Amelia tiene 17 años, es huérfana y una esclava, sabe de alguna manera que fue amada mientras estuvo en el vientre de su madre, pero una mestiza es despreciada por todos: humanos y en especial por los elfos. En su cumpleaños 17 intentan tomar su pureza y ella escapa al bosque donde encuentra una cría de dragón y lo cría en secreto hasta poder escapar pero cae en manos de los elfos quienes matan a los mestizos sin hacer preguntas, ¿qué pasará con Amelia, logrará escapar nuevamente? ¿Huirá de su destino? cuando un guerrero elfo que la desea y odia al mismo tiempo, tenga su destino en sus manos deberá decidir qué es más fuerte si los prejuicios o el amor.
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Cap. 14: Elvanar
Amelia abrió sus ojos débilmente, vio un lugar extraño a su alrededor, empezó a ponerse nerviosa, pero sintió la calidez de la mente de Lía.
-Todo está bien pequeña, respira, estás a salvo.
-¿Dónde estoy Lía, dónde estás tú?- Replicó Amelia un poco asustada.
-No te alteres, estamos en Elvanar, es la ciudad Élfica pasando el Bosque Sagrado, nos rescató un grupo de elfos y una hechicera llamada Calanta. Ella fue a visitar al rey, pero dijo que volvía en la tarde. Espera un momento enviaré a alguien con comida.
-Lía espera, ¿dices que los Elfos nos salvaron? Pero soy una mestiza, ellos me matarán.
-No lo harán, eres mi jinete. Hemos estado aquí ya dos semanas, estuviste a punto de morir, pero Calanta es una excelente sanadora. Solo toma tus medicinas y verás que en poco saldrás corriendo.
En ese instante entró al cuarto un joven elfo con una charola con algo humeante.
-Hola... Amelia, mi nombre es Fiannor, la señora Calanta volverá en unas horas, pero cuidaré de ti, soy su aprendiz.
Amelia lo miró con desconfianza -Hola Fiannor, ¿puedo ver a Lía?
-Mira... Amelia no creo que seas capaz de dar muchos pasos ahora, debes recuperarte, pero Lía está fuera, si quieres puedes verla por la ventana, pero come algo primero y toma tu medicina.
-Gracias Fiannor- Amelia observaba al joven elfo, él la miraba de una forma extraña y sus movimientos eran un poco rígidos.
Fiannor se sentó cerca de la cama y le pasó la bandeja con la comida. Amelia intentó sentarse, pero le costaba demasiado esfuerzo, incluso se dio cuenta de que llevaba el brazo y el hombro derecho inmovilizado.
-Lo siento Fiannor, no creo que pueda, ¿podrías ayudarme?
Una mirada llena de irritación transformó la cara del joven. Pero respiró profundamente y dejó la comida en la mesa. Se acercó a Amelia y con delicadeza la ayudó a sentarse y luego le pasó la comida y la medicina.
Amelia comía torpemente, pero prefirió hacerlo sola - Puedo pedirte que me expliques ¿en qué situación me encuentro? Tengo entendido que el pueblo Elfo no tiene ... En estima a los mestizos y, sin embargo, no entiendo por qué me ayudan.
Fiannor la miró con rabia - mira no soy la persona más adecuada para responder tus preguntas, estoy cuidando de ti no porque me agrade si no por órdenes de la sabia Calanta, es mi maestra y no puedo fallarla, mi educación es importante si quiero ser un buen sanador para mi pueblo.
-Bueno lo siento, no fue mi intención incomodarte.
-Solo toma tu medicina y descansa, en unas horas vendrá Calanta. Debo llevar a tú... A la dragona a comer, ella también necesita descansar, pero ha pasado cerca de ti todo este tiempo, ella debe sanar y alimentarse. Así que dile por favor que cuide de ella también.
Amelia se sonrojó, no quería causarle problemas a Lía. Y sentía que Fiannor le culpaba del malestar de su dragona.
-Lo siento, ahora se lo digo, muchas gracias Fiannor, por favor cuida de ella- el Elfo salió sin despedirse
-Lía por favor ve a comer, gracias por cuidarme y velar por mí, pero quiero que vayas a recuperar fuerzas. Las dos debemos estar bien para seguir juntas y enfrentar lo que sea. - dijo Amelia en la mente de su dragona, enviándole también sus sentimientos de agradecimiento y amor.
-Ay pequeña, este lugar parece seguro, pero no lo es del todo para ti, me da temor dejarte sola.
-Lía por favor ve, yo dormiré un poco y dentro de poco llegará Calanta, quiero recuperarme y salir a abrazarte.
-Está bien pequeña, si soy sincera, muero de hambre. Vendré enseguida, descansa Amelia.
Amelia se recostó con dificultad y sintió cómo Lía se alejaba de su mente, hasta que desapareció, se había ido, era mejor dormir para no sentir su ausencia.
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Amelia dormía cuando un fuerte golpe la hizo despertar, abrió los ojos y ahí estaba el hombre más bello qué había visto en su corta vida, ella había escuchado a la gente llamar a los Elfos el pueblo hermoso, pero ahora realmente entendió la razón. Fiannor era muy guapo, pero el Elfo que entró ahora tenía una belleza que quitaba el aliento.
Alto, delgado pero musculoso, con el cabello rubio y largo, con penetrantes ojos verdes. Tenía una mirada muy fria y un rostro serio.
Él la miró con irritación y le dijo fríamente:
-Veo que estás despierta, vamos levántate es hora de tu interrogatorio.
¿Interrogatorio? ¿De qué habla? Se pregunta Amelia y empieza a sentir mucho miedo y angustia. Pero se armó de valor para decirle:
- No estaba despierta, tú me despertaste con la manera poco educada de ingresar, no sé quién eres, estoy esperando a la sabia Calanta, me dieron órdenes de permanecer aquí.
Orión hizo una mueca de desagrado, y tras él entró Celethor.
- ¡Pequeña basura! Dirígete con respeto al príncipe heredero, ahora ¡levántate! Es hora de tu interrogatorio.
Amelia se quedó helada al saber que aquel bello elfo era el príncipe, bajó la cabeza y tímidamente se excusó - Lo siento majestad.
La joven retiró las cobijas y dejó ver sus pálidas piernas vendadas, las bajó de la cama con debilidad y buscó con que calzarse, pero no había nada a la vista.
Celethor perdió la paciencia y tomó a Amelia del brazo y la obligó a pararse y caminar fuera del cuarto. Entre jalones y empujones bruscos la sacó de la casa de Calanta y la subió en una especie de jaula de madera que era arrastrada por caballos. Delante iba un carruaje al que subió el príncipe.
Amelia se sentó en aquella jaula, mientras recorrían la ciudad. La ciudad era hermosa, todo parecía sacado de un cuento de hadas. Era una ciudad que crecía entre los árboles, todo en ella respiraba naturaleza, todo era armonía y belleza.
Había algunos elfos caminando y algunos mostraban sorpresa al ver la jaula, muchas de las miradas eran de odio y desprecio, unas cuantas de curiosidad y algunas de indiferencia.
Amelia no sabía que iba a pasar, pero sea lo que sea lo único que deseaba era que Lía estuviera a salvo, pero no quería más humillaciones, prefería la muerte. Si, la muerte sería una liberación maravillosa. No más sufrimiento.
Espero con ansias el capítulo q tu nos desees regalar, tu novela me fascina y no te preocupes por la ortografía se comprende la situación q están atravesando en tu país.