Azayrea, la Esposa Sustituta del Multimillonario

Azelio caminó con paso firme, jalando a Rea, cuya mano aún sostenía con fuerza. De reojo, Rea miró el entrelazamiento de sus manos. El agarre se sentía tan fuerte, pero extrañamente, era la primera vez que sentía la palma de la mano de Azelio por completo. Antes, el más mínimo contacto hacía que Azelio se enfureciera y se alejara de inmediato. ¿Ahora? Era él quien empezaba, incluso sin intención de soltarla.

Después de asegurarse de que estaban lejos de la vista de otras personas, Azelio detuvo su paso en un pasillo solitario, silencioso, solo ellos dos. Soltó su agarre y se dejó caer en un largo banco del pasillo.

"¿Por qué el Hermano... quiero decir, el Señor Zilo me trajo aquí?", preguntó Rea, bajando la cabeza, evitando deliberadamente la mirada de Azelio, que seguía siendo tan fría como antes.

"Siéntate", ordenó Azelio brevemente, señalando el asiento al final, separado por cinco asientos vacíos de él.

Rea obedeció, tomando asiento según lo ordenado.

'Duhh... ¿por qué de repente mi corazón late tan desenfrenadamente? ¿Será que quiere pedir algo aún más loco que mi corazón?', pensó con inquietud.

Aunque la distancia entre ellos era bastante grande, estar sentada a solas con Azelio ya hacía que sus sentimientos se mezclaran confusamente.

"¿De qué quiere hablar?", Rea se armó de valor, elevando un poco la voz. Azelio solo se quedaba callado, mirándola de reojo sin decir una palabra.

'Esta mujer,' pensó Azelio para sus adentros. Sus ojos afilados estaban ocupados observando a Rea de pies a cabeza. 'Cinco años sin verla. Se ve mucho más adulta ahora, no tan pequeña como antes.' Sus pensamientos indagaron en cómo había sido la vida de Rea sin él.

Su atención se detuvo entonces en la apariencia actual de Rea. Especialmente en la parte de su pecho que parecía más rellena que hace cinco años. Además, el cabello largo que ahora caía suelto y hermoso hacía que Rea se viera mucho más atractiva, contrastando con el cabello corto a la altura de los hombros que recordaba antes.

"Ejem..." Azelio carraspeó suavemente, rompiendo el silencio sepulcral.

"¿Por qué te fuiste hace cinco años?"

Rea se sobresaltó. Esa pregunta estaba totalmente fuera de sus expectativas. ¿Eh? ¿No dejé un mensaje en ese entonces? ¿No lo leyó? ¿O mi carta nunca llegó? Su mente se llenó de asombro.

Azelio, por supuesto, ya sabía la razón de Rea. Sin embargo, necesitaba esa confesión directamente de la boca de Rea. Él la había arrastrado deliberadamente a este pasillo solitario solo para separarla de Devron.

"Me-me fui para que el Hermano Zil... quiero decir, para que el Señor pudiera casarse con la Señorita Emi", explicó Rea con franqueza, esforzándose por calmarse para que su voz no temblara. "Como dijo el Señor en nuestra primera noche, Emira es quien merece estar al lado del Señor".

"¡Idiota!", espetó Azelio, haciendo que Rea levantara la cara para mirarlo directamente. "¿Crees que huyendo de casa el problema entre nosotros se resolvería? ¡Mira ahora, debido a tu acción imprudente, los niños son las víctimas de tu egoísmo! Si realmente no tenías paciencia por separarte de mí, deberías haberlo hablado conmigo primero, ¡en lugar de desaparecer así sin más!" Azelio desató su ira sin pausa, haciendo que Rea bajara la cabeza abatida.

¿Víctimas?

Su pecho se sentía oprimido. ¿Acaso ella no era también una víctima de ese matrimonio forzado? ¡Ella misma no sabía que estaba embarazada del hijo de Azelio! Entonces, ¿por qué solo ella tenía que soportar todo esto? ¿Por qué solo ella era culpada? ¿Por qué Azelio no se daba cuenta de que él también la había hecho sufrir?

'Esto no es justo, ¿verdad?' El susurro de protesta gritó en el corazón de Rea, aunque su lengua estaba muda, incapaz de replicar. Pero Rea sentía ganas de enfadarse, de expresar lo mucho que le había dolido en aquel entonces que la acusaran de querer dañar a Emira. Sin embargo, Rea tenía que volver a contenerse por el buen desarrollo de la operación de Ruchia y Rexan.

"Lo siento". Esa única palabra fue lo único que Rea pudo decir ahora y esperar que Azelio no le exigiera más.

"Lo siento".

Solo esa palabra pudo Rea pronunciar en este momento, esperando que Azelio no exigiera más explicaciones.

Azelio apretó el puño al costado de su cuerpo. En su interior, su ira se desbordaba, porque no era solo esa palabra lo que quería oír. Quería saber más. ¿Cómo había vivido Rea después de atreverse a dejarlo? La Rea que antes era alegre, que nunca se cansaba de charlar sin importarle su actitud fría como el hielo, ahora se había desvanecido. Rea se veía muy diferente ahora. Callada y manteniendo la distancia, como si Azelio fuera un extraño para ella. Incluso su sonrisa parecía no llegar a sus ojos. Una sonrisa llena de falsedad.

"Basta, olvida el pasado", dijo Azelio, su tono ahora cambió a brusco y dominante. "Ahora que has vuelto, debes regresar a la casa de mis padres con los niños".

Mientras hablaba, Azelio abrió su teléfono, mostrando un mensaje corto. Era un SMS de Mamá Azura pidiéndole encarecidamente que persuadiera, o mejor dicho, que obligara a Rea a regresar con su familia.

"Lo siento". De nuevo, esa palabra se pronunció, haciendo que Azelio se volviera a mirarla directamente.

"Lo siento, ¿a qué te refieres?", preguntó Azelio con frialdad.

"Llevamos mucho tiempo separados, así que... ya no tengo ninguna relación con la familia del Señor", respondió Rea con los labios ligeramente temblorosos.

Al instante, Azelio golpeó la pared a su lado. Su expresión ahora cambió a aterradora, irradiando una ira contenida. "¡Rea, nuestra relación aún no ha terminado realmente! Es cierto que llevamos bastante tiempo separados, pero nunca te he repudiado. ¡Aún no nos hemos divorciado legalmente! ¡Pero si realmente quieres el divorcio, debes saber que la custodia de los niños me corresponderá a mí!", dijo Azelio con un tono amenazante.

Rea se quedó en silencio, volviendo a bajar la cabeza. "Si eso es lo que quiere, no tengo ningún problema. La vida de los niños estará más asegurada si están con usted", explicó Rea con voz plana, una confesión que dejó a Azelio realmente atónito. No podía creer que Rea respondiera de esa manera.

'Esta mujer... ¿Es realmente tan tonta?', refunfuñó Azelio molesto en su interior.

'¿Está renunciando a sus hijos así sin más? ¿Está cansada de vivir cómodamente en la familia Sayersz? ¿Es la vida en el pueblo mucho mejor para ella? ¿O tal vez... es por Devron?' Azelio se preguntaba con incredulidad y asombro.

"¡No! ¡Este no es mi deseo, Rea!", dijo Azelio, su mirada se agudizó. "Este es el deseo de Mamá. Mamá quiere que sus nietos regresen y tengan padres completos. Así que, debes regresar a la casa de Mamá", explicó Azelio, ignorando todas las protestas.

"En ese caso, el Señor puede casarse con la Hermana Emi. La Hermana Emi puede ser una Madre mejor que yo".

'Arghhh... ¡me está sacando de quicio! ¡Tengo ganas de llevarla a la cama!', refunfuñó Azelio, pero tuvo que hacer un esfuerzo sobrehumano para contenerse frente a su esposa.

"No me casaré con Emi", dijo Azelio, y esta vez, su voz de repente se suavizó.

"¿Por qué?", preguntó Rea rápidamente, bastante sorprendida aunque ya lo sabía por Jeremy.

"Se escapó un día antes de nuestra boda. Eso me decepcionó mucho", respondió Azelio con brusquedad.

De repente, el silencio se rompió. Rea no pudo evitar una pequeña risa, haciendo que Azelio se volviera a mirarla directamente.

"¿Por qué te ríes? ¿Qué es gracioso?", preguntó Azelio molesto. Su estado de ánimo era malo, Rea debería haberlo consolado, pero Rea parecía burlarse de su mala suerte.

Por supuesto que Rea se reía. Ver a Azelio siendo rechazado por la persona que amaba, era como ver un reflejo de sí misma. Por eso, Rea sabía exactamente cómo se sentía Azelio ahora. El corazón de ese hombre debía estar destrozado sin remedio.

"Lo siento por su destino, Señor. Pufft...", dijo Rea, luego giró la cara, incapaz de contener su explosión de risa. Mientras que Azelio, aunque se sentía molesto, sin darse cuenta su rostro se enrojeció de vergüenza.

"Ck, no necesito tu simpatía. Solo piensa en la petición de mi Madre. Si regresas, la vida de los niños estará garantizada por mi familia y no tendremos que disputar la custodia", dijo Azelio, hablando sin mirar a Rea, sin querer mostrar la expresión de su rostro que era vergonzosa.

'¿Se ríe porque Emi me rechazó? ¿Acaso es gracioso?', refunfuñó Azelio en su interior, luego miró lentamente a Rea que ahora le sonreía.

"En ese caso, lo pensaré con los niños, Señor", dijo Rea, sonriendo de nuevo.

"No hace falta que sonrías. ¡Tu sonrisa es fea!", espetó Azelio señalando la cara de Rea antes de darse la vuelta dándole la espalda con molestia.

'¿Mi sonrisa es fea? Pero a la gente del pueblo le gusta. ¿Acaso sus ojos están dañados ahora? Ah, ¿o es por mí? Así que no le gusta verme sonreír?' murmuró Rea, viendo a Azelio que la ignoraba, pero sus gestos parecían estar haciendo un puchero.

Rea estaba a punto de responder, cuando de repente Rhui llegó porque el Doctor lo llamaba.

"Mamá, la Docta teléfona a Mamá. Ven aquí, no hables más con ese Om malo", exclamó Rhui, haciendo que Azelio se sobresaltara.

"Rhui, él es tu Padre, cariño. No debes decir eso", reprendió Rea.

"Lui no quiere holal a la pelzona que lastimó a Mamá. El Papa Lui también ha muello. Se ha peldido secuestlado pol los aliens. ¡Ven Mamá, vamos con la Docta!", rogó Rhui, tirando de la mano de su Madre.

"Está bien, está bien, vamos al Doctor". Rea se levantó. Antes de que se fueran, las miradas de Rhui y Azelio se encontraron. Se pudo ver una onda eléctrica emanando de los ojos de Rhui hacia su Padre, como advirtiendo a Azelio que no se acercara más a su Madre.

'Este niño engreído... ¿Me odia tanto? Eso que tengo mucho dinero. ¿No está interesado en reconciliarse conmigo?', pensó Azelio, sin entenderlo. Azelio se levantó, dispuesto a seguirlos, pero de repente Bob llegó.

"Señor..."

"¿Qué pasa? ¿Tienes alguna pista sobre el paradero de Emi?"

Eso es...

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Continuará