Katherine es una joven que tiene un pasado secreto, decide escapar de Argentina y llega a Italia donde tiene parientes lejanos. consigue trabajo cuidando una abuela, pero el nieto de esta es el mayor mafioso Siciliano de la historia.
Siendo dos personas completamente opuestas, de mundos distintos, pero con un corazón que ha pasado por muchas cosas... ¿Puede haber algo más entre ellos?
¿Podrán encontrar juntos el amor? ¿O ella volverá a escapar?
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Si dijera que en algún momento de mi vida me vi de esta manera sería la mentira más grande que saliera de mi boca, realmente no puedo reconocer la imagen que refleja el espejo. Sabía que el vestido era hermoso, ya me lo había privado anoche, pero ahora con el sutil peinado, el maquillaje en negro que resaltaba mis ojos y la corona que me habían puesto, sinceramente me veía muy hermosa.
Mi pequeña princesa, estás radiante- me dijo Amelia cuando terminaron con ella.
No pude ni siquiera contestarle, solo me limite a sonreír y a sonrojarme. Lo cierto era que no estaba acostumbrada a tanto lujo, pero por esta noche debía disfrutar de que una gran familia me había abierto no solamente las puertas de su casa, sino también las de su corazón.
Esto es para ti- me dijo Isabella y me entrego una máscara que solo cubría mis ojos. Era color negra con unas plumas chicas y unas piedras cerca de los ojos.
No sabía que era noche de máscaras- dije mientras la tomaba y me la colocaba en mi cara.
Esta noche es especial para mi abuela, y a ella le gustan estas cosas- dijo sonrojándose.
Las cinco estábamos en la habitación de Amelia preparándonos, Nataly lucia un sensual vestido rojo bien apretado al cuerpo, con unos conjuntos de coronas, collar, aros y pulsera con piedras negras. Isabella tenía un vestido de color violeta oscuro muy parecido al mío, con sandalias de taco alto y también un conjunto de joyas de piedras negras. En el caso de Sofía su vestido era estilo princesa en rosa, con unas hermosas alas por detrás y un conjunto de joyas que incluía una corona con todas piedras blancas. Amelia, sin embargo, había optado por un sutil traje de pantalón rojo con una blusa blanca y todas joyas de color rojo haciendo juego. Lo único que la diferenciaba de nosotras cuatro era el tamaño de su corona, era sumamente alta con piedras blancas y rojas, como su cabello era corto el peinado había sido sencillo, en el caso de Nataly llevaba el pelo recogido en una coleta alta dejando dos mechones de pelos a cada lado de su frente. Mientras que Isabella, Sofía y yo llevábamos el pelo suelto con pequeñas terminaciones en bucles.
Los golpes suaves en la puerta nos avisaron que los invitados estaban en su lugar, así que salimos a festejar el gran día. nataly e Isabella tomaron cada una, una mano de Sofía y detrás de ellas iba con Amelia tomada del brazo. Todos debían ver el gran cambio que ella había tenido en estos pocos meses, de esa manera demostraría que la familia no estaba cayendo como decían los rumores.
En el comienzo de la escalera, el presentador dijo los nombres de las tres primeras mujeres para presentarlas a todos los que ya estaban ahí en la recepción. Bajaron las escaleras como si fuesen modelos.
Tranquila preciosa- me dijo Amelia apretando mi brazo. Esta mujer sabía perfectamente cuando los nervios me ganaban de mano.
Nos acercamos al inicio de la escalera y se escuchó
Levanten sus copas por la señora de la casa y cumpleañera la señora Amelia y su acompañante especial de esta noche la señorita Katherine- dijo el presentador. Todo el mundo levantó su copa y deseo un feliz cumpleaños, mientras bajábamos lentamente las escaleras. Admito que varias veces creí que iba a caer, pero la fortaleza de mi abuela me mantenía con la cabeza en alto. Quien me mando a usar tacones, siempre los odie.
Debo admitir mi querido amigo que no mentiste cuando hablaste de la belleza de la compañera de mi abuela- dijo Fabritzio.
¿Te darás a conocer ahora?- le pregunto Cristian.
No, voy a esperar al momento de bailar, esa será mi sorpresa- le contesto mientras se alejaba con algunos invitados al salón donde sería la recepción y luego la fiesta.
Me quedé junto a Amelia en todo momento, mientras decenas de invitados la saludaban y la elogiaban por su acompañante. Algunos hasta me hacían sentir incómoda, por suerte la máscara disimulaba mi cara. Luego decidí llevarla hasta la mesa de la familia, donde primero cenaríamos y después se empezaría con el baile. Debo admitir que no sé si es mi imaginación o que, pero siento una mirada penetrante sobre mí y a pesar de que intento disimular mi incomodidad, me cuesta demasiado.
La cena transcurrió de manera muy tranquila, los platillos eran una delicia y estaban a la altura de un festejo de estas magnitudes. Cuando en un momento todo se oscureció y comenzó a sonar una música muy suave que indicaba el momento de bailar con la cumpleañera.
Solo una luz se encendió, apuntaba al medio de la pista de baile y ya parado ahí había un hombre. La mano de Amelia se aferró a la mía de una manera que hasta diría que me dolió el apretón. Mire nuevamente al hombre y pude notar que debajo de ese traje había un cuerpo muy trabajado, seguramente media, metro noventa, pelo negro corto y aunque no se distinguía muy bien el color de ojos si puedo decir que eran sumamente penetrantes.
Mi nieto- escuché que susurraba Amelia.
Ve con el- la alente y así lo hizo, se levantó muy despacio de su silla y con él bastón en mano se dirigió hacia donde estaba ese hombre. Primero puso sus manos en sus mejillas y luego se fundieron en un abrazo tan cálido que mirando a mis costados pude ver que nataly e Isabella estaban secando disimuladamente alguna que otra lágrima que se les había escapado.
Bailaron lento, pero durante un largo rato juntos, una imagen muy tierna. En un momento los vi dirigirse a nuestra mesa nuevamente, seguro, Amelia ya se había cansado. la depósito con amor en su silla y pude ver como saludaba a cada una de las mujeres de su familia, tanto nataly como Isabella se fundieron con él en un abrazo que duró seguramente algunos minutos, mientras que Sofía se colgó de su cuello exigiéndole que le hiciera upa al grito de tío por fin has regresado.
Buenas noches, señorita- me dijo cuando tomó asiento a mi lado. había sido un saludo educado, pero cargado con una frialdad que hizo que en parte me diera miedo.
Muy buenas noches, caballero- le contesté sin mirarlo. La verdad era que no tenía motivos para tratarme de esa manera.
Fabritzio, quiero que conozcas a mi acompañante, se llama Katherine- le dijo Amelia con una sonrisa.
Si abuela, ya sé todo de ella- le contesto dándome una fría mirada. Pero que le pasaba a este imbécil, me recordaba tanto al idiota de Mario con sus aires de superioridad. Hablando de ese parásito, no estaba presente en la fiesta, seguro había salido como siempre hacía.
Mientras yo me concentraba en que Amelia tuviese todo lo que quería y la veía también salir a bailar con los hombres que venían a buscarla, no podía dejar de sentir la mirada de mi acompañante clavada en mí.
¿Me concedería esta pieza de baile?- Me dijo Fabritzio extendiendo su mano, pero aún con una mirada como si fuese a matarme ahí mismo.
Si claro- le dije tomándola su mano y siguiéndolo a la pista de baile, bajo las miradas contestas de madre e hija y las miradas de odio de varias de las mujeres invitadas.
Supongo que sabes quien soy y a lo que me dedico- me dijo mientras reposaba sus ojos en mí. Ahora si podía notar el azul profundo de ellos.
Si, sé quien eres, el nieto mayor de la señora Amelia, hermano de Isabella, tío de Sofía e hijo de la señora Nataly. Y si, también se a lo que te dedicas- le contesté devolviéndole la mirada de hielo. Bastante errado estaba si pensaba intimidarme.