¿Qué harías si un día despertaras en un mundo totalmente desconocido?
Andaira, una joven del siglo XXI, despierta en la majestuosa mansión Valois sin memoria y con más preguntas que respuestas. En un reino de magia y misterio, deberá desenterrar los secretos de su pasado y descubrir su verdadero destino. Rodeada de intrigas y peligros, Andaira se encuentra con Kaiden, un valiente príncipe y poderoso general, quien la ayudará a enfrentar las sombras que amenazan su existencia.
A medida que Andaira explora este mundo mágico, se dará cuenta de que su vida está entrelazada con fuerzas antiguas y poderosas. ¿Podrá encontrar su verdadera identidad y salvar al reino de una oscura amenaza?
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Capítulo 4
Kaiden.
¿Qué acabo de hacer? Apreté mis manos en un puño. ¿Por qué demonios actúa así? Es frustrante. -¡Maldita sea! -dije en voz alta. Las marcas de mis manos en su piel blanca solo me hacen pensar: ¿Qué demonios me pasa? ¿Por qué la tomé así? El compromiso yo tampoco lo quería. Ella tiene un carácter terrible; es una persona que no dudaría en lastimar a otras si se equivocan frente a ella. Pero después del accidente, no pude evitar preocuparme por esa mujer mezquina. No puedo negar que es una mujer hermosa, pero su actitud, su falta de humildad la hace cruel. Todo eso me hace rechazarla, pero si quiero lo mejor para el reino de Elpis, debo casarme con ella.
¿Por qué me siento así? Siempre he sabido que este compromiso era por el bien del reino, pero verla tan indefensa y vulnerable me ha hecho cuestionar todo.
Cuando la vi con ese delgado camisón que se amoldaba perfectamente a su cuerpo, y el sol que hacía brillar su hermoso cabello rubio, y luego esa expresión que jamás había visto... Esos ojos verdes se veían hermosos y brillantes, como alguien que descubre algo nuevo. Su expresión se veía tan suave; si algún día viera a un ángel, creo que se vería así. Ella lo dijo: no me agrada. Pero lo negué. ¿Por qué lo hice? Yo trataba de no acercarme a ella si no era necesario, pero cuando la vi con ese camisón y las miradas indiscretas de los hombres, no pude evitar sentirme furioso. ¿Cómo pueden ver así a mi prometida? Pero ella parecía tan pequeña y frágil... Simplemente ignoró cualquier reclamo que tuviera, no dijo nada, no parece ser la misma. Antes se hubiera burlado de mí preguntando si realmente me importaba, ahora luce distinta.
Hoy no tenía que venir aquí; el duque Valois no está en la mansión ahora, pero tenía curiosidad y quería verla de nuevo. Cuando la vi parada en medio del jardín, solo pude pensar que parecía una bella pintura. Verla mirar el cielo, como si disfrutara por primera vez los rayos del sol, me hizo querer acercarme. El viento ondeaba su largo cabello y ese vestido azul que llegaba a sus tobillos.
No sé qué me llevó a acercarme. Tal vez fue esa extraña calma que parecía rodearla, algo que nunca había visto en ella antes.
Sin darme cuenta, pronuncié su nombre. Yo no quería pelear con ella, pero no pude evitarlo. No quería bajar la guardia. Cuando la tomé de los brazos, no pude contenerme y la sujeté con fuerza. Y entonces, esos ojos verdes me vieron llenos de terror, y sus lágrimas que mojaron sus mejillas me hicieron sentir extraño. Pude sentir cómo comenzó a temblar. Me arrepentí de inmediato, y lo que me dijo me hizo sentir peor. Pero verla marcharse me dio un vuelco al corazón.
-¡Kaiden! -gritó Alan, mi amigo y mano derecha-. ¿Por qué estamos aquí? El duque Valois no está, vámonos antes de que nos encontremos con esa horrible mujer -dijo mientras se acercaba. Siempre la llamaba así, pero nunca me molestó; esta vez fue diferente.
¿Horrible mujer? No puedo creer que lo diga tan a la ligera. Tal vez yo también he sido injusto al juzgarla solo por su pasado.
-No quiero volver a oír que la llamas así, es mi prometida, así que muestra respeto -le dije con voz autoritaria. Alan se mostró confundido, pero lo entendió de inmediato.
-¿No me digas que te gusta? -dijo con una sonrisa divertida. Suspiré frustrado.
-Debería bajarte el sueldo -dije y comencé a caminar para salir de la propiedad de los Valois.
-¡Espera, Kaiden, amigo! -dijo mientras corría detrás de mí-. ¡Por favor! Continuó haciendo muecas fingiendo dolor, llevando una mano a su corazón de forma exagerada, como si estuviera gravemente herido. No podía prestar atención a sus tonterías ahora; solo podía pensar en qué hacer para hablar con ella de nuevo.
no lo sé... tal vez estoy paranoica
es fantástica
porque su madre no la sano???
pero me gusta