Todo lo que hace una mamá por el bien de su hijo.
Anastasia una joven mamá que se verá obligada a tomar una drástica desicion para salvar la vida de su hijo.
Podrá Anastasia salvar asu hijo y también encontrar el amor verdadero.
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Lo firmas o no
_Disculpe, señor, estaba un poco distraída_ se defendió la joven.
_De eso ya me di cuenta. Eres bastante curiosa_ dijo el hombre muy serio, dirigiéndose detrás de su escritorio para sentarse en su silla.
_Toma asiento, no tengo todo el tiempo del mundo. Hablemos_ volvió a decir el apuesto hombre, cuyo rostro no mostraba emoción alguna.
La chica frente a él no hizo más que obedecer y se acomodó en el sillón que estaba frente al escritorio del señor.
_Bien, iré directo al grano. Me gustan las cosas claras y rápidas_ habló nuevamente el señor, clavando su mirada en la mujer que tenía enfrente. Anastasia solo asintió.
_Tú quieres dinero, ¿no es así?_ preguntó el hombre con frialdad.
Anastasia no pudo evitar bajar la cabeza. La forma en que el señor le preguntó la hizo sentir avergonzada, así que simplemente asintió de nuevo.
_Bien, te daré la cantidad que quieras. Y ya te digo, no me interesa para qué quieres el dinero, ese es tu problema. Yo solo quiero saber qué estás dispuesta a hacer para obtenerlo_ dijo el hombre, apoyando sus brazos en el escritorio.
_Estoy dispuesta a hacer lo que sea. De verdad necesito mucho el dinero, señor_ respondió la joven, apenada.
_Firma estos papeles y te daré la cantidad que necesites_ insistió Antonio, poniendo una carpeta con tres documentos frente a Anastasia.
Ella la tomó con manos temblorosas. Cuando abrió la carpeta y vio la primera hoja, sus ojos se abrieron de par en par. No podía creer lo que estaba viendo.
La primera hoja era un acta de matrimonio, firmada por un juez y por el hombre que estaba frente a ella. En el documento se indicaba que ella y el señor Antonio se habían casado esa misma madrugada a las 4:00 AM. Solo faltaba su firma para que el documento fuera válido.
_Ese papel solo necesita tu firma, y ya está. ¿Quieres el dinero? Pues fírmalo y lo tendrás_ dijo el hombre con total normalidad.
La joven no comprendía cómo él podía estar tan tranquilo diciéndole eso. Si ella firmaba, se convertiría en la señora Santoro. Para ella, el matrimonio no era un juego, pero para el hombre frente a ella, parecía ser solo dos firmas en un papel.
_Esto es un acta de matrimonio_ dijo finalmente la joven, levantando la cabeza y mirando fijamente al hombre.
_Asi es, Anastasia. Tú quieres dinero y yo quiero una esposa, así que firma y ya está_ respondió el hombre, moviendo su mano de un lado a otro.
_¿Cómo puede usted jugar con algo así? ¿Acaso no se da cuenta de lo que me está pidiendo?_ habló la joven, endureciendo su mandíbula. No podía creer que este hombre fuera capaz de esto.
_De qué te quejas. Lo tomas o lo dejas. Tienes cinco segundos para decidir: cinco, cuatro…_ empezó a contar el hombre. Esto sorprendió a Ana, que lo miraba con la boca abierta. _Tres, dos…_
_Vamos, decídete. Te queda poco tiempo_ se burló el hombre, sabiendo que ella no tenía más opciones que aceptar.
_Está bien, los voy a firmar. Pero antes déjame ver los siguientes papeles. Si el primero es esto, ¿qué serán los otros?_ respondió la chica, revisando los otros documentos.
El segundo documento era un contrato que también tenía que firmar. En él se estipulaba que debían permanecer casados por tres años y que, si ella no cumplía con el trato, debía pagar una suma muy elevada de dinero e incluso podría ir a la cárcel.
_Supongo que tres años no serán nada_ dijo la chica suspirando.
El hombre frente a ella no hacía más que observarla en silencio.
Cuando la joven terminó de leer el segundo documento, se dispuso a ver el tercero. No tenía inconvenientes con lo que decía en el contrato.
_Antes de que leas el tercero, ya te digo que no podrás cambiar nada de lo que está ahí_ volvió a hablar el hombre, recostándose en su silla.
La chica empezó a leer el contrato, cuyo encabezado decía: "DEBERES A SER CUMPLIDOS POR MI ESPOSA".
La mujer observó una larga lista de puntos donde se detallaban sus obligaciones como esposa.
En primer lugar, estaba escrito que al firmar el contrato, ella debía mudarse a la hacienda como la señora de la casa, y que todos los trabajadores debían respetarla como tal.
Después, se indicaba que cada vez que él estuviera en la hacienda, ella debía atender personalmente a su esposo, ya que él solo venía una vez al mes.
La joven no pudo evitar mirar con sorpresa al hombre cuando llegó al último punto del documento, donde se establecía que ella debía mantener relaciones sexuales con él.
_¿Cómo es eso de que tengo que acostarme con usted?_ preguntó la joven incrédula.
_Vas a ser mi esposa, y los esposos hacen eso, ¿o me equivoco?_ dijo el hombre en tono burlón.
_O sea que al aceptar esto, ¿me estaría vendiendo a usted?_ cuestionó la joven con un nudo en la garganta.
_Exactamente, Anastasia. Si firmas esos tres documentos, te estarías vendiendo a mí_ respondió el hombre con una sonrisa diabólica en los labios.
Anastasia tragó saliva. No tenía opción, esta era la única manera de salvar a su hijo.
Y como siempre se repetía a sí misma todos los días: todo por mi hijo, todo por mi hijo.
_Y bien, Anastasia, ¿los firmas o no?_ preguntó el hombre con suma arrogancia. En el fondo, él ya sabía que ella los firmaría.
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Tienes mucho talento te felicito !!!