Huyendo

Ha pasado un mes desde el incidente y todo ha ido de maravilla, prácticamente no he visto a la señora Samira en todo este tiempo, aunque prácticamente no salgo de mi habitación luego de que los niños se duermen, trato en lo posible de evitar cualquier situación incómoda.

A la semana del problema el señor llegó con unas bolsas y todo era ropa para niña, al parecer es el dueño de una cadena de tiendas de ropa y accesorios para niños, según él eso es ropa de saldo y eso a mí no me importa, mi hija va a tener un montón de cambios de ropa, la tenía solo con tres mudas de ropa y eso me tenía por el piso.

Mañana voy a tener mi primer día libre, así que pienso salir a comprarme algo de ropa, yo también necesito comprarme alguna cosa, mientras he estado aquí solo me he puesto los uniformes que ya estaban en la casa.

Puedo decir que el señor es bastante atento con el pequeño Estefan, le dedica todo el tiempo que puede en las noches lo escucho entrar a su habitación solo para verlo dormir, eso sucede mucho cuando tiene algún evento y no puede llegar para verlo despierto.

Aunque suene extraño hago una lista de las cosas que necesito, las cuales son muchas, ya que necesito de todo y gracias a mi jefe, en cuanto a ropa a la niña no le hace falta nada.

Cuando llega el domingo me levanto a la hora de siempre, bueno me despierta una personita que no se en qué momento se metió en mi cama y me ha dejado casi en la orilla del colchón, me despierta dándome un montón de besos que yo gustosamente acepto.

Escucho la puerta de la habitación abrirse y veo a un asustado señor Esteban entrar a mi cuarto.

-¿Por qué Estefan no está en su cama?  - pregunta bastante serio

-No sé que le sucedió anoche que se paso a mi cama – le digo mientras me levanto rápidamente

-¿Usted porque duerme con el uniforme? – su cara denotaba que estaba extrañado

-Desde que comencé a trabajar aquí no he salido, así que no puede buscar mis cosas donde vivía antes ni he podido ir a comprar ropa nueva, eso lo haré hoy ya que tengo mi primer día libre en mucho tiempo – estaba contenta, saldría de esta casa y tenía dinero para usar como quisiera

-Es cierto, no me acordaba y disculpe por entrar a su habitación de esa manera – tomó en su brazos a Estefan y salieron de la habitación

Yo me aseé con mi pequeña, me cambié de ropa y salí de la casa, ya comeríamos algo fuera de allí, el día estuvo maravilloso, compre un montón de cosas que necesitaba, comimos a la orilla de la playa y aunque quería bañarme ya era tarde, así que solo vi el atardecer en la playa mientras mi pequeña jugaba en la arena.

Cuando vi que comenzaba a oscurecer decidí volver a la casa, cuando llegué todo estaba oscuro, por lo que pensé que no había nadie y me fui a la habitación, me costó un poco porque Alexia se había quedado dormida y llevaba las bolsas en la otra mano.

Acosté a mi pequeña en la cama y bajé a prepararme un café, estaba en la cocina calentando un poco de agua y escuché a alguien llegar, cuando vi me quedé helada era la señora Samira y se veía que estaba pasada de tragos, más atrás llegaba el señor con Estefan en sus brazos quien estaba dormido.

Terminé de preparar mi café para dirigirme a mi habitación, no quería causar problemas, había pasado un día demasiado agradable para que terminara mal así que pasé por un lado de ella sin siquiera mirarla.

-No creas que voy a dejar que te quedes con mi marido – cada palabra la decía con rabia, por lo que seguí caminando sin decir nada

-La señora de la casa soy yo y ese puesto me lo compró mi padre, yo escogí a ese hombre para ser mi esposo y ni tu ni nadie va a hacer que el me deje, no le conviene – esa mujer estaba loca, el y yo solo hablamos de su hijo, entre nosotros no hay nada

Subí a la habitación y la venia bajando, me dijo que había dejado al niño en la cama que lo cambiara de ropa y me dio las buenas noches, más nada, yo cambié al niño de ropa para luego tomarme mi café y disfrutar de mis compras luego de tanto tiempo sin poder consentirme.

Esa noche llovió fuertemente, con rayos y truenos, un pequeño grito me despertó y era Estefan quien estaba asustado por la lluvia, me levanté y lo cargué hasta mi cama, inmediatamente se quedó dormido, me levanté al baño y cuando salí estaba Esteban buscando al niño.

-Está en mi cama  - levanté la cobija y pudo verlo allí totalmente dormido

-¿Será mucho abuso pedirle que se tome un café conmigo? Necesito hablar con alguien – se le veía muy triste

-No creo que sea buena idea, lo digo por la lluvia ya que pueden despertarse y ponerse a llorar – se veía que pensaba en algo

-Espéreme un momento – busqué algo con que recogerme el cabello y suéter, estaba haciendo algo de  frio

Al rato llegó con dos tazas, me dio una y él se quedó con otra y nos sentamos en el piso de la habitación con una pequeña lámpara encendida para no molestar el sueño de los niños.

No sé cuánto tiempo hablamos pero para resumir estuvimos hablando de los niños, cada uno estuvo contando anécdotas de su hijo, lo bueno es que pude aprender un poco de Estefan y de su padre, ese hombre daría lo que fuera por su pequeño y a lo que más le tenía miedo era que su esposa le hiciera algo al niño, no porque no lo quisiera si no porque no controlaba sus ataques de ira cuando estaba ebria.