— Puedo hacer cualquier cosa, excepto ser tu amante.
— Supuse que dirías eso. Pero no te preocupes, no quiero que seas mi amante. — Olga deja escapar un suspiro. — Quiero que seas mi esposa.
— ¿Qué? — Su voz sorprendida suena entre las cuatro paredes.
— Dijiste que puedes aceptar cualquier cosa. — Erick le da una mirada retadora.
— ¿Cuánto tiempo durará el matrimonio?
— Hasta que te enamores de mi. — Olga lo observa desconcertada.
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¿Te rindes?
... Erick se va a su nuevo trabajo, pensando que será muy sencillo, primero, Enrique lo manda a ordeñar las vacas, cosa que le parece desagradable, aunque lo único que tiene que hacer es ordeñar un poco de sus pezones y después poner una máquina que hace todo el trabajo. Eso le desagrada demasiado, pero lo soporta.
La segunda tarea es llevar las vacas a comer, eso le parece muy difícil, no sabe cómo hacer que esos animales obedezcan sus órdenes. Al final lo logra pero se toma mas tiempo del que debería.
La tercera tarea es darle de comer a las gallinas y recoger los huevos, eso le parece muy sencillo, pero igualmente desagradable, lo que viene a continuación es cepillar a los caballos, una tarea que no le agrada y le pide a Enrique que sea el quién lo haga.
— Lo siento señor, la señora Olga me dijo que sólo debo enseñarlo, no ayudarlo.
"Mi querida esposa piensa que no podré lograrlo, le mostraré que está equivocada."
... Dan las siete y Olga decide levantarse, se baña y viste con la ropa que Erick le compró, va a la cocina y le pregunta a Hilda si su esposo ya regreso. Está la mira de arriba a bajo.
— Hilda te estoy hablando.
— Lo siento señora. Es que me impresione al verla así. Esa ropa le queda muy bien.
— Gracias. Pero te pregunté por Erick. ¿Ya llegó?
— No señora. Todavía no.
"Pobre. Debe estar sufriendo mucho." Piensa ella mientras ríe.
— Voy al despacho. Me avisas cuándo esté el desayuno.
— ¿Quiere que se lo lleve al despacho?
— No. Dile a mi esposo que venga a prepararlo, y me avisas cuando esté listo.
— Pero señora, yo no creo que el señor Erick sepa cocinar.
— Eso tendrá que resolverlo el. No lo ayudes. Te lo ordeno.
— Está bien señora. No lo haré.
Olga se va muy contenta al despacho, su felicidad perdura hasta que ve la fila de documentos sobre el escritorio que antes era de Max. Ella se pone a revisar y abre los ojos en grande, todo es trabajo que Erick le dejo. Unos minutos después, el entra muy molesto.
— Hilda me acaba de decir que yo tengo que hacer el desayuno. — Ella levanta la vista y lo ve con la ropa desaliñada y sucia, se ríe mentalmente por qué es justo lo que imaginó, aunque le sigue pareciendo que se ve muy guapo.
Erick también queda embobado al verla con ese traje, no sólo le hace una forma increíble al cuerpo, ella se ve elegante y hermosa, parece toda una ejecutiva de su empresa. Ambos se analizan por unos segundos, pensando en lo bien que se ve el otro. Hasta que ella decide terminar con el silencio.
— Desde que despediste a Zulema yo preparo el desayuno. Es parte de mi trabajo. Y por esta semana es tuyo.
— Estás loca si piensas que yo voy a cocinar.
— ¿Dices que te rindes? — Olga sonríe satisfactoriamente. Eso molesta a Erick.
— No. Yo jamás me rindo.
— Bueno, ya te puedes ir a preparar el desayuno, tengo hambre así que apúrate. Más vale que te quede bueno.
— Verás que si. — Erick sale con una sonrisa, pero en el fondo está enojado, va a la cocina y le pregunta a Hilda cómo cocinar, ella siente un poco de pena por el y lo va guiando en cada paso.
Mientras tanto, Olga logra hacer un poco del trabajo, pero hay cosas que no entiende, al consultarlas con Bruno esté se toma el tiempo de explicar.
La hora del desayuno llega y Erick la llama, Olga espera ver el desayuno convertido en un desastre, no se equivoca del todo. La comida es comestible, pero no tiene el mejor sabor, ella espera que se arrepienta pronto del cambio, no podrá comer eso por mucho, y tampoco soportar los documentos que hay en el despacho.
Esa noche ambos están agotados, pero se toman el tiempo para preguntar a sus informantes cómo estuvo el día del otro.
Enrique le cuenta a Olga que su esposo no es muy bueno haciendo el trabajo de campo, y Bruno le afirma a Erick que su esposa tuvo muchas dificultades con los documentos. Ambos piensan que el otro se rendirá pronto y se van a la cama.
— ¿Estás cansado?
— En lo absoluto.
— ¿Eso significa que puedes continuar haciendo mi trabajo?
— ¿Por qué lo preguntas? ¿Ya quieres rendirte?
— No. Por supuesto que no. Lo que haces es muy sencillo.
— Si claro. — Menciona sarcástico.
... Al día siguiente, Erick no se quiere levantar, pero su orgullo es más fuerte que su flojera, el va y hace su trabajo lo mejor que puede. Olga hace lo propio.
Con el pasar de los días ambos se van adaptando al trabajo del otro, sigue sin agradarles, pero no piensan darse por vencidos.
El viernes, Olga tiene que presentarse en una reunión, lo que la pone muy nerviosa, en la universidad su mayor preocupación eran las exposiciones, ya sean grupales o individuales. Ahora tiene que estar enfrente de una reunión importante, y eso no la deja dormir.
— ¿Qué tienes? — Pregunta Erick, pero no lo hace con burla, está preocupado. Bruno le contó sobre la reunión y el sabe que ella no es muy buena hablando con las personas. A menos que las conozca, y a ellos no los conoce.
— Nada.
— ¿No quieres terminar con esto ya?
— No. A menos que tu quieras. — Erick voltea a verla y nota sus ojos preocupados.
— Está bien. Terminemos con esto.
— ¿De verdad? — Olga sonríe. — ¿Te rindes?
— Si. Me rindo. Tú ganaste.
— Sabía que te iba a ganar. — Dice ella de lo más feliz. Al ver la expresión de Erick entiende que no está enojado por haber perdido. — ¿Sabes? Tú trabajo no es tan sencillo como pensé.
— El tuyo tampoco. Lo que más deteste fue levantarme a las cuatro de la mañana.
— ¿Y a las vacas?
— No fue tan malo. Lo que haces es admirable. En serio.
— Gracias. Lo que tú haces también es admirable. Yo no soportaría más de una semana haciendo todo eso. — Ambos se halagan mientras se acercan al otro, sin quererlo terminan dándose un beso suave, lento y lleno de sentimientos. Al separarse, ambos se sienten muy extraños. — Buenas noches. Descansa. — Olga se da la vuelta nerviosa.
— Buenas noches. — Erick sonríe.
felicidades autora