EL DESTINO LA HACE DE CUPIDO

Sara le ordenaba que la soltara y Melinda trataba de quitárselo de encima, de repente levanta la mano, la empuña y le da un buen golpe en la cara a Sara tirándola al suelo, dándose un gran golpe en la cabeza con uno de los maceteros.

Melinda suelta a Didier, se apresura a ver si Sara estaba bien, la voltea, toma su cabeza entre sus brazos, mira como escurre la sangre del golpe que se dio, le grita desesperada. - ¡Eres un maldito, como te atreves a golpear a la señora Sara, pero esto no se va a quedar así! Mira a su alrededor y mira cómo los vecinos están observando, les grita desesperada que le hablen a una ambulancia y a la policía, pero nadie lo hacía, solo observaban.

La deja en el suelo con cuidado, se apresura a levantar su bolsa para sacar su celular y marcar.

Didier la detiene, la toma del brazo y le suelta un gran golpe en la cara que la deja inconsciente, dejándola caer al suelo; le dice a uno de sus amigos que iba con él – llévala al carro y vámonos, hagámosle pagar lo que nos hizo.

Se subieron a sus carros y se fueron del lugar, dejando a Sara inconsciente en el suelo.

Cuando Melinda abrió sus ojos, estaba en una cama, mira a su alrededor, era un cuarto grande donde no había nada, ni ventanas, nada que pudiera agarrar para defenderse, solo estaba una puerta.

Se levanta y va directo a la puerta para tratar de salir de ahí, la puerta estaba cerrada con llave, la golpea con sus pies y manos, grita desesperada que la dejaran salir.

Pasó un rato, por más que buscó en el cuarto algo con qué defenderse o como salir no pudo encontrar nada, en eso se abre la puerta y mira entrar a Didier, junto con dos de sus amigos.

Didier la mira lascivamente y divertidamente le dice. - Melinda, qué bien que estés despierta, así podrás disfrutar de lo que pensamos hacerte.

Qué ganas tengo de poder probar ese cuerpo y desvirgarte; por fin lo tendré, claro, ellos se unirán en el camino, también tienen que desquitarse su coraje, por lo que nos hiciste.

Melinda se paró frente a él, estaba asustada, pero también sentía mucho coraje y odio; con su voz fuerte y con odio le dice. - ¡Estás loco! Yo solo te regresé lo que querías hacerme, eres un cobarde. Confié en ti, te di todo mi amor, estaba dispuesta a hacer todo lo que tú me pidieras ¿Por qué me traicionaste?

¡No! Mejor no me contestes, eso lo tengo claro, pero hay algo que no tengo claro, dime ¿Qué tuvo que ver tu familia con la desgracia de mi padre? Respóndeme, vamos, ya qué puedo hacer, aunque lo sepa; sé, hombre, por una vez en tu vida, y háblame claro, sin falsedad, ya que tienes que perder.

Didier con ironía le dice. - En eso tienes razón, será aún más divertido si te enteras de todo. A ver, déjame ver por dónde empiezo:

Como tú sabes, en este mundo la sociedad está dividida en 5 rublos, que se dividen en los 5 continentes del mundo; las 5 familias más poderosas del mundo, que manejan lo político, todo el narcotráfico, lo ilegal y la economía del mundo, de ahí siguen los ricos empresarios, que si los contamos en el mundo existen 30 familias, de ahí siguen los que solo están en lo político son como 60 familias, de ahí empieza la decadencia.

Tenemos a los obreros o proletariados que trabajan en las empresas o limpieza, aquí está la mitad de la población y, por último, tenemos a los pobres que, apenas si sobreviven, son los rateros, las personas que los poderosos usan para la corrupción.

Como todos sabemos, tu familia pertenecía a las 30 familias ricas, estaba en el puesto número 27 de este continente, pero tu padre era un tonto, demasiado noble, que creía que podía ayudar a los demás, pobre e iluso.

¿Sabes? Mi familia pertenecía a esa última parte.

Mi padre fue inteligente, se acercó a tu padre, entrando primero a su servicio como un simple chofer, claro, con documentos falsos.

Se fue ganando su confianza, hasta que poco a poco lo fue subiendo de nivel, dejándolo manejar cosas muy importantes dentro de su empresa.

Mi padre empezó a planear poco a poco como dejarlo en la ruina y más que nada desmoralizarlo socialmente, hacerlo ver como un traidor ante sus socios, dejándolo solo y de esta manera conseguir ese puesto que mi familia se merece.

Déjame decirte lo más interesante, tu padre no se quitó la vida, yo personalmente me encargué de matarlo y fue una gran satisfacción hacerlo.

Sabes qué fue lo que me suplicó tu padre, que a ti te dejara en paz, que no te hiciera daño; si lo hubieras escuchado, como suplicó por ti, hasta se puso de rodillas con tal de que tú estuvieras fuera de nuestros planes.

Claro, mi padre me dijo que te matara también y lo hubiera hecho, pero tú nunca quisiste estar conmigo, querías llegar a la boda pura para mí, ja, ja, ja.

Sabes pude tomarte en el momento que yo hubiera querido, por la fuerza y deshacerme de ti, pero la verdad eso no lo quería, deseaba que tú te me entregaras voluntariamente; pero ya que eso no se pudo y me has hecho enojar tanto, que solo quiero vengarme.

Ahora te haré todo lo que siempre deseé, te pondré en todas las posiciones para gozar todo tu cuerpo, en el momento me enfade de ti, te meteré al burdel de mi familia, donde cada día hombres te visitarán, disfrutarán de tu cuerpo, hasta que yo quede satisfecho, entonces te dejaré descansar, reuniéndote con tus padres.

Melinda escuchó cada palabra, quería matarlo, hacerlo pedazos; llena de ira, se dejaba ir sobre él, dándole un fuerte golpe en la cara y en su entrepierna, haciéndolo gritar de dolor.

Parecía una fiera, no quería dejar de golpearlo, hasta que sus amigos se la quitaron.

Estaban muertos de risa, cuando sintió la fuerza de los dos hombres sosteniendo sus manos, antes que la quitaran, trató de morderlo en el brazo, apenas logró morderlo haciéndole una gran herida.

Didier se levanta lleno de dolor, le da una cachetada y le grita – eres una zorra, ya verás, me pagarás todo.

Melinda, entre su desesperación, más que ganas de suplicar porque la soltaran o rogar por su vida, quería matarlo con sus propias manos, burlesca le dice. - Eres un idiota, estúpido, homosexual reprimido, pero lo único que me da gusto de todo esto es que algo no podrás llevarte de mí.

¿No me has visto? Mírame bien, traigo la misma ropa de anoche, que no llegué a dormir a la casa, adivina por qué ¿Dime quieres que te lo diga?

¡Sí! Didier, anoche estuve con alguien, me hizo suya, me hizo lo que yo nunca te dejé hacerme, otro hombre ya tomó lo que tanto deseabas de mí, ja, ja, ja.

Qué patético eres, tanto, esperar para que un desconocido lo obtuviera a la primera y no necesito rogarme, ni hacer nada especial, solo ser el mismo, no ser falso.

......................

...****************...

...ΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩ...