El Disfraz de un Hombre Adinedado

Ahora Bara estaba de vuelta en su habitación del dormitorio.

Parecía como si todos los planes de Bara para engañar a su padre pidiendo ayuda a sus dos mejores amigos hubieran desaparecido.

Porque esos dos, Andra y Panji, a quienes Bara consideraba amigos, nunca habían sido sinceros. Habían explotado la riqueza y la bondad de Bara todo este tiempo.

Bara se sentía completamente traicionado. Acababa de darse cuenta de que las personas que lo habían elogiado todo el tiempo eran hipócritas, solo querían aprovecharse de él.

Bara hizo una mueca de dolor mientras se aplicaba una compresa fría en la contusión en la comisura de su boca.

"¡Ay...! ¿Por qué duele tanto? Espera y verás, Panji, traidor," exclamó Bara con ira.

Bimo, quien se mantenía leal en la habitación del dormitorio de Bara, sonrió sutilmente, habiendo comenzado a comprender el verdadero carácter de Bara después de escuchar su conversación con su antiguo jefe.

Golpe...

"¿Te estás riendo de mí? ¿Te parece divertido todo esto, eh?" desafió Bara, mirando a Bimo.

Bimo, a quien le habían lanzado una pequeña toalla, la atrapó con precisión.

"¡Lo siento, amigo! Fue un poco divertido. Pensé que eras un chico normal como yo, pero resulta que eres hijo de un hombre rico," explicó Bimo, mirando a Bara con una mirada tranquila.

Al escuchar las palabras de Bimo, Bara resopló irritado. Apartó la cara.

"¿Te estás burlando de mí? Ahora sabes quién soy, ¿verdad? Así que lárgate, no finjas que te preocupas por un pobre como yo."

"¡Jajaja...! ¿Quién quiere preocuparse por ti? Estoy aquí porque eres mi vecino en este dormitorio, y además, no mereces preocupación porque eres tan arrogante."

"¿De verdad? ¿Arrogante, yo? Pero no me siento así."

"Bueno, no te darías cuenta, ya que siempre menosprecias a todos. Ah, y sé que todavía estás luchando para aceptar tu nuevo estatus de vida, pero mi consejo es que lo aceptes de buena gana; después de todo, ser pobre no es algo de lo que avergonzarse."

"¿Qué estás diciendo? ¿Cómo puedes decir que ser pobre no es vergonzoso? Solo mírame. Solo llevo ropa que vale 100 mil, y mi cara no es tan guapa como antes, y para mí, eso es vergonzoso," dijo Bara, mostrando su frustración.

"¡Pff...! Estás siendo demasiado dramático, Bara. En mi opinión, sigues siendo guapo e interesante. Ahora disfruta de tu vida, Bara, y vive felizmente."

"¡Bien! Aceptaré este destino de buena gana y trataré de vivirlo. Mañana, comenzaré mi trabajo como conductor de mototaxi en línea. Oh, ¿tú tienes un nuevo trabajo?" preguntó Bara, mirando fijamente a Bimo.

Bimo sonrió sutilmente, pareciendo alguien fácilmente persuadido por las opiniones de los demás.

"No te preocupes por mí, Bar. Estoy acostumbrado a estar desempleado, y para mañana, ya habré conseguido un nuevo trabajo."

"¡Pff! ¿Quién está pensando en ti? Oh, ¿planeas salir? Me gustaría pedir algo de comer, si está bien."

"Claro, no hay problema. ¿Qué te gustaría que trajera?"

"Solo un almuerzo empacado con el plato más barato. Tengo que empezar a ahorrar ahora."

"¡De acuerdo! Pediré tu pedido. Me voy entonces."

"Espera, Bimo. Aquí está el dinero," llamó Bara, sacando un billete rojo.

Bimo soltó una risita suave, retrocediendo para salir de la habitación de Bara.

"Quédatelo. Yo te invito hoy," respondió Bimo, haciendo que Bara sonriera agradecido.

"Gracias, Bimo. ¡Prometo devolverte tu amabilidad algún día!" gritó Bara, aún audible para Bimo.

En el fondo, Bara se sentía agradecido porque después de perder a dos amigos traidores, había encontrado un amigo verdaderamente sincero en Bimo...

¡"Bimo! Eres realmente amable. Prometo devolverte tu amabilidad, y a partir de ahora, aceptaré el castigo de papá, para realmente entender lo duro de la vida," murmuró Bara con convicción. Luego, empezó a trabajar con el teléfono inteligente que los guardaespaldas le habían entregado el otro día.

Para comenzar su trabajo como conductor de mototaxi en línea. Antes de trabajar, Bara decidió aprender primero sobre los requisitos y las reglas de ser conductor de mototaxi.

*****

La mañana llegó inadvertida, y después de freír un huevo que se puso negro-marrón, Bara decidió ir a trabajar.

Había recibido varios pedidos para servir. Bara estaba entusiasmado por empezar su nuevo trabajo.

Este nuevo entusiasmo superaba incluso su ambición al competir por un proyecto de miles de millones de dólares.

Ahora Bara se sentó en su motocicleta, sin olvidar ponerse la chaqueta de taxi de motocicleta provista en el armario.

Parecía que su padre, el Sr. Abraham, había preparado verdaderamente a Bara para su nuevo papel como conductor de taxi de motocicleta, no solo con una chaqueta, sino también con guantes, un casco barato y zapatos, todo guardado en un pequeño armario decorado con patrones de Doraemon en su habitación.

Bara suspiró frente al espejo retrovisor y Bimo, que acababa de salir de su habitación, sonrió al ver las acciones de Bara.

"¡Wow...! Parece que estás listo para tu primer día en el trabajo. Te he visto sonreír todo este tiempo", dijo Bimo, que también estaba en su motocicleta.

Bara respondió con una leve sonrisa, escuchando el comentario bromista de su nuevo amigo.

Bimo parecía cada vez más curioso por el repentino cambio de Bara de la riqueza a la pobreza.

"Tienes razón, ¡amigo! Por alguna razón, me siento súper emocionado esta mañana. Oh, ¿también sales? ¿Encontraste un nuevo trabajo?"

"Sí. Me han ofrecido un puesto en una empresa privada. No es una gran empresa, pero estoy dispuesto a intentarlo."

"Me alegra escuchar eso, espero que consigas el trabajo", le deseó Bara.

"Gracias por los deseos, Bara. Espero que tu base de clientes también crezca."

"¡Jaja...! Siempre estás tan optimista. Bien, entonces me voy", dijo Bara, arrancando su motocicleta.

Bara comenzó a buscar la dirección en la orden, sintiendo el calor de la mañana opresivamente caliente...

Y empezó a sudar debajo de la pesada chaqueta, pensando para sí mismo, "¡Ugh...! Así que esto es lo que se siente ser un conductor de taxi de motocicleta. Este uniforme es tan caliente e incómodo... Aguanta, Bara. Puedes lograrlo", susurró para sí mismo mientras el sudor le corría debajo de la ropa.