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El Reino De Los Engaños

El Reino De Los Engaños

Status: En proceso
Genre:Amor en la guerra / Secretos de la alta sociedad / Pretendiendo ser otra persona / Romance
Popularitas:708
Nilai: 5
nombre de autor: Gianna Viteri (gilover28)

El Rey Arturo y su hermana de sangre, Neferet, compartieron un amor prohibido que dio origen a dos gemelas. Para ocultar su romance ilícito y evitar el castigo de sus padres, idearon un plan desesperado: Neferet se llevó a una de las niñas, mientras Arturo confió la otra a una madre adoptiva, una princesa de un reino lejano. Dieciocho años después, las gemelas han crecido en mundos separados, ignorando la existencia de la otra. Pero cuando el destino las cruza, una cadena de secretos, mentiras y traiciones sale a la luz. En El Reino de los Engaños, nada es lo que parece...

NovelToon tiene autorización de Gianna Viteri (gilover28) para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

Capítulo 17

Rey Arturo

Entré al castillo pisando fuerte, me sentía extremadamente enojado con Neferet más que con Sade incluso. Ella y yo teníamos un acuerdo que consistía en no contar la verdad jamás, a pesar que se nos presentaran grandes problemas o cosas por el estilo y veo que no ha podido cumplirlo.

— ¡Arturo! —La voz de mi esposa hizo que me diera la vuelta con rapidez y después volviera a retomar mi camino— ¡Arturo! ¡Arturo! ¡Maldición! ¿A dónde crees que vas? ¡Maldita sea! ¿Quién te crees que eres para ignorarme?

Si algo odiaba de mi esposa, era lo incontrolable que se ponía debido a ciertas situaciones que la sacaban de quicio. Ingrid tenía una terrible paciencia, por no decir que ella no conocía la palabra.

— ¡Cierra la boca! ¡Por Dios, haz silencio de una buena vez! —La tomé del brazo e hice que entráramos a la habitación más cerca a nosotros— Nuestras cabezas estén en peligro por ser unos malditos mentirosos desde siempre.

— ¿Me dices que demonios ha sucedido ahora? Son las dos de la madrugada Arturo, apenas nos estábamos por retirar a nuestras habitaciones —Frunció el ceño y me dio un leve golpecito en el hombro izquierdo.

—No tienes idea de las cosas que acaban de suceder mientras todos lucían tan vulnerables. Sade, James y Eros fueron a casa de Neferet a hablar con la misma mientras que Milos y Kilian hacían de vigilantes.

— ¿Todos ellos se han prestado para aquello? ¿Para semejante atrocidad? —Abrió la boca fingiendo sorpresa.

— ¿Eso es lo que más de preocupa tomando en cuenta que hablaron con Neferet directamente? —Bajé el tono de mi voz— Ingrid...

—Si los reyes se enteran del pecado que cometieron, bueno que cometimos porque yo también me incluyo en eso, las noticias volarán a un montón de lugares y nos llevarán a la hoguera ¿No sientes miedo acaso? —Se acercó a mí hasta ser capaz de susurrarme al oído— Si estuviera en tu lugar, temblaría del miedo hasta caer de rodillas al suelo.

— Si debo ser asesinado por lo que causé, moriré entonces aunque sabemos bien que no podemos permitir algo como eso. Aparte, te pido que no le eches más leña al fuego que eso es lo que menos necesito.

—Este pueblo se quedaría sin rey y pues se convertiría todo en una tragedia, Arturo. Tus hijos te odiarán.

—No hables como que yo fuera el único en esta sala que cometió errores en el pasado. Piensa en ti antes que en mí, deberían cortarte la cabeza igual que deberían hacerlo conmigo.

—Te equivocas, esposo mío —Negó con la cabeza y se acercó a mi rostro con habilidad— Tú eres demasiado tonto como para pelear para con los demás, menos para ti mismo. Al contrario, yo mataría al que se me atravesara en cualquier punto del camino y me impidiera seguir viva y con la vida que llevo en este mismo instante.

—Eres terrible, demasiado —Reí.

—En fin, me vale un comino si tengo que matar a quién he declarado amar, prefiero terminar en un oscuro y asqueroso calabozo.

— ¿Prefieres la pena que la tan temida muerte? Pensé que sabías tomar mejores elecciones.

— La muerte es peor, siempre lo es después de todo, en mi humilde opinión —Escupió con coraje — Dime Arturo ¿Qué le has dicho a nuestra pequeña hija?

— Le he recalcado la basura en la que se ha convertido. También que no la he criado para nada en verdad, sólo dije aquello que necesitaba escuchar.

—Ay, has actuado como un padre estúpido y que no merece ni un poco de cariño de parte de sus crías. Cuéntame rey Arturo ¿Eso te hace sentir más hombre o menos humano?

—Ninguno de los dos.

—Parece que buscas eso, siendo sincera. Ahora, te aconsejo cuidar bien lo que sucede a tu alrededor. Hay demasiadas cosas de las que no te has dado cuenta y que te causarán grandes inconvenientes —Dicho esto, me dio una sonrisa torcida y abandonó la habitación a paso fuerte y decidido.

Esperé un par de minutos y fui a buscar a Sade en su alcoba, puesto que yo mismo la mandé allá. Abrí la puerta con furia y vi a mi hija acostada en su cama.

—Aquí te quedarás hasta que aquella importante fiesta haya llegado ¿Me entiendes o necesitas que te explique de una forma muy distinta a esta, hija mía?

—Ya no me llames hija, querido rey Arturo —Se acomodó de manera que quedó dándome la espalda— No lo mereces en lo absoluto.

— ¿Qué es eso que te ha molestado tanto? ¿Qué te tratara tan mal en frente a tu futuro marido y aquel príncipe que te parece tan atractivo?

—Si en realidad me amaras como un padre ama a sus hijos, no me herirías tantas veces seguidas. Ni siquiera dejas que una herida sane porque ya creas otra ¿Te parece justo?

—Parece que ahora crees tener lo necesario para dirigirte a mí de forma tan irrespetuosa —Reí aplaudiendo en dos ocasiones— ¡Bravo, Sade! ¡Bravo!

—Haz silencio rey Arturo, no me agrada el sarcasmo que usas en este instante conmigo.

—Trátame de usted, no como a uno de tus amigos. Soy tu rey, que quede en claro.

—¡Ja, sí siempre has dicho ser un gran rey y no estás a la altura! ¿Por qué no me dejas irme de este mugroso castillo junto con mi hermano y así te libras de ambos?

—Sade, sé que debería sentirme triste por las palabras que me dedicas —Reí.

—Cállate padre, oh olvidé por un segundo que ya no te considero mi padre amado —Mencionó con sarcasmo.

—Evidentemente esta conversación no va a ningún lado.

—Así es, rey Arturo. Por favor, salga de mi habitación y no me moleste hasta que el plazo de mi castigo se haya cumplido al cien por ciento.

Eros

Mi padre me dio un buen golpe para castigarme por mi supuesto mal comportamiento, antes hizo lo mismo con mi hermano menor. James fue critico por su padre, pero también felicitado ya que buscaba pasar más tiempo con la mujer que sería su amada esposa y ayudarla.

— ¿En serio has hecho todo lo que acabo de escuchar? —Mi madre negó decepcionada — Cariño, no entiendo el por qué.

—Créeme que lo he hecho por ayudar a Sade —Le sonreí y ella me llevó a otro lugar para que mi padre no nos dijera nada.

—Sade va a ser la esposa de James, cariño. No te hagas ilusiones con ella cuando ya es una mujer comprometida.

—Ella siente lo mismo por mí, mamá, me lo dijo antes —Reí entusiasta.

— ¿Me estás tomando el pelo, Eros? —Mi madre exclamó enojada.

—Jamás, madre de mi alma. Es la certeza a secas.

—El rey ha encerrado a su hija en su habitación hasta el día del baile.

Bufé con molestia. El rey Arturo lograba colmar mi paciencia desde el primer día en que lo conocí.

—Me largo a dormir, todo este reino es una maldita locura —Anuncié y me despedí de mi querida madre con una dulce beso en la mejilla.

Irina

Centro mi vista en uno de los más grandes árboles que tiene el bosque en la misma posición de la mayoría de las veces  Me preparo y tomo mi tiempo para lanzar la flecha que está cargada en mi arco, y cuando lo hago le doy al lugar que deseaba.

—¡Eso es! —Me alenté a mí misma mientras iba bajando el arco.

—Realmente te gusta el tiro con arco —Rania me tocó el hombro.

—Oh, Rania, hay algo de lo que contigo quiero hablar —Suspiré.

Ella me observó detenidamente por algunos minutos. Rania tenía esa manía, que me volvía loca cada vez.

— ¿Irina? —Captó mi atención al elevar el tono de su voz tan femenina como ella sola.

—Rania, necesito que me lleves al baile que se realizará en el castillo real dentro de una semana —Le di un abrazo esperando que de esa forma, su respuesta fuera la que yo quería escuchar.

—Mil veces no, cariño, mil veces no—Movió la cabeza de izquierda a derecha, representando una respuesta negativa— ¿Cómo se te ha ocurrido tal cosa?

—Rania...Te lo ruego —Exclamé con desesperación, necesitaba convencerla para que ella me llevara al castillo y así poder hablar con la reina Ingrid.

—Si me dices la razón del por qué necesitas con tanta urgencia y desespero llegar a ser parte de la fiesta, tal vez lo piense.

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