Matrimonio No Deseado

— Señora vamos a su habitación.

Me dijo el mayordomo, yo asentí con la cabeza y lo seguí, subimos las escaleras y me llevo a una habitación en el segundo piso, después de atravesar un largo pasillo, en el fondo había una habitación, el mayordomo abrió la puerta y me indicó entrar, Penélope entro detrás de mí.

La habitación era fría, parece que nadie había estado ahí en mucho tiempo, Penélope de inmediato encendió la chimenea, porque noto que tenía frío, era otoño, pero ese lugar era demasiado frío, no era tan lujoso, pero sí era mucho más de lo que tenía antes, mis cosas estaban ahí, me senté sobre la cama, tenía sábanas nuevas y era suave.

— ¿Por qué hace tango frío aquí?, le pregunté al mayordomo.

— De este lado de la misión está el lago y por eso ahí corriendo frías, en realidad...

Se detuvo, pero sé muy bien lo que iba a decir, los demás tiene sus habitaciones del otro lado donde es más cálido, ahora entiendo por qué morían sus esposas de enfermedad, con estas condiciones es fácil enfermarse y más en invierno.

— Sus cosas están aquí, si necesita algo puede mandar a su sirvienta, si me disculpa.

Dicho eso, se dio la vuelta y se fue, me levanté de la cama, y quite la cortina de la ventana, en realidad había un hermoso lago detrás y se podía apreciar desde la ventana, la vista era agradable.

— Mi señora, para que no se enferma mantendré siempre la chimenea encendida, vamos a cambiarle el vestido.

Asentí con la cabeza, sabía que no estaba en posesión de exigir nada, y que le caía mal a ese hombre, se casó conmigo solo por qué se tenía que casar, y yo fui la pobre desafortunada.

Penélope me ayudó a quitarme el velo y el vestido de novia, me puso un vestido color rosa pastel sensible qué había comprado, y me adorno el pelo otra vez.

«Esto va a hacer más difícil de lo que pensé, al mirar esta habitación fría, *es posible que si muera de frío este invierno*, (suspire), solo me pregunto, ¿cuánto tiempo viviré?, días, meses, años, quizás debería tener una actitud más optimista, pero no quiero tener falsas esperanzas, si desde que pase por la puerta ya sentí el rechazo»

Tocaron la puerta, Penélope fue abrir de inmediato, una doncella entro, y comenzó hablarme.

— La Duquesa la mando a buscar.

Sus palabras eran tan despectivas como las expresiones de su cara, de inmediato me levante, de donde estaba sentada y la seguí, Penélope iba detrás y ella la detuvo, yo le hice una señal con la cabeza para que se quedara en la habitación tranquila.

Salimos al pasillo y atravesar la mansión, al llegar al otro lado, el pasillo era cálido, lujoso, y confortable, la doncella abrió una puerta y me hizo una señal para que entrara.

Al entrar era una hermosa habitación bañada con el sol del otoño, todo era lujos y brillante, la Duquesa y la otra chica estaban sentadas en una mesa tomando el té de la tarde.

— Que ropas más humildes, de verdad que no tienes ni clase para vestir.

Tan solo abrió la boca para rebajarme, esa mujer quería pisotearme desde el primer día en que entre a la casa.

— Gracias por sus observaciones lo tomaré en cuenta para el futuro.

Ella no espero que yo le respondiera, la mandíbula se le iba a caer, con una expresión de asombro exagerada que hizo.

— Tú, crees que somos iguales, qué tienes el descaro de responderme.

Mire a mi alrededor, como si estuviera buscando algo, incluso me di la vuelta, y todo para que mis palabras tuvieran el efecto que quería que tuvieran.

— Me habla a mí, o algún fantasma de las esposas de su hijo, ya que no importaba lo bajo que yo estuviera antes, inmediatamente me case con su hijo, ya me eleve a su mismo nivel.

Se paró de su asiento, cogió la taza de té y me la tiro en la cara, por suerte estaba tibio, por eso no me quemo el rostro, pero yo ni parpadeé, esto no es nada, comparado con lo que me decían mis abuelos, no voy a hacer doblegada por estas cosas, ya lo he perdido todo, hasta el miedo.

— Ni siquiera conoces tu lugar, ¿qué crees?, ¿qué vas a hacer la señora de esta casa?, ni lo sueñes, no tienes ni el nivel, ni la educación, como eres otro más de los experimentos de mi hijo.

Me pase la mano por la cara y trate de secarme el té, en mi mente solo escuchaba los balbucea de una noble llena de sí misma, que en realidad solo consiguió un matrimonio ventajoso en su juventud, ahora cree que al estar tan alto nadie recuerda sus orígenes, pero yo sí lo sé, ya que mi padre se dedicaba hablar de todos los que los criticaban, y recuerdo todo lo que él decía, era mi único pasatiempo.

— Debe ser difícil, pasar de ser la hija de unos campesinos sin nombre a una Duquesa, entiendo eso de los niveles, todos los que arrastran del suelo a la cima, no quieren recordar el fango en el que vivían.

Sin mediar palabras me dio una bofetada, mi cara ardía, pero no llore, no demostré nada, aunque mi corazón temblará, no debía mostrar debilidad, si lo hacía las cosas iban a hacer más difíciles para mí.

— Madrina, deténgase, ella es la esposa de Benjamín, no sabe las reglas de la casa, yo le enseñaré.

«Ella se muestra la buena, pero solo hasta ahora dice algo, mientras solo disfrutaba el espectáculo, ahora como las actrices de la ópera, sale a defenderme, pero no es real, ya he visto mucho de la sociedad, la hipocresía de las personas y como solo viven del interés y el beneficio, no creo ser engañada por alguien así»

— Si no ahí nada más me retiro.

Dicho eso me di la vuelta y salí por la puerta, tranquilamente caminé por el pasillo lujoso, hasta que fui golpeada por el área fría de la casa, camino a mi habitación.

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