Santiago Santoro, es un empresario muy exitoso que le huye al amor y no desea por nada del mundo formar una familia, por tal motivo se comprometió con Diana Lois, una mujer fría, calculadora y ambiciosa al igual que él. Sin embargo, su abuela Giovanna no está dispuesta a ver como su nieto se arruina la vida a lado de una mujer frívola, y le exige que cambie de opinión o de lo contrario perderá toda su fortuna. Santiago con miedo a perderlo todo, decide alquilar un vientre y tener el hijo que tanto desea su abuela, sin arruinar la hermosa figura de su novia. Pero de repente su vida cambia por completo, cuando debe dirigirse a un hospital a buscar a su verdadera hija, una hermosa niña prematura, de ojos claros que necesita con urgencia un tratamiento médico para salvar su vida.
Sin embargo, Karen Jones ¿Será capaz de abandonar a su hija realmente ? o ¿Hará todo lo posible por estar a su lado?
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Capítulo N°17
Para Santiago hoy todo iba de mal en peor, así que se subió a su auto y con prisa manejó hasta la mansión de su abuela. Necesitaba estar en su antigua habitación y rodeado de todos sus recuerdos, en compañía de la única persona que realmente lo entendía a pesar de que ahora estaba encaprichada en una absurda idea.
Al llegar a la gran casona todo estaba a oscuras y en completo silencio, él no necesitaba encender las luces, conoce cada rincón de su antiguo hogar y con cuidado sube las escaleras hasta su dormitorio, se debiste y se tira en boxer sobre su cama, luego de un par de minutos se duerme profundamente.
A la mañana siguiente Giovanna se sorprende al escuchar voces en el comedor; entonces se acerca y ve a su nieto que conversa muy animadamente con la ama de llaves.
⎯ Hola mi niño.⎯ él se pone de pie, deja su servilleta y se prepara para recibir su habitual beso en la mejilla.⎯ ¡Qué grata sorpresa!
⎯ Necesitaba un lugar tranquilo para pensar.⎯ comenta y se sienta nuevamente.⎯ ¿Cómo has estado?
⎯ Muy bien, cariño.
Giovanna se sienta en la mesa y espera ser atendida por Doris, su ama de llaves.
⎯ Buenos días señora, ¿qué desea tomar?
⎯ Lo mismo que Santi.⎯ responde con rapidez para poder estar a solas con su nieto.
⎯ Muy bien, ahora regreso.⎯ responde la sirviente y se retira a la cocina.
⎯ Dime corazón, ¿qué te preocupa?⎯ toma su mano.
⎯ Aparte de que mi abuela me presiona para que me case y tenga un hijo, tengo otros problemas.
⎯ ¿En la empresa? ⎯ indaga sin presionarlo.
⎯ No la empresa marcha perfectamente, sin embargo hay una mujer que debo encontrar.⎯ responde mientras se sirve un rollo de canela y le da un mordisco.
⎯ Interesante.⎯ murmura con media sonrisa en sus labios.
⎯ No te ilusiones, es una embustera que me metió en problemas con Pietro.
⎯ Ese hombre no es de buena calaña, tiene negocios turbios mejor aléjate de él.⎯ hace una mueca de enfado.
⎯ Lo sé, por eso necesito encontrar a esa víbora cuanto antes.
Doris llega con el desayuno y le sirve con precaución de no quemar a su jefa un café negro y varios tipos de bocadillos, rollos de canela, brownie, tostadas y una serie de mermeladas frutales.
⎯ Gracias, todo se ve delicioso.
⎯ De nada señora.
⎯ Doris, puedes retirarte.
La mujer obedece y vuelve a la cocina, sabe muy bien que el joven siempre va a su hogar cuando necesita algún consejo y por eso le da privacidad.
⎯ Mi niño, ¿ tú qué tienes que ver con esa mujer?
⎯ Esta bien, te lo diré pero no me juzgues. Demasiado tengo con mis propia conciencia y los reproches de Diana.
⎯ De acuerdo, te escucho.
⎯ Hace una semana conocí a una moza en el club de Pietro, entonces …⎯ él le redacta todo lo sucedido y sus ojos cambian de un color verde tan especial cada vez que nombra a Cielo, que su abuela en el fondo de su alma, sabe que esa mujer fue especial y el tonto de su nieto aún no se ha dado cuenta.⎯ Anoche al enterarme de lo que le hizo Estrella a esa pobre mujer, me sentí fatal por eso prometí encontrarla y entregarla a Pietro. Yo provoqué todo ese desastre.⎯ lleva su mano sobre la nuca y relaja un poco su cuello.
⎯ Me parece que haces lo correcto, solo tengo una duda.
⎯ ¿Cuál?
⎯ ¿Por qué sigues con Diana, si buscas consuelo en otras mujeres?
⎯ Abuela soy hombre, eso es normal.
⎯ No hijo, eso no es normal, eso es falta de amor.⎯ le dice con convencimiento.⎯ Te daré el nombre de un investigador privado.⎯ se pone de pie, camina hasta su despacho y su nieto la sigue como cuando era pequeño.⎯ Si Estrella se está escondiendo en la ciudad, él la encontrará fácilmente.
⎯ Gracias abuela.
Al ingresar al despacho se dirige a un mueble y saca varias agendas, hasta que encuentra una de cubierta de cuero y la abre, Giovanna mientras pasa las hojas se dirige al escritorio y se sienta, ante la atenta mirada de Santiago; entonces toma un papel y escribe el nombre y el teléfono del investigador privado.
⎯ Ten cariño, llámalo y dile que eres mi nieto.
⎯ Lo haré.
⎯ Santi, él te puede ayudar a buscar a Cielo.⎯ sugiere al pasar.
⎯ Ella no desea ser encontrada.⎯ responde al mismo tiempo que sale del estudio con el contacto en la mano.
Mientras tanto, del otro lado de la ciudad, Karen cada día se sentía mejor, su rostro poco a poco estaba volviendo a la normalidad y sus costillas ya no dolían tanto al respirar. Esta mañana abrió sus ojos y se encontró con un pequeño hombrecito sentado en la cama que la observaba detenidamente.
⎯ Hola Dylan.⎯ bosteza.⎯ ¿Qué haces en mi cuarto?⎯ se incorpora en la cama. ⎯Vine a vel si hoy apalece la princesa.
⎯Ya veo, creo qué falta un poco más de tiempo.⎯ responde e intenta sonreír, todos los días se repetía la misma escena y ella adoraba a ese morenito de ojos traviesos.
⎯ Eres un mouto bueno, te voy a extrañar cuando llegue la princesa.⎯ dice al mismo tiempo que la abraza.⎯ No quelo que te vayas.
⎯ No me iré, siempre seré tu monstruo. Grrr grrr grrrr.⎯ hace ruidos extraños mientras que en su vientre le provoca cosquillas.
La puerta del cuarto se abre y Carolina ingresa a buscar a su hijo.
⎯ Corazón, te dije que se hace tarde, ven vamos con la vecina.
⎯ ¡No quelo! me quiero quedar con el mouto.⎯ se abraza con más fuerza a la joven.
⎯ No tengo tiempo para tus berrinches, tengo que ir al trabajo y debes obedecer.⎯ Carolina se acerca y trata de separarlo sin mucho éxito.
⎯ Caro, si quieres yo lo cuido. No tengo nada que hacer y este pequeño se porta muy bien.⎯ se ofrece.
Carolina mira por un instante la escena y duda en ceder, pero no tiene mucho más tiempo para desperdiciar así que acepta.
⎯ Mira te dejo esta tarjeta, aquí está mi número de teléfono, la dirección de la confitería y cualquier cosa que pase, lo que sea solo llama y estaré aquí en quince minutos.
⎯ Muy bien.
⎯ Dylan haz caso, ya eres un hombrecito y a Karen no le puedes pedir que te alce en brazos porque aún no se recupera.⎯ lo mira seria.⎯ ¿Entiendes?
⎯ Sí mami.
Carolina le da un beso a la cabeza de su bebé y sale deprisa de ese cuarto.
⎯ Bueno, nos quedamos solos.
⎯ Siii, vamos a jugar.⎯ el pequeño se baja de la cama y corre a su habitación.
⎯ Espera, debo cambiarme de ropa.⎯ sale de la cama y busca un jean y una remera.⎯ Dylan me voy a vestir, no entres al cuarto.
⎯ ¡Nooo!⎯ grita a medida que busca juguetes en su baúl y desparrama lo que no le gusta por el piso.
Karen pasó una agradable mañana junto al pequeño, Dylan se portaba muy bien para su corta edad y obedecía en todo, salvo por un pequeño detalle, él hablaba muchísimo y se enojaba sino le respondía enseguida.
Cuando Caro regresó de la confitería encontró al pequeño durmiendo en su cama, estaba recién bañado y hacía una hora que había merendado: estaba tan contenta que le ofreció el trabajo de niñera a Karen y ella aceptó con gusto. Ahora no solo tenía donde dormir, amigas sino que un empleo de medio tiempo.