levi.

NovelToon tiene autorización de Sr. Corbatas para publicar essa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

6.

...Todo pasa... Pero hay cosas que al pasar dejan huella. Por eso existen los fósiles, aún en la actualidad....

— Levi, tienes fiebre, puedo sentirlo cuando me tocas...

Realmente sí me estaba sintiendo mal. El cansancio en mí estaba haciendo estragos, tanto mental, como físicamente.

Claro que me gustaría descansar... Pero cierro los ojos y miro los de ella otra vez.

Aquellos 5 días pasaron volando, y sí, mientras más se acercaba el momento, más descendía a la locura. Era una forma lenta y tortuosa de caer en ansiedad prolongada, que aumentaba de intensidad mientras pasaba el tiempo. Tiempo que traté de matar lo más que pude.

10:30 A.M

Primer día en la universidad.

Ya había completado el registro, todo el papeleo y documentación estaban consignados. Y me preparaba para ajustar mi mentalidad al cambio de rutina, ya que en esos últimos 5 días no había hecho nada más que investigar un poco sobre la ciudad, y poner en orden todas mis cosas para iniciar en esto. Dejando de lado, por supuesto, la parte donde me tragan las arenas movedizas lentamente hacia las garras de una asesina. Ya saben, detalles más pequeños.

Mi universidad era más o menos reconocida, se podían estudiar ciencias y humanidades a partes iguales, sin embargo decidí decantarme por iniciar el curso básico de ciencias, para luego decidir la rama particular de mi carrera.

Era algo así como un trayecto básico por el cual todo el mundo debía atravesar.

Entré a la clase sin contratiempos.

12:00 P.M

Estuve sentado en la fila central, realmente había mucha gente, fácilmente unas 70 personas en aquella clase. Era una clase de algorítmica básica. Se sentía como un repaso por la preparatoria. Supongo que es ese tipo de cosas habituales que ocurren siempre cuando uno inicia.

El profesor hablaba de cosas que realmente serían sencillas de entender para cualquiera, pero tenía mucha pasión tras su discurso, se le veía el gusto por lo que hacía.

En medio de la clase mi teléfono empezó a vibrar.

Era Erica. Reapareció, luego de días de estar ausente. Honestamente ya no sentía tanto miedo, ahora era mucho más un dolor de cabeza que una situación que me causara terror. Hasta llegué a observar sus actos en algún punto como los de una niñita malcriada. Pero debía reservarme mi opinión.

Hola guapo. Te recuerdo que mañana temprano tenemos un encuentro pendiente.

Me limité a responder de manera afirmativa y volví a guardar mi teléfono.

Una voz detrás de mí empezó a llamar mi atención.

— Oye... Oyeee... Tú, el del lunar en el cuello.

Sí, tengo un pequeño lunar en la nuca.

Volteé y había una chica llamándome.

Le hice un gesto de extrañeza para saber qué quería.

— Mi lápiz, mi lapiiizz — Trataba de susurrar sin mucho éxito, señalando el piso. Al lado de mi pie había caído su lápiz por lo visto.

Extendí la mano para devolverle el lápiz, pero al profesor no le pareció lo mismo.

— ¡Cuando terminen de hablar podré continuar con la clase! — Gritó desde el podio.

Todos voltearon a vernos. Bueno, es ese tipo de cosas que te ocurren sin querer. Pero realmente sentirse tan observado es incómodo. Unas risas nasales se escucharon desde algún lado.

— Disculpe — Habló la chica del lápiz — Se me había caído mi lápiz y el joven me lo estaba regresando.

— Pues empiece a cuidar mejor sus cosas, ¿Cuál es su nombre? — Replicó el profesor.

— Mónica, profesor. Mónica Garden.

— Mónica, bien, así los iré conociendo a todos.

El profesor se fué por las ramas hablando de otras cosas, volteé de nuevo a ver a Mónica, quien me miró y juntó sus manos en un gesto de plegaria, pidiendo disculpas.

Le hice un gesto de despreocupación y seguí viendo la clase.

4:00 P.M

Fué un día largo. Bastante largo. Absorber tanta información luego de no haber estudiado nada por algún tiempo te cae como un balde de agua fría.

— ¡Oye! — Me saludó Mónica, que iba saliendo como todos.

El patio de la universidad era bastante fresco, hasta agradable. La grama estaba bien cuidada y daba ese aspecto radiante.

— Hola, ¿Qué tal? — Saludé de regreso

— Oye, sí, lo siento amigo, no quería hacerte pasar por eso, digo, lo de la clase.

— No, no, no te preocupes. Todo está bien.

— ¿Cómo te llamas? Yo pues, ya sabes, me llamo Mónica, es un gusto — Estrechó mi mano.

— Levi, un gusto.

— Levi... Hmm... — Se quedó pensativa un momento — ¡Bonito nombre! Pues, nos vemos, Levi.

Se despidió rápidamente y se fué. Parecía estar cuchicheando algo.

Mónica se veía como alguien nuevo en esta ciudad también. Uno puede notarlo por la forma amigable en la que se acerca a un desconocido, o quizás porque no anda acompañada de un grupo como el resto.

Era una chica bajita, quizás 1'60 como mucho. Cabello negro y corto, ropa ancha y colorida, lentes redondos y grandes, igual que sus aretes. Era como un estilo hippie, pero moderno de algún modo.

La tarde empezaba a disminuir la temperatura y realmente me provocó un café. No soy muy amante, pero en ese momento un café con leche no me caería mal. Recordé el programa de radio de unos días antes, sobre ese café que habían inaugurado.

Empecé a conducir mientras oía música y pensaba en la universidad. Las cosas habían ocupado el sitio que debían. Todo estaba como debía. Todo menos Erica.

Suspiré y traté de apartar el pensamiento. Me fijé y ya estaba llegando al café. Era un sitio de aspecto vintage, pero minimalista. Se veía acogedor. Contrario a lo que el anuncio de radio decía, no se veía muy lleno de gente. Pero eso estaba bien para mí, quería una tarde tranquila.

Estacioné el auto y entré en el café.

Me senté en la butaca de la barra y rápidamente me atendió una mujer.

Pedí un café con leche y galletas. Estuve allí toda la tarde mientras adelantaba las labores que habían dejado los diferentes profesores durante el día, de esa forma, rápidamente se hizo de noche. De algún modo la oscuridad que se acrecentaba también empezó a evocar mi ansiedad. Volvió la sensación en mi estómago de que algo andaba mal. Así que decidí volver a casa y prepararme para lo que sea que fuera a ocurrir.

Justo en cuanto crucé la puerta, choqué contra un rostro familiar.

— ¡Mónica! Dios mío, lo siento.

Me había topado con Mónica fuera del café, absorto en mis pensamientos y por el apuro de volver a mi habitación, no la noté, chocando contra ella.

— ¡Levi! No, no, tranquilo, todo bien.

— ¿Te encuentras bien? — La escaneé rápido con la mirada y no parecía tener nada.

— Sí, sí. Oye, ¿Te estás vengando de mí por lo de esta mañana? — Bromeó.

— No, no, nada que ver — Reí — no te ví, disculpa — Me relajé.

— Pues acepto cafés como forma de disculpa — Me dijo señalándome mientras agrandaba un ojo más que el otro.

— Ah... Ehm, claro, sólo... Ahora justo iba saliendo y...

— ¡Es broma! — Sonrió — Pero si quieres, no es broma — Me observó con mirada cómplice — Ven, te daré mi número, así me las pagarás — Dijo haciéndome seña de venganza con su puño.

Intercambiamos números telefónicos y ella entró al café.

Realmente era la única conversación medianamente normal que había tenido desde que llegué a esta ciudad de locos.

La sonrisa en mi rostro se desvaneció rápidamente al recordar mi situación.

Subí al auto y conduje a la residencia, donde en mi habitación, Reno me esperaba, por suerte era sólo Reno. Gracias a Dios, siempre Reno estaba conmigo.

8:43 P.M

Me acosté y escuchaba música, cuando una notificación interrumpió en mi teléfono.

Eran dos mensajes. Ambos de Erica.

...Bien... Que lindo te veías hablando con esa chica en el café, Levi....

...Piensa muy bien en las cosas que haces, no quieras cometer un accidente con intención. Tú tranquilo, no te preocupes, lo hablaremos en nuestra cita....

Nuevamente los mensajes se borraron del chat, tan instantáneamente como mi paz.

No sabía qué tan en serio tomarme todo esto.

Me estaba observando. Me vigilaba tal y como dijo. Me estaba acosando.

¿De qué se trataba? Me hacía odiar mi vida tanto como la odiaba a ella. Sí, ese sentimiento desarrolló en mí, un odio profundo hacia una persona manipuladora. Tenía que hallar la manera de ponerle fin a esta locura. Tenía que tenderle una trampa. Tenía que hacerla caer.

Miré hacia el techo, y el tiempo transcurrió en silencio.

3:00 A.M

1
Ana Peña
me gusta
Ashley R
Muero por seguir leyendo esta historia.
Sr. Corbatas: ¡Muchas gracias por leer!
total 1 replies
Ashley R
Mi piel se erizo, nunca había leído algo así. 😦
Ashley R
es muy interesante 😯
ZoreKmm
y que pasó con la maniática?
Krisnay
Ojalá tener un perrito como Reno/Whimper/
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