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Mi Cuñado Ahora Es Mi Esposo

Mi Cuñado Ahora Es Mi Esposo

Status: En proceso
Genre:Romance / Venganza / Amor tras matrimonio / Posesivo / Arrogante / Reencuentro
Popularitas:27.9k
Nilai: 5
nombre de autor: AMZ

Serena estaba temblando en el altar, avergonzada y agobiada por las miradas y los susurros ¿que era aquella situación en la que la novia llegaba antes que él novio? Acaso se había arrepentido, no lo más probable era que estuviera borracho encamado con alguna de sus amantes, pensó Serena, porque sabía bien sobre la vida que llevaba su prometido. Pero entonces las puertas de la iglesia se abrieron con gran alboroto, los ojos de Serena dorados como rayos de luz cálida, se abrieron y temblaron al ver aquella escena. Quién entraba, no era su promedio, era su cuñado, alguien que no veía hacía muchos años, pero con tan solo verlo, Serena sabía que algo no estaba bien. Él, con una presencia arrolladora y dominante se paro frente a ella, empapado en sangre, extendió su mano y sonrió de manera casi retorcida. Que inicie la ceremonia. Anuncio, dejando a todos los presentes perplejos especialmente a Serena.

NovelToon tiene autorización de AMZ para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

Capitulo 5

Las noches se habían convertido en un secreto ritual para Serena.

A escondidas, cuando la casa se sumía en el silencio y las lámparas de los pasillos quedaban apagadas, empezaba a reunir su pequeño tesoro, trozos de fruta fresca que guardaba con cuidado en un pañuelo limpio, galletas que crujían al partirse entre sus dedos, y, en los días de verdadera suerte, un pedazo de pan dulce que conservaba como si fuera oro. Lo escondía todo en una cajita vieja que había encontrado en su habitación y, cuando estaba segura de que nadie la vería, caminaba de puntillas hacia aquel rincón apartado donde sabía que él estaría.

Al principio, todo era un monólogo.

Serena le hablaba con voz baja, como si temiera asustarlo, mientras él devoraba la comida con un hambre silenciosa. Sus manos sujetaban cada bocado como si fuera un tesoro frágil, y sus ojos —oscuros y alertas— rara vez se apartaban de la comida, como si temiera que, en cuanto mirara hacia otro lado, todo desaparecería.

Una de esas noches, tras verlo comer con la misma cautela de siempre, Serena decidió contarle algo más que lo que había hecho durante el día.

—Sabes —susurró, con una sonrisa que mezclaba timidez y tristeza—. Me trajeron aquí para… para ser la prometida del joven maestro de la casa.— No esperaba respuesta.

Desde que había llegado, hacía ya un mes, no había visto ni oído nada de la Condesa Julia ni de Roger, su supuesto prometido. Aquella ausencia, lejos de incomodarla, le daba un extraño alivio… como si su lejanía le permitiera respirar sin sentir un peso constante sobre el pecho.

Con el tiempo, las noches se llenaron de sus relatos. Le contaba como habían sido sus lecciones, si había cosido hasta cansarse, si había escapado un momento para recorrer el jardín, o si había tenido algún roce con las criadas más viejas y gruñonas. Siempre, antes de irse, repetía con una convicción suave pero firme.

—Mañana volveré, y te traeré algo.

Pero él nunca respondía.

Ni una palabra, ni un gesto evidente. Solo esos ojos, que la seguían en silencio, como si fueran un muro impenetrable que separaba su mundo del de ella. Serena empezó a pensar que quizás no sabía hablar… o que había olvidado cómo hacerlo.

Hasta que una noche, el muro cedió.

Serena acababa de recoger el pañuelo vacío en el que antes había llevado la comida. Sonrió, dispuesta a despedirse, cuando lo escuchó.

Una palabra. Apenas un susurro, tan tenue que casi se confundió con el crujir de la madera.

—Rhaziel.

Se quedó inmóvil, con el corazón latiéndole en los oídos. Por un instante pensó que lo había imaginado… pero entonces él la miró. Su expresión seguía siendo reservada, pero en esa mirada había algo nuevo, una apertura mínima, frágil, como una ventana entreabierta después de una tormenta.

—¿Rhaziel…? —repitió ella, probando el nombre—. Es un bonito nombre.

Un destello fugaz cruzó los ojos del niño. No llegó a ser una sonrisa, pero tampoco era la barrera gélida a la que Serena se había acostumbrado. Y así, a partir de esa noche, las palabras empezaron a brotar, primero lentas, inseguras, como si hubieran estado demasiado tiempo escondidas… y después, con la naturalidad de quien, por fin, empieza a confiar.

A pesar de que Rhaziel había comenzado a hablar, no decía demasiado. Serena apenas sabía su nombre; desconocía de dónde venía, si tenía familia o un hogar al cual regresar. Eran detalles importantes que despertaban en ella una curiosidad ansiosa, aunque no se atrevía a preguntarle. Temía que, al presionarlo, todo lo que habían construido hasta entonces se desmoronara.

En una de aquellas noches, mientras le entregaba la pequeña ración que había logrado guardar del día, Serena se armó de valor para cambiar un poco la rutina. Había tomado un libro de la biblioteca esa tarde y lo llevaba ahora entre sus brazos. Lo colocó con cuidado sobre el regazo, observando a Rhaziel mientras comía en silencio.

—¿Sabes leer? —preguntó suavemente, con una sonrisa ligera que intentaba ocultar la expectación.

Por un instante, pensó que él no respondería. Rhaziel levantó apenas la mirada, la sostuvo de manera fugaz, y luego la desvió con un leve movimiento de cabeza en señal de negación.

Serena sintió que algo en su interior se iluminaba; era la respuesta que había esperado. Sus dedos acariciaron distraídamente la portada del libro, como si la idea que rondaba en su mente necesitara confirmarse en ese gesto.

—¿Te gustaría aprender? —añadió en un tono aún más bajo, como si temiera que con solo pronunciar la propuesta lo asustara.

El niño frunció levemente el ceño, no como un gesto de enfado, sino como quien se debate internamente entre la desconfianza y la curiosidad. Permaneció callado por unos segundos que a Serena le parecieron eternos. Entonces, con un asentimiento tímido, aceptó.

La sonrisa que escapó de los labios de Serena fue tan cálida que por un momento Rhaziel la observó sin apartar la vista. Ella no lo notó; ya estaba abriendo el libro y acomodándose más cerca de él, procurando que pudiera ver las páginas.

—Mira —dijo, señalando con la yema de su dedo una de las primeras letras—. Esta es la "A". Su sonido es así…

Al principio, Rhaziel apenas repetía los sonidos, torpe y con la voz apagada, pero Serena no se impacientó. Al contrario, cada error lo tomaba como una oportunidad para acercarse un poco más, para pronunciar despacio, para invitarlo a intentarlo de nuevo. Sus gestos eran delicados, cargados de una paciencia que él no estaba acostumbrado a recibir.

Las primeras noches fueron así, Serena leía en voz alta y él la escuchaba en silencio, apenas arriesgándose a repetir alguna palabra. Con el tiempo, la dinámica cambió. Ella le entregaba el turno a él, animándolo a unir letras, a pronunciar con cuidado, celebrando cada acierto con una sonrisa sincera y un destello de orgullo en la mirada.

Rhaziel, que al comienzo había estado reacio, empezó a esperar ese momento con una expectación secreta. Serena notaba cómo se inclinaba hacia ella cuando señalaba una palabra, o cómo sus ojos, al lograr reconocer una sílaba, se encendían con un brillo que pocas veces había mostrado.

Para Serena, aquellas lecciones nocturnas se convirtieron en algo más que un pasatiempo. Eran un refugio. Le permitían olvidar, aunque fuera por un rato, el compromiso que pesaba sobre ella y el nombre de un prometido que apenas conocía, pero cuya sola mención bastaba para que un escalofrío le recorriera la espalda. No hablaba directamente de ello, pero su voz, cada vez que se refería a “lo que debía ser su futuro”, perdía firmeza, y su sonrisa se tornaba vacilante.

Y Rhaziel, aunque callado, parecía percibirlo. No hacía preguntas, no buscaba respuestas. Simplemente permanecía allí, escuchando, permitiéndole hablar y desahogarse de manera indirecta. Quizá, pensaba Serena en secreto, el vínculo que habían formado era la única certeza que tenía en ese lugar desconocido.

1
Yoraima Jaimes
Ojalá que Shakan la encuentre
ESTER CRISTINA GOMEZ RIVILLAS
Hay nooo que asco de tipo ese Roger
Mitsuki G
Por lo menos Serena logró evitar que ese desgraciado intentará abusar de ella en ese momento ya que al ver a todas esas usadas dónde ve le interesa a Serena al verla pura no como las otras más usadas que nada me alegro saber que ese tipo no la tocara hasta la boda por lo menos con lo que vimos al inicio ese tipo no pudo hacer nada por qué Razhiel llegó a tiempo quien sabe si matandolo quien bien lo merece es un parásito en la sociedad y me alegra más que esa princesa que es buena se lo quede que busque alguien más que le compre su familia este Razhiel no es para ella
Blanca Ramirez
excelente historia
ESTER CRISTINA GOMEZ RIVILLAS
Si condesa en un par de semanas dejaras de respirar junto a tu engendro. Hay como los odio y pensar que en estos tiempos hay gente peor que esas dos escorias
ESTER CRISTINA GOMEZ RIVILLAS
Esa dulzura y ternura de la princesa va a durar poco apenas la rechacen va a sacar su verdadero ser, bruja monte hagas ilusiones las cosas son como son
ESTER CRISTINA GOMEZ RIVILLAS
Que Dios cuide a la pobre Selena y espero una muerte cruel para la.condesa y su engendro
Yoraima Jaimes
pobre serena
Fattim.AR.
lamento decirle esto princesa, pero Raziel ya está apartado para Serena, así que no se haga ilusiones. 😺
Mitsuki G
Hay no pobre Serena esa bruja supo hacerlo bien la tiene encarcelado en esa habitación para que no vaya a huir que mal por ella ya que terminó en una prisión donde tiene sus perros guardianes de la bruja cuidandola ya vimos como llegó a esa boda por que la bruja le impidió la oportunidad de huir y lo mejor aunque no para esa princesa mimada hueca que piensa que todo es color de rosa y creé que su hermano le busco marido por cariño es más que nada amarrar a Razhiel no por que piense en su felicidad pero me da gusto que si no se ve mala la princesa pero tendrá que esperar a otro que le compré sus padres ya que Razhiel tendrá que apurarse para salvar a Serena y ser el esposo nada más de ella si la princesa sigue necia sera la concubina despreciada
Leonor Galillejo
buen trabajo
Elizabeth Yepez
pobre serena ahora sí no va a poder escapar de horrible pesadilla
Elizabeth Yepez
no puede ser ya no va a poder ir a trabajar y como va hacer para irse y con la escoria del prometido
Alma Delia Morales
RAZIEL TIENES QUE LLEGAR PERO YAAAAAA ,ANTES QUE ESE MALDITO LA VIOLE😭😭😭😭😢😭😭😭😭😭😟😟😟😟😟
ESTER CRISTINA GOMEZ RIVILLAS
Hay nooo autora no permitas algo tan cruel y degradante que le puede pasar a una mujer como es una violación, algún milagro debe pasar para que no llegue a la vida de Selena algo tan aberrante, no se lo merece.
Rurcel Lacourt
diooooooos pobre Serena, estoy tan desmayada como ella, aquí ando a mil para buscar una salida.
que pasará 🤔 todavía falta mucho por qué regrese su salvador.
y este loco pervertido autoritario y con una madre loca y permisiva. no podra salvarse de lo que quiera hacer este loco.😭😭😭😭😭😭😭😭
Melisuga
¡Pobre Serena!
Todos sus planes acaban de esfumarse como un débil suspiro.
Mitsuki G
Hay no pobre de Serena ya fue vista por ese patán que no dudará en algún momento de querer meterse a abusar de ella y la bruja esa sabiendo como es su hijo le da gusto en verdad pobre Serena está en un lugar complicado para huir al ser vista ahora como le hará para no ser abusada y tendrá que cerrar con cosas en su puerta en las noches y ahora sí la única salvación es que llegue su primer amigo a salvarla de esa situación
Melisuga
¡Ay, no!
Espero que Roger no logre hacerle nada antes de la ceremonia de bodas (la cual, según la sinopsis, es interrumpida por un guerrero de ojos violeta).
FairyTessa
ya no tendrá paz co este loco
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