Natalia Ruttherford siendo una mujer exitosa en los negocios, hija de una familia de gran poder y prestigio, se vuelve blanco para unos asesinos quienes pretendían secuestrarla luego de que saliera de un restaurante donde se encontraba almorzando.
Tal acto fue detenido por un hombre quien la ayudo, evitando que los hombres tuvieran éxito en su secuestro. Su salvador y el hombre con quien ahora se encontraba en deuda se llamaba Vasily Vanatori, conocido como uno de los mayores asesinos de la mafia y actual líder de los Vanatori, quien como pago por la deuda de haberla salvado le encomienda una tarea temporal un tanto extraña.
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Capitulo 12. Impotencia
Luego de que sus hermanos se marcharan de la oficina, Natalia se sentó en el sillón y suspiro, había logrado salir de esa discusión, pero sabía que esos dos no se rendirían así de fácil, lo más seguro era que habían buscado la forma de averiguar la verdad por otros medios, así que debía estar atenta de quienes se encontraban a su alrededor, sería catastrófico si su familia se enterara que se encuentra al lado de Vasily cuidando de su hijo, por el único motivo de haber sido rescatada y luego chantajeada por el hombre.
Después de unos segundos de meditar comenzó con el ajetreo de la oficina y la engorrosa pila de documentos que no paraban de acumularse en su escritorio.
Durante todo el día no tuvo más tiempo en meditar todo lo que había hablado con sus hermanos, la excesiva cantidad de trabajo mantuvo su mente ocupada hasta mas no poder.
Llegada la hora de irse, tuvo que tomar algunos de los documentos restantes y llevar el trabajo para terminarlo luego de que Misha se quedara dormido, ya que debía manejar por todo ese camino y debía hacerlo en una hora prudente.
Cansada salió de la empresa y se subió a su auto, llena de carpetas que coloco en la parte de atrás, manejo directo sin detenerse hasta llegar a la mansión, donde ya reconocían su auto y de inmediato abrieron las rejas para ella.
- ¡Mamá! – le dice Misha corriendo hacia ella para recibirla.
- ¿Te has portado bien? – le dice Natalia sonriéndole y agachándose para recibir el abrazo del niño.
- Si, hoy fui un niño obediente mamá – le dice con orgullo por su comportamiento
- Excelente – le dice Natalia riendo por la actitud del niño en querer aparentar ser fuerte de carácter
Entraron a la mansión, donde Natalia se pudo fijar que Vasily no se encontraba por ninguno de los alrededores, algo que era bueno porque no quería tener que tratar con ese tipo.
Se fueron directo hacia la habitación de Misha y una vez allí Natalia jugó por unos minutos con el pequeño antes de ir a cenar y luego arreglarlo para dormir, le conto un cuento y se quedó a su lado acariciando su cabeza hasta que esté se quedara profundamente dormido.
Después se dio una ducha para relajar y refrescar su cuerpo antes de ponerse a terminar el trabajo que había llevado con ella, salió de la ducha, seco su cuerpo y se colocó la toalla alrededor para luego ir al vestidor a buscar su ropa.
Una vez cómoda, se puso manos a la obra con lo que debía hacer, uno por uno, leyó y firmo los documentos, procurando realizar los cálculos de forma correcta y verificar la credibilidad de la información que contenían los informes.
Alrededor de la media noche escucho el sonido de las camionetas llegando, se levantó del escritorio y miro por la ventana, Vasily bajo de una de las camionetas, llevaba un pantalón negro y una camisa blanca manga larga de botones, la cual estaba más teñida de rojo sangre que de su color original, lo más seguro era que le estaban desgraciando la vida a algún samaritano.
Luego vio como sus hombres sacaban a rastras, un cuerpo. No sabía si se encontraba vivo o muerto, lo más seguro es que fuera un abogado por la forma en que iba vestido, no pudo ver su rostro, pero si sabía que estaba desfigurado por toda la sangre que tenía.
Asqueada por la escena se disponía a quitarse de la ventana cuando vio que Vasily dirigió su mirada hacia ella, de un susto se quitó de allí, ¿Me vio?, no, lo más seguro era que solo vio hacia la ventana- pensó Natalia
De inmediato siguió con su trabajo, pretendiendo disimular no haber visto nada, cuando comenzó a escuchar unos pasos que se acercaban.
Abren la puerta de la habitación y Natalia voltea a la expectativa.
- Señora, ¿se le ofrece algo antes de terminar con la cocina? – le dice la sirvienta asomándose.
-
- ¿Podría prepararme una manzanilla?, tengo los nervios de punta – le dice sonriendo, agradeciendo que se tratara de la sirvienta y no de quien ella creía
- Si señora, ya se lo traigo – le dice de forma servicial y amable
La mujer cierra la puerta al salir, al instante vuelve a abrirse la puerta.
- ¿Olvido decirme algo? – le dice Natalia creyendo que era la mujer.
- No, solo quise asegurarme de que estuviera aquí – le dice Vasily, Natalia se sorprendió, pero rápidamente se puso a la defensiva.
- ¿Por qué?, ¿Debería estar en otro sitio? – le dice con firmeza
- No – sonríe – que tenga buenas noches – le dice disponiéndose a salir y cerrar la puerta.
- No venga – le dice Natalia antes que se marchara.
- ¿Qué? – le dice devolviéndose habiendo escuchado perfectamente a la mujer
- Le dije que no venga a la habitación de un niño en esas condiciones – le dice molesta – no me interesa el tipo de crianza que usted le quiera dar o en lo que quiera convertirlo, pero en este momento Misah se encuentra bajo mi cuidado y quiero que tenga algo de normalidad mientras yo este – le dice enfrentándolo – así que le agradezco que antes de venir aquí, tenga la decencia de quitarse toda su ropa manchada y lavar su cuerpo, no quiero que Misha tenga pesadillas al verlo – le dice furiosa
- ¿Pesadillas por solo ver una ropa con sangre? – comienza a reír con su insoportable sonrisa de hiena - Señorita Ruttherford le aseguro que podría hacer cosas que realmente causaran pesadillas a ese niño – le dice con una sonrisa burlona
- Como, por ejemplo, matar a su verdadera madre – le refuta.
- Ja, por lo visto usted está bien enterada del tema – le dice sin mostrar dolor o sentimiento alguno – sí, yo mate a la madre de Misha, el tenerla cerca solo era un estorbo – le dice de forma descarada.
- Maldito…
- Señora, su manzanilla – le dice la sirvienta interrumpiendo la conversación.
- Pase – le dice a la sirvienta, quien de forma silenciosa entro, dejo la taza sobre el escritorio de Natalia y luego se marchó.
- Tengo cosas que hacer, luego podemos seguir con esta amena charla – le dice Vasily antes de irse y cerrar la puerta tras él, dejando a Natalia hecha una furia por la poca piedad que le mostro a una mujer y a su hijo.