Oliver Harris, tuvo una infancia complicada, su familia fue atacada cuando el apenas tenía cuatro años en su casa, pero su padre y hermano menor sobrevivieron, pero con el tiempo Oliver juró venganza, en una noche de celebración en un club tiene intimidad con una desconocida, pasados los años se vuelven a encontrar, pero ella guarda un secreto qué a él lo lleva a tomar una improvisada decisión.
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Una fortuna encontrarte
>>¿Qué dijiste? << preguntó la chica perpleja tal como estaba Mirna >>¡Los documentos que firmaste son los de nuestro matrimonio! << Le contestó haciéndole un leve cariño a su hijo en la nariz, >>¡No puedes estar hablando enserio! << Lo hago muy enserio, ahora eres mi esposa! ¡Me hiciste trampa eso es ilegal yo no tengo nada que ver contigo.
El abogado intervino ante la negativa de la mujer, Señora Harris es totalmente legal, aquí está el documento oficial que me entregó el juez, le mostró el documento con un sello oficial de la oficina del juzgado, >> Y porque no me dijiste nada?<< se dirigió a Oliver ni siquiera se tu nombre! >> ¡Y ahora resulta que estoy casada contigo! << Le reprocho con el entrecejo arrugado y mirándolo enojada.
Mirna le preguntó qué iba hacer,—¡El tipo se ve que no es como el idiota de tu ex! — Sonrió, Esta re bueno el condenado, ¡Mirna, guarda silencio ¿quieres? Le contestó riendo por la comicidad con que le dijo,—¡Entonces se van conmigo!— No creo que sea necesario! —contestó negativamente ¡Podemos vivir separados, al fin apenas hoy nos conocimos, no es que estemos muriendo de amor el uno por el otro! —¡Señor, déjeme hablar a mí con ella, hablo el concejal al ver a su jefe estar perdiendo la paciencia, el asintió sentándose en una mullida silla con el bebé en sus brazos.
—¡Hazlo, es una mujer difícil!— resopló, El concejal se presentó con las dos mujeres, su voz era tranquila, empezó dando diferentes argumentos, dándoles más sentido a lo que tenían que hacer, —¿Pero y la mujer? Su prometida! no creo acepte tan fácil deshacer su boda — De ella no debe preocuparse señora, ella aceptará sin poner objeción le aseguro! Katia tomó aire —Esta bien, pero dormiré con mi hijo.
Oliver por fin respiro profundo, esa mujer presentía qué sería un problema, pero ahora tendrá que lidiar con Dominica, y más con su padre, porque sabía que era, el más interesado en esa boda, ordenó a sus hombres que llevaran las cosas qué dijeran ellas que querían llevar, aunque no se veía qué hubiera nada interesante en ese lugar.
Oliver tomó su teléfono rápidamente dió órdenes para que prepararan dos habitaciones, ante la sorpresa de Katia y Mirna, los hombres solo subieron a la van una maleta para cada una incluyendo otra para Aiden el pequeño.
Antes de irse pidió a su concejal pagar la deuda a la dueña de la casa, había investigado también su asistente que vivían duramente, y la casera ya les había dado un ultimátum, pero no le iba a mencionar eso a la leona que ahora era su esposa. Subió a su deportivo que manejaba el mismo, antes de ir a la mansión tenía que ir a la beta de su propiedad ya que se había presentado un problema y quería verlo personalmente.
Katia llegó a la mansión, queriendo no llamar la atención, no tenía idea cómo actuar ni siquiera quería toparse con el señor Edward, el concejal las condujo hasta la que sería su habitación de cada una, las dos eran enormes ya ella había visto antes cuando se le contrató para decorar cada estancia, y ahora ocuparía una de las mismas que ella había tenido que dar la opinión sobre todo el precio del amueblado.
Edward cuando se dió cuenta que ya estaba en la mansión, la mandó llamar a su despacho, Katia se puso nerviosa, imaginaba que el hombre estaría furioso por haber cancelado su boda a último momento, llegó tocando levemente, escuchó el permiso para entrar, pero lo que recibió fue una sonrisa del hombre que unos instantes pensó estaría furioso.
>>¡Entra muchacha, mira nada más, quien iba a pensar que ese pequeño en realidad era mi nieto! >>¡Pero pasa siéntate a mí lado, ya eres mi nuera por lo que acabo de saber!
>>¡Señor, todo esto también fue inesperado para mí, su hijo se precipitó, no tenía que casarse conmigo! << No, no! Así tenía que ser, en realidad Oliver no tenía intenciones de casarse con Dominica pero ante la insistencia de su padre y la decisión del consejo, no tuvo ninguna opción y creeme me alegro que seas tú.
>>¡Pero va a tener un problema con la señorita y el padre como dice, y también creo que llevaré parte en eso!<< ¡Eso no es problema para Oliver ya te darás cuenta poco a poco, porque lo respetan.
Estuvieron un buen rato platicando, Edward pidió ver a su nieto, lo sintió muy bien, era igual que su padre cuando tenía esa edad, le dijo a Katia haciendo que la chica se sonrojara, se despidió para buscar algo de leche para el niño.
Pero escuchó voces, era Oliver que volvía pero no venía solo, la prometida venía con el, quizo pasar desapercibida, pero Dominica al verla lo tomó del brazo pegándose demasiado, el estaba distraído en una llamada, no tomó atención de ninguna de las dos, Katia se retiró a lo que ahora era su habitación.
—¡Venga la gracia, pretende tenernos a las dos en el mismo techo!— susurraba indignada, escuchaba el taconeo de la mujer, seguramente dormía con ella pensó, se enojó con ella misma por tener pensamientos insípidos, y a mí qué me importa que follen donde quieran, volvió a decirse.
Mirna llevaba al pequeño de la mano impulsándolo a caminar, se topó con Oliver quien fijó la vista en el niño, el pequeño levantó la vista hacia él arrugando el ceño, hizo que le causara gracia era su mismo gesto, Mirna no disimuló su risa, se tapó la boca para no ser tan obvia, jaló al niño pero parecía que se había quedado pegado en la alfombra, Oliver se agachó a su altura, pero para sorpresa de Mirna se arrojó a sus brazos el niño.
El lo llevó a su propia habitación, lo sentó en su cama, —¿sabes que soy tu papá?— preguntó al bebé que sonreía sin entender, hizo una mueca de sonrisa, que irónica es la vida, fue una fortuna haberte encontrado no sabía qué existías, le platicaba como si el niño lo entendiera.
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