Naomi es una excelente esposa y madre abnegada, pero tiene un secreto que nadie sabe. Un día comete un error y por accidente besa a un hombre que no es su marido. Esto le dará un cambio al rumbo de su vida. ¿Qué será de Naomi? Los invito a descubrirlo.
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Capítulo Dieciocho
Naomi estaba muy feliz, antes de salir del lugar le pidió a Estela que le enviará la ubicación del lugar a Julio.
_ ¿Y este celular? - Preguntó la mujer inspeccionando el aparato
_ Me lo dio Julio para que pudiera hablar con Pablo. Quise devolvérselo y dijo que lo conserve. Que me llamaría a este número para saber de mí - lo último que dijo, lo dijo casi en voz baja se sintió avergonzada de mostrarse entusiasmada al hablar de él - Discúlpame, Estela.
_ Ni se te ocurra disculparte conmigo, por algo así. Tú ya no eres mi nuera, Naomi. Eres la madre de mi nieto y la hija que siempre quise tener y no pude. Así que veme como eso, como una madre o a lo sumo como tu amiga. Pero ya no soy tu suegra y no tienes por qué esperar mi aprobación para nada - hizo una pausa y la tomó de la mano - Además, ese joven es irresistible - rio divertida
_ ¡Estela, eres terrible! - las mujeres rieron muy alegres.
_ ¿De qué se ríen? Yo también quiero reír ¿Qué pasa? - decía el niño curioso.
_ Ya te perdiste el chiste, no vale repetir - le dijo su abuela mientras subían al taxi. Y el niño se quejaba.
Más tarde fueron a la casa de Estela se quedarían ahí hasta que el lugar estuviese más o menos habitable. Esa noche después de cenar. Pablo se encontraba con el esposo de esta, a quien consideraba su abuelo, jugando a la PlayStation. Mientras las mujeres bebían un té y charlaban en la cocina. De pronto, sonó el celular de Naomi.
_ Te dejaré sola para que hablen tranquilos - le dijo ya levantándose para salir.
_ No hace falta. Solo somos amigos - aclaró Naomi, mientras oprimía el botón de atender.
📱_ Hola
📱_ Hola Naomi - ella sonrió al otro lado, le daba gusto oír su voz.
📱_ ¿Recién has terminado de trabajar? Debes estar cansado.
📱_ Sí, nos quedamos un poco más hoy. Pero estoy bien. Me enviaste una ubicación, hoy. ¿Fue un error?
📱_ No, - movió la cabeza como si él pudiera verla - es la ubicación de la casa que compré.
📱_ ¿De veraz? Cuanto me alegro - sonrió - Me da gusto que todo te haya salido bien.
📱_ Sé que estás muy ocupado, pero quisiera que fueras a ver el lugar y me dieras un presupuesto. Y tal vez, puedas recomendarme a alguien que me ayude con las reparaciones.
📱_ Sí claro que sí. Iré mañana por la mañana, ¿A eso de las ocho, te parece bien?
📱_ Sí, me parece perfecto, pero tú tienes que trabajar.
📱_ Tú no te preocupes por eso.
📱_ ¿Pero cómo que no? No quiero interferir en tu trabajo.
📱_ Naomi, yo sé lo que hago. No te preocupes - su voz sonaba seria y grave. Cualquiera que no lo conociese pensaría que estaba enojado. Pero ella sabía que no era así. Le encantaba lo masculino y dominante de su voz, sonrió y se mordió un poco los labios.
📱_ Está bien, te estaré esperando - hubo una pausa bastante larga, lo oía respirar.
📱_ Ahí estaré. Ya quiero verte - él se la imaginó sonriendo tímidamente al otro lado.
📱_ ¿Qué dices? No seas tonto - el tono de su voz le confirmó lo que había pensado - Nos vemos mañana. Que descanses, Julio.
📱_ Que descanses, Naomi.
La mujer dejó el celular sobre la mesa con una sonrisa en la cara. Se olvidó por completo de que Estela estaba ahí.
_ ¡Qué buen amigo hiciste! - dijo la mujer en tono burlón - Esas sonrisas que te sacó, solo los buenos amigos lo hacen.
_ ¡Estela, eres imposible! Solo somos amigos, Julio es un buen hombre, muy honesto y amable. No ha hecho más que ayudarme, es un caballero.
La mujer sonrió con picardía, a su edad nada se le escapaba. Y lo que había entre ellos no era amistad, al menos no lo sería por mucho tiempo.
Al día siguiente, Naomi fue a la casa acompañada de Estela y Pablo. Estaban esperando afuera cuando el auto de Rodrigo estacionó en frente.
_ ¡Julio! - gritó Pablo y corrió hacia él. Le sonrió y le hizo un gesto para que se detuviera y mirara la calle.
_ Hola, campeón ¿Cómo te ha ido? - el niño se abrazó a él y este se agachó y lo besó en la cabeza.
_ ¿Te gustaron las fotos que te envié? No dijiste nada.
_ Sííí, me encantaron. Es que estaba en el trabajo. Y las que yo envié ¿Te gustaron?
_ Por supuesto que sí - las mujeres se miraron intrigadas.
_ ¿De qué fotos hablan, ustedes dos? - Preguntó Naomi.
_ Cosas de hombres, mamá. No preguntes - dijo el niño y subió corriendo las escaleras. Ella movió la cabeza en dirección a Rodrigo y este se encogió de hombros como si ella pudiera verlo.
Ya estando dentro de la casa. Y luego de que Rodrigo haya inspeccionado todo el lugar.
_ ¿Crees qué hay mucho que arreglar? ¿Costará mucho dinero?
_ La verdad que hiciste una muy buena compra. Tiene una estructura muy sólida, y es un edificio nuevo. Con un poco de pintura y un cambio de cerámicos, quedará muy bien.
_ ¿En serio? - se tomó de las manos, feliz y aliviada - ¿Cuánto me costará?
_ No te cobraré, a lo sumo me llevará un día y medio o dos, no más. Puedo empezar hoy mismo si quieres traje mis herramientas.
_ ¡No, por favor! No podría aprovecharme así de ti - se escandalizó. A él le causó gracia su expresión exagerada.
_ No te estás aprovechando de mí. Yo me estoy ofreciendo, Además - cambió su tono de voz por uno más seductor - puede que yo me aproveche de ti.
_ ¡Julio! - dijo preocupada de que alguien pudiera oírlo. Él rio travieso.
_ No están aquí. Solo estoy bromeando - tomó uno de sus rizos suelto y lo colocó detrás de su oreja, el roce de sus dedos con la piel de su cuello la hizo estremecerse. Él se dio cuenta y un deseo incontrolable por besarla se apoderó de él. Se acercó.
_ Mi hijo, está aquí - dijo ella poniendo su mano en su pecho, casi adivinando lo que iba a hacer.
_ Lo siento, me emocioné - soltó una risita pícara y de complicidad.
_ ¿Así lo llamas? - lo empujó para que se apartara.
Estela y Pablo iban entrando.
_ Mamá, adivina lo que encontré - traía en sus manos una tortuga.
_ Este niño fue a meterse en ese desastre de jardín y encontró un animal - estaba agitada por subir corriendo las escaleras.
_ ¿Qué trajiste, Pablo? -
_ Es una tortuga, mami - se la acercó a su mano - Mira, Julio una tortuga.
_ ¡No! Aléjala de mí - se escondió detrás de Naomi. Pablo y Estela se carcajearon.
_ Les temes a las tortuga - Preguntó Estela, incrèdula.
_ No es que le tema. Me impresionan, me asquean - hizo un gesto de asco. Pablo comenzó a molestarlo con arrimarle el animal - Será mejor que vaya por los materiales, les enviaré las fotos para que elijan los colores y diseños - dijo alejándose sin dejar de ver al animal.
_ Pero, Julio, el dinero - dijo Naomi
_ Me lo devuelves, después no te preocupes - salió rápidamente del lugar. Los tres se carcajearon.
_ Tan grande y le teme a una tortuga - dijo Pablo entre risas.
_ Shhh, nos va a oír - los calló Naomi.