Valien Daher, la heroína del imperio, rechaza firmemente el compromiso con el príncipe heredero. ¿Por qué? Porque ella es una reencarnada, ella sabe que su prometido la traicionará y eso la llevará a la muerte sin importar lo que ella hizo por su imperio.
Decidida a cambiar ese destino, Valien pide un compromiso, pero no con el príncipe heredero. Ella elige al archiduque Carl Pott, un hombre mayor y misterioso. ¿Podrá cambiar su destino siendo la esposa del archiduque?
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Boda.
Se dirigió a donde estaba un jardín y a pesar de que había sillas en ese lugar, decidió recostarse en el pasto, mirar al cielo y dejar que el sol la bañara con su luz, se quitó las botas que aún tenía puestas y desabrochó su saco, dejando a su cuerpo ser libre y moverse a placer en el suelo firme.
Jugaba con sus manos, al cubrirse los ojos y no dañarlos con los rayos del sol, simplemente se sentía feliz porque después de mucho tiempo podía disfrutar de un lugar donde no se escucharan los sonidos de las espadas golpeándose, solo pensaba que al llegar a casa podría estar más tranquila, pero quizás se había equivocado, las cosas no siempre salen como las planeas y de eso se estaba dando cuenta ahora mismo. No quería que su familia se alejara de ella, pero si tenía que elegir, se iría con el archiduque, ese era su plan, su propósito, aunque la Valien anterior le haya encargado a su familia.
—Valien, necesitamos hablar. Entiéndeme hija, yo solo quiero lo mejor para ti— el barón salió para perseguir a Valien y de verdad quería hablar con ella.
—Papá, ya dije lo que tenía que decir, es su decisión si aceptan eso o no— no pensaba cambiar de opinión
—Creo que si la niña es feliz, debemos dejarla que al menos lo intente— la baronesa comprendía, que tal vez su hija de verdad sepa lo que está haciendo.
—No quiero que sufra, además ese hombre es mucho mayor que ella, podría ser su padre— volvió a alzar la voz
—¿Sufrir?, no me viste en aquellas noches donde lloraba sola, sin ningún tipo de compañía, porque me estaba cansando de todo lo vivido. Además exageras cuando dices que el archiduque podría ser mi padre, tan solo me lleva doce años, no creo que eso sea un impedimento— trataba de hacer comprender a su terco padre
—Esta bien, dejaré que te cases con ese hombre, pero debe saber que si te hace daño, se las verá conmigo— cruzando los brazos, haciendo pucheros, aceptó por fin.
Valien se levantó del pasto y abrazó a su madre. —Papá, tienes que entender que no necesitaba tu permiso, solo tú apoyo— dijo esto y se abalanzó en contra de él para abrazarlo. —Además tengo entendido que el archiduque es muy fuerte, no creo que puedas con él, aunque no debes preocuparte por mi, yo soy la más poderosa del ejército, creo que podré con él— se burlaba del pobre barón.
De esta manera se hizo oficial el compromiso del la heroína Valien Daher y el archiduque Carl Pott, un acontecimiento que se llevaría a cabo en tan solo un mes, lo que sorprendió aún más a todos. No se hizo fiesta de compromiso por petición de Valien, quería que todo fuera rápido y así se harían las cosas. Con el apoyo del emperador, todo sería posible.
—Te dije que no quiero a una niña como esposa, debes deshacer ese compromiso— en un cuarto, se escuchaba a un hombre disgustado.
—Lo siento mucho, no hay nada que pueda hacer, se ha decidido y debes seguir mis órdenes, soy tu emperador— al parecer, se le estaba dando la noticia al archiduque sobre su boda.
—Si tanto desea casarse, muy bien. Entonces deberá aceptar las consecuencias, no soy la persona que ella piensa y suplicará por una separación pronta— resignado, aceptó.
—Muy bien, solo asiste a tu boda y listo, no tienes que hacer nada más. La emperatriz se encargará de todo, además tu sobrino también ayudará— con tono burlesco, le decía el emperador.
—Si, si. Me mandas la fecha exacta y tendrás mi sello para hacer válido aquel matrimonio forzado. Porque me estás forzando a aceptar a alguien que no conozco— su dramatismo tenía un porcentaje alto
—Carl, ella tampoco te conoce y realmente aún no alcanzo a comprender porque te eligió, si le di como opción ser la princesa heredera— con un suspiro de resignación, le contó.
Aquella revelación, dejó muy confundido al archiduque, ¿qué joven en su sano juicio, no aceptaría ser la próxima emperatriz?, ahora tenía cierta intriga por conocer a la dichosa heroína.
Los días pasaron y todo se iba preparando para la boda más esperada en ese momento, todos querían saber como era el archiduque en persona, pues eran contadas las personas que lo conocían personalmente, además Valien no se interesó en los preparativos de su boda, así que dejó que su madre le ayudara a la emperatriz, ella por su parte, siguió entrenando, tanto física, como mágicamente.
Un mes pasó rápido para algunos y para otros fue una gran eternidad, pero el día de la boda había llegado.
Valien se puso un vestido suelto, uno que no llamaba la atención, era simple y elegante a la vez, también quiso que fuera cubierto por todas partes, con mangas largas, falda amplia y un cuello redondo con la espalda cubierta, sin pedrería ni ningún tipo de adorno, necesitaba algo que no la hiciera resaltar.
Todo estaba muy bien preparado, cada invitación había sido entregada y los invitados habían llegado al lugar donde se llevaría la ceremonia.
Al parecer el novio fue puntual y solo esperaban la llegada de la novia para dar inicio a la boda. Aunque se sorprendieron al ver al archiduque con una máscara que le cubría por completo la cara, solo pudieron pensar que de verdad era un monstruo o quizás tenía algún defecto.
Cuando todos estuvieron presentes, el sumo sacerdote comenzó con su charla sobre como ser buenos esposos y como llevar un buen matrimonio y más adelante, el momento que todos esperaban, su sello en papel para demostrar que en realidad eran un matrimonio.
—Ahora que son esposos, Archiduque, si quiere puede darle un beso a su esposa— propuso un poco apenado, el sumo sacerdote.
El hombre a lado de Valien, solo negó con la cabeza y eso realmente hizo enojar a la novia.
—«Si así lo quieres, por mi está bien»— se mostró sonriente ante todos y no dejó que eso le afectara.
Sorprendidos por todo lo que había pasado en la ceremonia, esperaban que el banquete fuera diferente, pero Valien tenía otros planes, así que al ver salir a todos los invitados de la capilla nupcial, hizo que sus espíritus poseyeran a cada uno de los invitados y los regresaran a sus hogares, no estaba de ánimo para festejar nada, no al menos en ese momento. Todo mundo fue poseído, menos su esposo claro, ninguno corría peligro, pues en cuanto llegaran a sus casas, volverían a ser ellos.
Te felicito por tan placentera obra 😉
me encanta la novela
muy buena trama y los personajes muy buenos