- No eres más que una pobre omega - le dice con desdén la novia de su amigo de infancia...
Amelie lleva años soportando malos tratos y burlas indiscriminadas de parte del grupo de amigos de Armand.
Su abuela Selene lo pondrá en jaque cuando casi la pierda.
¿Podrá demostrar su valía, pese a ser una omega?
¿O el destino le tendrá preparado algo más?
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El mejor pastel del mundo.
Llegó el momento que todos estaban esperando, la exhibición del trabajo de Amelie. Habían escuchado por algunos guardias que su trabajo era digno de comparar con escultores, pues había hecho una réplica exacta de Eon en torta y fondant.
- ... escuché que la hija de Susan es toda una artista en su arte. - dijo uno de los habitantes más antiguos.
Si algo tenían en la manada, es que siempre se alegraban por los triunfos del prójimo.
- Yo también lo escuché, sus abuelos son excelentes en lo que hacen, pero dicen que el alumno siempre supera al alumno...
En ese momento todos guardaron silencio cuando nuestra Becky comenzó su discurso.
- Buenas noches a todos y a todas, gracias por asistir al cumpleaños de nuestro preciado Alfa Antoine, quien ha llevado a la manada al nivel de ser la manada más grande y mejor del mundo. Una manada que se ha consolidado como la más unida, gracias a las gestiones de mi Antoine, y por supuesto a todos y todas ustedes. - la rubia tiende su mano en dirección a su amado, quien sin dudarlo se la toma, ella lo hacía sentir orgulloso - Amado mío, gracias por todos estos años de amor que me has dado, por darme unos hijos preciosos... - mira hacia donde están sus 5 hijos; Antonietta, Immanuel, Margueritte y Antoine II, Renè y Armand. - gracias amor por darme a una gran familia y mucho amor, - señala a toda la manada - ¡FELIZ CUMPLEAÑOS AL ALFA ANTOINE Y LARGA VIDA AL REY ALFA!
- ¡FELIZ CUMPLEAÑOS AL ALFA ANTOINE Y LARGA VIDA AL REY ALFA! - dijeron todos los presentes en el lugar.
Entre Armand y sus hermanos, destaparon al impresionante pastel de cumpleaños y todos ovacionaron la obra de arte. Era un lobo aullando a la Luna, en un tamaño de casi 1 metro de altura.
- ¡Wow! Esa chica es realmente una artista.
Después de cantarle el Happy Birthday, todos probaron el pastel y quedaron más que fascinados por el delicado sabor a vainilla, chocolate y frutos rojos que era lo que contenía bajo la piel de fondant.
La fiesta se terminó casi al amanecer, todos comieron y bebieron, a los lobos centinelas, les hicieron llegar una rebanada del delicioso pastel, y de la comida que se sirvió en la fiesta.
- De verdad te sobraste con el pastel, todos estaban encantados y elogiaban tu trabajo. - halagó Armand, mientras la acompañaba a su casa.
- Gracias, de verdad aprecio mucho tus palabras...
- Pero miren nada más, la ilusa Omega y Armand. - la voz de Marion resonó en la oscuridad de la noche, la loba apareció frente a ellos desnuda, indicio de que había dejado salir a su loba - Querido, has bajado mucho de nivel...
- ¡CÁLLATE MARION! - espetó enojado el joven lobo alfa - No te vuelvas a meter con Amelie o te juro que te arrancaré la lengua. - amenazó.
- Que tierno, a mí jamás me defendiste así, como defiendes a esta pu... - No alcanzó a terminar la frase, cuando Armand ya la tenía apretada por el cuello y elevada, sus ojos estaban dorados, muestra de que Buker es quien tenía el control.
- No provoques que te haga ver tu suerte, porque por mi mate soy capaz de todo. - retó.
Los ojos de la loba se abrieron hasta casi salirse de sus cuencas al escuchar las palabras del rubio. ¿Cómo era posible que esa insignificante Omega fuera su mate?, ella por años pidió ser la destinada de él. Su ambición más grande, era pertenecer a la familia real. Ella era una beta, merecía ser la destinada de él, y no esa que ella veía poca cosa.
- Armand, por favor, déjala, - rogó Amelie, quien colocó su delicada mano en el brazo del chico - ella nunca ha logrado ofenderme.
- Por su culpa y la mía, perdí 5 años lejos de ti. - hablaron, chico y bestia.
- Pero ahora estamos juntos. - esa afirmación logró calmar al joven alfa, quien soltó a la beta que cayó como un costal de huesos - Ven, vámonos, tenemos que llegar a mi casa, le prometiste a mi madre llevarme sana y salva. - sonrió.
- Está bien, vamos mi preciosa Omeguita. - habló.
Marion quedó tirada en el piso tosiendo, reponiéndose del apretón de cuello que se ganó por andar de fastidiosa. Su enojo y envidia aumentó por esa nueva revelación, no podía aceptar que la estúpida diosa Luna haya premiado a esa mugrosa. Pero ya ella se encargaría de volverlos a separar, se prometió mientras se ponía de pie.
Algo así es la torta, pero obvio, el lobo es grande y negro.