En un pequeño pueblo rodeado de montañas y bosques densos, un joven llamado Leo descubre que su madre está gravemente enferma. Desesperado por salvarla, Leo se embarca en una búsqueda para encontrar el legendario Reloj Mágico de la Luna, que se dice que puede conceder deseos.
Pero el viaje no será fácil. Leo deberá enfrentar peligros y desafíos en su búsqueda del reloj, y descubrirá secretos sobre su familia y su pasado que cambiarán su vida para siempre.
¿Podrá Leo encontrar el Reloj Mágico de la Luna y salvar a su madre? ¿O el precio de su deseo será demasiado alto para pagar?"
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LA APARICION DE THORNE
Kaelos, cegado por su ambición y envidia, decidió utilizar el poder del Reloj Mágico de la Luna en contra de la anciana guardiana. La anciana, sabiendo que Kaelos no podía controlar el poder del reloj, intentó detenerlo, pero Kaelos era demasiado poderoso.
La anciana, en un último esfuerzo por detener a Kaelos, invocó el poder del Reloj Mágico de la Luna para crear una barrera de protección alrededor de sí misma. Pero Kaelos, utilizando el poder del reloj, logró romper la barrera y atacar a la anciana.
La anciana, gravemente herida, cayó al suelo. Kaelos, victorioso, se acercó a ella y se preparó para darle el golpe de gracia.
Pero justo cuando Kaelos estaba a punto de matar a la anciana, el Reloj Mágico de la Luna comenzó a brillar con una luz intensa. La luz envolvió a Kaelos y lo levantó del suelo.
La anciana, con su último aliento, miró a Kaelos y dijo: "El poder del Reloj Mágico de la Luna es demasiado grande para ti. Has sido consumido por tu propia ambición y envidia. Ahora, pagarás el precio por tu arrogancia".
La luz del reloj se volvió cada vez más intensa, y Kaelos comenzó a desintegrarse. Su cuerpo se desvaneció en una nube de polvo, y su alma fue consumida por la oscuridad.
Después de la derrota de Kaelos, Leo y Aria se despidieron de la anciana guardiana, que les entregó el Reloj Mágico de la Luna.
"Utiliza el poder del reloj para curar a tu mamá", dijo la anciana a Leo.
Leo asintió y tomó el reloj. De repente, la luna apareció en el cielo, tomando la forma de una mujer hermosa.
La mujer luna se acercó a la mamá de Leo, que estaba en el pueblo, y la tocó con su mano. Una luz brillante emanó de su mano, y la mamá de Leo se curó instantáneamente.
Mientras tanto, Aria se acercó a Leo y le dijo: "Leo, ahora que tenemos el reloj, debemos encontrar un nuevo guardián para protegerlo. ¿Estás listo para emprender esta aventura?"
Leo asintió, y juntos se prepararon para partir en busca de un nuevo guardián para el Reloj Mágico de la Luna.
La noche comenzaba a caer sobre la aldea, y Leo y Aria llegaban exhaustos después de un largo día de caminata. La aldea estaba rodeada de montañas y bosques, y el aire estaba lleno del sonido de los pájaros y el río.
Mientras se acercaban a la aldea, Leo y Aria notaron una figura rubia y alta que se encontraba en la entrada de la aldea. La figura se volvió hacia ellos, y Leo y Aria vieron que era un hombre con ojos azules penetrantes y una sonrisa enigmática.
"¿Quién es ese?", preguntó Aria en voz baja.
"No lo sé", respondió Leo, "pero parece que nos está esperando".
La figura rubia se acercó a ellos, y Leo y Aria vieron que llevaba un traje negro ajustado que resaltaba su figura atlética.
"Hola, viajeros", dijo la figura rubia con una voz baja y suave. "Me llamo Thorne. Y ustedes son...".
Leo y Aria se miraron entre sí, y luego se volvieron hacia Thorne.
"Soy Leo", dijo Leo, "y esta es Aria. ¿Qué hace usted aquí?".
Thorne sonrió de nuevo, y sus ojos brillaron con una luz intensa.
"Estoy aquí por ustedes", dijo Thorne. "Y por algo que llevan consigo".
Leo y Aria se miraron entre sí, y luego se volvieron hacia Thorne con una expresión de curiosidad y precaución.
Thorne se acercó a ellos, su sonrisa se convirtió en una mueca de desprecio. "Ustedes no saben lo que tienen", dijo, su voz llena de veneno. "Pero yo sí. Y voy a tomarlo por la fuerza si es necesario".
Leo y Aria se prepararon para defenderse, pero Thorne era demasiado rápido. Con un movimiento ágil, Thorne golpeó a Leo en el estómago, haciéndolo doblarse de dolor.
Aria se lanzó hacia Thorne, pero él la esquivó con facilidad y la empujó hacia atrás. Leo, aún dolorido, se levantó y se lanzó hacia Thorne, pero este lo golpeó de nuevo, esta vez en la cara.
Leo cayó al suelo, sangrando por la nariz y la boca. Aria se arrodilló a su lado, gritando de rabia y desesperación.
Thorne se inclinó sobre ellos, su sonrisa de desprecio aún en su rostro. "No pueden detenerme", dijo. "Nadie puede detenerme. Y pronto tendré lo que quiero".
Con eso, Thorne se dio la vuelta y se alejó, desapareciendo en la oscuridad de la noche.
Aria se quedó a lado de Leo, llorando de rabia y desesperación. "Leo, por favor, despierta", suplicó.
Leo, aún aturdido, abrió los ojos y miró a Aria. "Estoy... estoy bien", dijo, intentando sonreír.
Aria lo ayudó a levantarse, y juntos se apoyaron en una pared, intentando recuperar el aliento.
"Tenemos que salir de aquí", dijo Aria. "Tenemos que encontrar un lugar seguro".
Leo asintió, aún dolorido. "Tienes razón", dijo. "No podemos quedarnos aquí. Thorne volverá, y la próxima vez no tendremos tanta suerte".