NovelToon NovelToon
Rehén

Rehén

Status: Terminada
Genre:Posesivo / Mafia / Dominación / Romance oscuro / Completas
Popularitas:12
Nilai: 5
nombre de autor: Syl Gonsalves

El silencio puede ser ensordecedor, como dijo algún poeta cuyo nombre ya olvidé. La oscuridad puede ser más cruel que la luz. Y algunas prisiones no necesitan barrotes para ser imposibles de escapar.

Si decidiste abrir este libro, debes saber que estás a punto de cruzar una frontera peligrosa. Aquí, no hay garantía de finales felices, ni promesas de redención. Esta no es una historia de amor común. Es una historia de posesión, dolor y supervivencia.

Las páginas que siguen contienen temas intensos y perturbadores. Aquí nada está suavizado. Aquí nada es fácil de digerir…

Aquí, las cadenas no siempre son visibles…

Aquí, el deseo y el miedo caminan de la mano…

Aquí, nadie sale ileso.

Este libro no trata de cuentos de hadas. No hay héroes ni villanos evidentes. Solo hay supervivencia. Y la línea entre víctima y prisionero, entre pasión y miedo, entre amor y obsesión… es más delgada de lo que parece.

NovelToon tiene autorización de Syl Gonsalves para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

Capítulo 18

Al llegar a la habitación, se dejó caer en la cama, exhausto, pero incapaz de relajarse por completo. Por un instante imaginó que Stefan le arrojaría el café encima. Stefan era impredecible, y eso lo ponía aún más tenso.

Lo que no esperaba era el sonido de un ligero golpe en la puerta, que rompió el breve momento de tranquilidad. Vini se sentó inmediatamente, con el corazón ya acelerado. La puerta se abrió lentamente, y Marise entró, con la misma expresión firme en el rostro.

—Necesito examinar tu rostro, ver si todo está cicatrizando bien. Bueno, ya sabes cómo es —dijo ella, cerrando la puerta tras de sí.

Vini tragó saliva, sintiéndose nuevamente bajo juicio. Él solo asintió, incapaz de encontrar palabras. Marise era médica —cuando conoció a Andreas, era estudiante de medicina y él permitió que ella continuara con los estudios, pues podría ser útil tener una médica en la familia, aunque, generalmente recurrían a los médicos de confianza de la familia— como Vini descubrió a medida que ella cuidaba de sus heridas.

Vini permaneció sentado en la cama, como ya estaba acostumbrado a hacer, sintiendo el cuerpo rígido de nerviosismo. Marise se detuvo justo frente a él, tan cerca que él podía sentir el leve perfume que ella usaba —algo fuerte y autoritario, como su personalidad. Ella sujetó su mentón con una mano, girando su rostro de un lado a otro.

—Abre la boca —instruyó, sin ningún rastro de gentileza.

Vini obedeció, abriendo la boca lentamente. Marise inclinó la cabeza para inspeccionar el interior, frunciendo el ceño mientras examinaba los puntos donde antes estaban las heridas. Su mirada era tan precisa e implacable como la de un cirujano.

—¿Aún está sensible? —preguntó, sin quitar los ojos del área interna de la mejilla, donde antes había un corte profundo.

—Un poco, señora —respondió él, con la voz apagada por la posición en la que estaba.

Marise soltó un sonido bajo, algo entre un "hmm" y un murmullo de evaluación, antes de girar su rostro para examinar el hueso cigomático, que semanas atrás había sufrido una fractura fea. Sus dedos tocaron la piel con precisión, presionando levemente en algunos puntos.

Vini se encogió instintivamente cuando sintió la punta de los dedos de ella sobre el área más próxima al hueso.

—¿Aún duele aquí? —preguntó ella, apretando un poco más, los ojos fijos en él.

—N-no tanto, señora. Solo un poco cuando aprieta más fuerte —admitió él, intentando mantener la calma.

Marise arqueó las cejas, pero no comentó. Continuó examinando, moviendo su rostro hacia la luz, como si buscara alguna imperfección que pudiera haber escapado. Después de unos segundos más, ella retrocedió, soltando su mentón con la misma precisión calculada con la que lo había sujetado.

—La cicatrización está yendo bien, pero aún no está completa —dijo, más para sí misma que para él—. El hueso está firme, pero aún vulnerable.

Vini sacudió la cabeza, aliviado porque ella había terminado el examen, pero la tensión aún flotaba en el aire.

—Ya te traigo tu merienda.

—Sí, señora.

Marise salió de la habitación con la misma firmeza con la que había entrado, dejando a Vini solo nuevamente. Él soltó un suspiro, aún sintiendo el toque frío y clínico de los dedos de ella en su rostro. La tensión en su cuerpo era difícil de disipar, incluso sabiendo que ella ya se había ido.

Minutos pasaron, y Vini intentó relajarse, recostándose en la cama. Pero antes de que pudiera acomodarse, la puerta se abrió nuevamente. Marise volvió, cargando una bandeja cuidadosamente arreglada. Había una taza de té humeante, un plato con pan fresco, mantequilla y un pedazo pequeño de pastel.

Ella colocó la bandeja sobre la pequeña mesa al lado de la cama, ajustándola de manera que todo quedara perfectamente alineado. En seguida, ella se retiró.

Marise entró en la habitación de Vini dos veces aquel día, siempre con una bandeja cuidadosamente arreglada —primero para el almuerzo, después para la cena. Ella no decía una palabra más de lo necesario, entregando las comidas con la misma expresión fría e impersonal de siempre. Vini apenas osaba levantar los ojos hacia ella mientras tomaba su almuerzo y cena en silencio, cada momento más tenso que el anterior.

Después de la cena, Vini siguió la rutina que ya se había vuelto casi automática para él: tomó un baño rápido y tibio. Después, fue hacia el pequeño mueble donde estaban los hidratantes corporales, los cuales Stefan insistentemente mandaba que él usara todos los días. La aplicación de las cremas era un ritual dolorosamente íntimo.

Con la piel suavemente perfumada, Vini se sentó en la cama, aguardando. El reloj marcó las veinte horas puntualmente, y él sabía que Stefan no se atrasaría. Como de hecho no se atrasó.

1
NovelToon
Step Into A Different WORLD!
Download MangaToon APP on App Store and Google Play