Esta Vez Cambiare Mi Destino.

...

—¿Cómo puedes seguir actuando de una manera tan cínica? —reclamó con un desagradable tono de justicia el omega que estaba al otro lado de Erminia, sosteniendo su brazo, y el que había estado en silencio hasta ahora. Se trataba del protagonista omega de la historia, Ángel Craso, el único hijo de Erminia.

Noah contempló al omega, y hasta cierto punto comprendió por qué alguien como Víctor lo había preferido. Ángel tenía una mirada dulce y unos bonitos ojos cafés, además era de cabello rubio y piel blanca. Ni que decir de su figura delicada. Todo en él era la perfecta representación de un omega de alta calidad.

Aunque también es cierto que el alfa se jacta de ser justo y tener los pies en la tierra, por lo que jamás se permitiría elegir a una pareja solo por la apariencia. Entonces, se dijo en el libro que a pesar del flechazo entre los destinados al primer vistazo, Víctor no se acercó. Solo después de ver la nobleza, amabilidad y honestidad del otro pudo aceptar sus sentimientos. Y siendo sinceros, Ángel era un experto en representar esa imagen ante el mundo.

Siempre que hubiera alguien para ver el espectáculo, el omega sería la calidez personificada.

Comparado con eso, él solo era un beta común y corriente a los ojos de todos, que entre semana no dejaba de ser orgulloso y altanero, sin más puntos a favor que la grandeza del apellido Ballestero, que hoy dejaba de tener.

Noah vio a los tres que aún estaban en el suelo, Erminia entre ellos dos. Pensando en como proseguir, una ráfaga de viento pasó entre Ángel y Víctor, llevando su olor hasta la bonita nariz de Noah.

Tan pronto como aspiró, pudo percatarse de las fragancias de ciertos protagonistas. Era casi una perfecta combinación de la menta con almendras. Él sabía gracias al libro que así olían las feromonas del alfa y el omega respectivamente.

Y para lograr una combinación tan armoniosa…era necesaria una actividad física muy rigurosa.

 Al principio se sorprendió, y luego no pudo evitar estallar en carcajadas.

“Aún puedo percibir las feromonas…significa que mi cambio volverá a ocurrir…o está ocurriendo ahora mismo”, pensó aún en medio de la risa.

—¡Con una mierda! —gritó divertido. —Ja, ja, ja. ¡Siempre fue tan obvio! Es solo que yo fui demasiado estúpido para notarlo.

El omega y el alfa se miraron sin comprender porqué se reía el beta frente a ellos. Y Noah, precisamente no iba a explicar a fondo.

Luego de que su ataque de risa terminó, él enderezó la espalda y miró a los tres, que seguían en el suelo.

“¿Es qué acaso no se han cansado? La posición de Erminia se ve muy incómoda…”

—¿De qué te ríes? —reclamó Ángel. —¿De casi lastimar de gravedad a mi madre?

Noah le dio una mirada condescendiente, que despertó la furia del otro. Se preguntó como es que Ángel era capaz de hablar con esa indignación, pero no instar a su madre a levantarse. Después de todo, la mujer no era tan joven, una caída a su edad podría convertirse en algo preocupante.

—¿De qué me río? —repitió la pregunta. Noah podía sentir las miradas de todo el mundo sobre su persona, perforando casi todo su cuerpo. Cada uno de los invitados estaba más deseoso que el anterior, por presenciar la caída del orgulloso hijo de los Ballestero. Bueno, era su deber cumplir con su papel y ser un buen anfitrión. Les daría un jugoso filete a estos lobos hambrientos de chismes de alta calidad y desviaría la atención principal de sí mismo en el proceso. Pues al final, a ningún invitado le importaba realmente quién era el hijo de una familia ajena, solo como dicho cambio les podría afectar.

De un segundo a otro, las lágrimas comenzaron a brotar de sus ojos, corriendo por sus mejillas y cayendo desde su mentón hasta el suelo. El recorrido del agua salada sobre su piel, fue hermoso aunque algo efímero y trágico. Su apariencia, por lo general orgullosa, se había roto por completo en medio segundo, mostrando un delicado chico lamentable. Más de uno fue tomado por sorpresa ante la inesperada reacción.

Él los comprendía. ¿El hijo beta de los Ballestero podía llorar?

En su primer vida, habría preferido morir a soltar una lágrima. Esto era porque durante la mayor parte de su vida, creyó ser el único hijo de la segunda familia más poderosa de Ciudad H, por lo que su imagen debía ser acorde y estar a la altura de su trasfondo. Así que sí, siempre que enfrentaba a las demás familias de la clase alta era distante. Nunca menospreció a nadie, pero más de uno lo odiaba por el orgullo impreso en sus huesos.

Solo después de que la muerte lo reclamó, se dio cuenta de lo tonto que había sido al desaprovechar semejante recurso. ¿Si a Ángel le funcionaba todo el tiempo, por qué a él no?

Lo que estaba haciendo ahora, rompía por completo esa imagen estoica y algo rebelde que había perfeccionado por diecinueve años, pero poco le importó, pues su objetivo se estaba cumpliendo. Dando una mirada de soslayo, pudo ver que más de uno había abierto la boca debido a la sorpresa.

Sonrió por dentro, porque era bien sabido que siendo un importante miembro de la clase alta, era desagradable lanzar piedras contra las víctimas. Sus imágenes públicas no les permitían hacer algo tan deshonroso.

—¿Qué quieres que haga entonces? ¡Vienes aquí Ángel, en mi fiesta de cumpleaños para decir esta clase de cosas! ¡Siempre te traté con amabilidad, y mira como me pagas! —Cada palabra estaba cargada de una inmensa nostalgia, que hicieron temblar los corazones del público.

—Lo siento Noah. Pero ya has alejado a Víctor de su verdadera familia durante muchos años —dijo con un ridículo tono solemne el omega en el suelo. Noah casi quería reír por su pobre actuación.

—Está bien que te hayas acostado con mi novio, te puedo perdonar eso. Comprendo que Víctor es atractivo y es difícil resistir no ser una zorra frente a él, deseoso por abrirle las piernas…

—¿Cómo lo sabes? —chilló Ángel. Al darse cuenta de que su pregunta era casi una aceptación, se tapó la boca y dejó caer a su madre de una manera muy graciosa. Más de un invitado no pudo evitar reírse. La cara de Erminia y Ángel ardían de vergüenza. —¡Mamá! —El omega regresó a sostener a su madre.

—¿Cómo lo sé? —repitió Noah, mientras se limpiaba con tristeza las lágrimas. —Puede que no estén actualizados…pero estos últimos días he sufrido algunos cambios en mi cuerpo, —mintió sin remordimientos, aunque eso no eliminaba el echo de que aún en esta vida era muy probable que sufriera un segundo cambio de género completo. Sin duda, debía acudir al doctor,  pero sería más adelante. Por ahora su prioridad era otra. —Ahora puedo percibir las feromonas.

—¡Mientes! Eres un beta —gritó Ángel.

—Si miento… —dijo Noah con una mirada triste y una voz lamentable. —…¿Por qué puedo percibir la combinación de tus feromonas con las de mi novio? Incluso ahora, que mi segundo género no está bien definido, puedo percibirlo. ¿Qué hay de los demás?

Una chica curiosa y vestida de arriba a abajo en tonos rosados, se acercó a la pareja sin que ellos lo notaran, y olfateó sin discreción. Era bien sabido que hacer algo similar era de mala educación e incluso se consideraba acoso, es solo que todos los presentes querían escuchar lo que la niña diría, por lo que no le impidieron continuar.

Cuando ella pudo percibir las feromonas de ambos, abrió los ojos con sorpresa y no contuvo su reacción, reflejándola en el rostro fácilmente.

—¡Es verdad mamá! —chilló emocionada, poco le faltaba para ponerse a dar brincos. —¡Sus feromonas están mezcladas! Aunque es obvio que utilizaron un enmascarador de olor de baja calidad.

—¡Eso significa que se unieron hace poco! —dijo sin vergüenza un alfa, que estaba en primera fila. La insinuación en sus palabras era demasiado clara. Este par se había acostado poco antes de venir y armar todo este alboroto.

...

Nota de Neimlez:

Antes de que se me olvide, les dejo una ilustración de Fábula, la deidad de las historias :3