Cayleen, una chica dulce, pura y con un corazón muy bueno, se ve obligada a casarse con un príncipe testarudo, narcisista, que la tratará muy mal, pero ella deberá mantener la promesa que su padre le hizo al Rey
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Cap. 6 La Promesa.
Era la hora de la comida, llegaban los exquisitos y extraños platos, todos se encontraban presentes excepto nuevamente Felipe que no había ido para evitar a su padre y a Cayleen.
—Cayleen, cuando termines le llevarás la comida a mi hijo, —mencionó el Rey.
—Si su majestad —respondió sorprendida.
—Su majestad! No se preocupe, Felipe
terminará aceptando este matrimonio, —mencionó Kiara.
—Lo sé mi pequeña alteza —dijo el Rey sonriendo y se levantó hacer sus que haceres, mientras todos le hacían una reverencia para despedirle.
Al terminar Cayleen se dirigió a la habitación de Felipe y entró sin avisar,lo observa y él está acostado en aquella enorme cama.
—Por qué entras sin tocar, no tienes educación? —dice muy molesto sin mirarla.
—Perdón, yo...
Antes de dejarla terminar pregunta —Que quieres?.
—Le traje su comida alteza —responde Cayleen ignorando lo que le dijo anteriormente.
—No tienes educación, pero claro estamos aquí para enseñarte.
—A que se refiere? —preguntó Cayleen observando la picardía en los ojos del principe.
—Ve con la bandeja tocas la puerta y esperas a que te deje pasar. —lo dijo sonriendo con maldad.
—Pero ya estoy adentro, lo siento la próxima vez...
No dejó que terminara de hablar y gritó —No habrá próxima vez por qué ahora aprenderás.
—Principe...
—Fuera! —gritó apuntando con su dedo hacia la puerta.
Cayleen lo miró y salió cerrando la puerta, e hizo lo que él principe le dijo, volvió a tocar la puerta dos veces y nadie respondió, tragándose su coraje tocó bien duró por última vez, y el príncipe preguntó —Quien es?
Cayleen moría de irás, sabía que solo era por burlarse.
—No hay nadie? —preguntó el príncipe burlándose.
—Cayleen, —respondió respirando profundamente.
—Ah! que quiere? —volvió a burlarse.
—Le traje su comida alteza. —respondió muy tranquila aguantándose todo el coraje que le tenia.
—Mm okey, 2 minutos! — mencionó el príncipe.
Cayleen estuvo parada mucho tiempo afuera y el príncipe no salió por lo tanto decidió irse, en cuanto ella se dió la vuelta, el príncipe salió.
—No iba a dejarme mi comida?, por qué se va?.
—No soy su burla!, si está tan aburrido puede hacer miles de cosas, porqué me hace esto.
El principe solo sonrió y dijo —pase a dejar la comida, o me la va a dar aqui?
Cayleen pasó respirando profundo y dejó la bandeja de comida en la mesa que estaba junto a la cama.
—Por qué traes tu la comida? o esque ahora ya vas a ser una sirvienta más.
—No su alteza, sé que eso lo desea mucho pero por ahora no pueden consentirlo.—respondió sarcásticamente.
—Si no bajé a comer fue porque no quiero estar al lado de alguien como tú, por qué eres tú la que trae la comida?.
—Son órdenes del rey, no es mi decisión.
—Si claro, seguramente te ofreciste para estar cerca de mi, pero aunque te acerques a mi nunca te voy aceptar como mi esposa!.
—No espero que lo haga.
—Lárgate!. —gritó muy enojado tirando la bandeja al piso ensuciando gran parte del largo vestido que Cayleen usaba y causando que la lujosa vajilla se rompiera. —No me traigas nada no quiero comer nada y no voy a comer hasta que te largues de este castillo.
Cayleen simplemente se inclina en el piso para recoger todos los pedazos rotos.
—Deja ahí! vete! no quiero verte!. —mencionaba a gritos el enojado príncipe.
Ella sin decir ni una sola palabra e ignorándolo, sigue recogiendo para luego retirarse, al ver esto Felipe se levanta muy enojado y le agarra la muñeca, haciendo que ella se lastime con la vajilla rota.
—Auch!!! —Cayleen suelta un pequeño quejido.
—Ves lo que haces! Te dije que dejaras y te fueras de aquí, vete! no te quiero ver. —gritaba muy furioso.
—Me quedaré su alteza, no importa lo que haga, me quedaré por cumplir la promesa de mi padre y.. —no quiso decir ni una palabra más o terminaría diciendo la enfermedad del Rey.
—Por la maldita promesa del Rey, pero créeme no te conviene quedarte, y si sigues insistiendo te vas arrepentir por que haré de todo para que te vayas de este palacio. Cayleen solo lo miró fijamente pues el aún no soltaba su muñeca y la sangre empezaba a correr por la palma de su mano.
Al ver esto Felipe la levanta del piso muy furioso la saca de la habitación y le cierra la puerta, a ella se le caen unas cuántas lágrimas y no dice nada, sentía coraje, irá y al mismo tiempo dolor, acaso nunca iba a ser feliz?, ¿por qué el príncipe se comportaba de esa manera sin escuchar sus razones?.
—Caroline quien pasaba por los pasillos la observa y se dirige hacia ella.
—Princesa! Su mano. —dice muy asustada.
—Shh!! No es nada no te preocupes y no le digas nada de esto al Rey no quiero que se preocupe.
—Pero princesa su mano...
—Dije que está bien, —recoge el desorden de la habitación, quizá a ti te deje entrar.
—Su alteza, déjeme tratar su mano primero o se le infectará.
—No te preocupes Caroline, me curaré mi herida, ve hacer lo que te dije, no quiero que él también se lastime y ten mucho cuidado.
—Como ordene princesa —respondió Caroline preocupada haciendo la reverencia.
Felipe desde adentro escuchó todo, pero se ponía cada vez mas furioso, que buscaba Cayleen al no decirle nada al Rey?, que quería con todo lo que dijo?.
Cayleen se dirigió a su habitación llorando pues sabía el futuro que le esperaba, y pensaba y si renunciaba a casarse con el príncipe?, aunque no podía hacerlo, una promesa es una promesa, y mas aún es una promesa de su difunto padre con el Rey, si su padre no lo hubiese tomado como última decisión talves hubiera podido renunciar, además recordaba también que el mismo rey le había pedido que lo ayudara por su salud, se limpió sus lágrimas y mientras agarraba una venda y se la colocaba en su mano, se dijo a ella misma que pase lo que pase cumplirá la promesa de su padre con el Rey, y ayudará al Rey cueste lo que cueste.