Después de un año de lo sucedido todo sufrió un cambio. Emily tratará de detener una inminente guerra entre ambos mundos, pero antes tiene que revelar secretos que le dirán quién es en verdad, pero no será la única que buscará respuestas en esta lucha.
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Capítulo 5 - Emily
Pueblo de Neis, Minnesota 1985.
Eran las 10:06 de la mañana cuando una persecución se llevaba a cabo.
— Aquí el oficial Jhonson, necesitamos refuerzos, persecución en progreso en la calle 11 rumbo al noreste — Decía por su radio.
Varias patrullas se unieron a la persecución hasta que por fin lograron rodear al sospechoso cerca de un depósito de autos chatarra. Las patrullas se detenían y de ellas bajaban lentamente los oficiales mientras apuntaban sus armas.
— Baje del auto con las manos en alto — Decían un oficial por un megáfono.
Todo seguía en silencio mientras que los oficiales se ponían en posición por si se iniciaba un enfrentamiento.
— No lo volveré a repetir. Baje del auto ahora — Decía el oficial.
Había oficiales en zonas estratégicas apuntando directo al auto, pero no podían ver quién era el conductor ya que los vidrios estaban completamente oscuros.
De la nada otro sonido los puso alertas y antes que pudieran hacer algo, un helicóptero sobrevolo la zona y varias camionetas negras aparecieron rodeando a los oficiales.
— ¿Qué mierda son ustedes? — Cuestionó molesto el oficial.
— Nadie importante — Respondió el aparente jefe de ellos.
— Esta situación es protocolo de la policía de esta ciudad — Exclamó el oficial.
— Ahora ya no, así que de la manera más respetuosa retirense — Respondió aquel hombre.
— No lo haremos — Respondió el oficial con seriedad.
— Lo volveré a decir... saca tu trasero y el de tus hombres o aquí mismo terminarán enterrados — Respondió el hombre mientras lo miraba fijamente.
El oficial miro con rabia a aquel hombre que vestía un fino traje color negro, pero al final cedió. El oficial miro a sus hombres y con la cabeza les ordenó retirarse, pero antes de poder subir a sus unidades la puerta del conductor de aquel auto infractor salió volando de golpe.
— ¡Señor! — Grito uno de los hombres armados.
— ¡Carajo! — Exclamó aquel hombre — Todos tomen posiciones — Ordenó.
Del auto descendió una chica de unos 19 años con una sonrisa que reflejaba una locura total.
— Por fin nos encontramos... Aluca — Dijo el hombre.
— No sé porque te sientes tan orgulloso si han pasado más de 300 años y ni la iglesia pudo atraparme — Respondió entre risas — ¿Qué te hace pensar que tú si lo harás? — Agregó burlonamente.
— Que no soy igual a los otros — Dijo rápidamente el hombre.
— En eso tienes razón, ya que ellos eran capaces de enfrentarme cara a cara — Respondió la chica.
Todos los hombres armados empezaron a disparar, pero ninguna bala daba en el blanco. Las balas impactaron en el auto detrás de la chica que explotó minutos después.
— Creo que... me deben un auto y era de los buenos — Dijo la chica con burla.
— ¡Vamos! Acaben con ella; el consejo la quiere viva o muerta — Decía el hombre.
Los ojos de la chica cambiaron a un color amarillo y su pupila era similar a la de un felino a plena luz del día. Mientras caminaba las balas rebotaban en su cuerpo sin hacerle daño alguno.
— ¿Terminaron? — Cuestionó con una voz irónica.
Los disparos seguían, pero ninguno lograba herirla por lo menos. Ella siguió caminando hasta posarse a unos cuantos metros cerca de ellos.
— Entonces... ¿Quién quiere ser el primero? — Decía mientras los miraba uno por uno — ¿No hay voluntarios? Bien — Agregó sonriente.
— No quiero que den un paso atrás — Ordenaba entre gritos el hombre.
La chica caminó más cerca y de pronto la cabeza de sus agresores explotó haciendo que su sangre cayera sobre su rostro.
— Que raro sabor tienen los “creyentes”. Es un sabor agrio y podrido, pero a la vez agradable — Decía mientras quitaba la sangre con sus dedos y los metía en su boca.
La chica siguió caminando mientras caían los cuerpos inertes de aquellos hombres. Ella caminaba sonriente sobre los cuerpos de aquellos hombres que internaron atraparla, ahora sólo era ella y aquel hombre. Ambos se quedaron mirando fijamente hasta que ella rompió la tensión.
— Saluda a tu padre en el infierno — Dijo mientras atacaba a aquel hombre.
Distrito Kawa, época actual.
— Despierta, despierta — Decía una voz masculina.
— ¿Eh? ¿Dónde estoy? — Preguntó una confundida chica.
— Hola de nuevo Emily — Respondió la voz masculina.
