Ella, era la hija de un general, una guerrera talentosa, pero su prima le tendió una trampa para asesinarla y así tomar su lugar como una princesa heredera, ahora, a reencarnado en la princesa que fue puesta en su lugar y su prima acabo aun como una concubina más, pero aun siendo la princesa, las concubinas abusaron de ella, ahora que está en ese cuerpo, esta lista para su venganza.
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petición
Le tomo algo de tiempo llegar a la residencia de su vida pasada, pero era tan nostálgico estar ahí, habían pasado ya cuatro años desde su muerte y claro, como Yuna sigue vida, era obvió que nunca dieron con el verdadero culpable; indico al cochero que esperara alejado de la residencia junto con Lili y fue ella la única que se acerco, dos guardias cuidan la entrada y al verla evitan que pase sin antes preguntar, ya que el día hoy no estaba previsto ningún visitante.
- soy la princesa Hayashi Saya, vengo a ver al general Izumi.
- perdone alteza, pero no podemos dejarla pasar si no tiene cita previa.
- si esta el general vayan y avisenle que quiero verlo, es urgente.
Los guardias se miran entre si, como es una petición de una princesa, no pueden solo echarla, uno de ellos le pide que aguarde, que enseguida irá a decirle al general, ella espera que si quiera recibirla, ansía ver la cara de su anterior padre, esperando que hoy acepte ser su maestro, ya que su cuerpo aun necesita de más entrenamiento.
Pasaron unos minutos y el guardia regreso acompañado de un mayordomo, el cual le indicó a la joven que bajará, que el general la recibiría, eso le dio gusto, bajo del caballo y le entrego la rienda a uno de los guardias para así ser guiada por el mayordomo a la sala, en su camino, no pudo evitar observar cada detalle de la residencia, apenas y había cambios desde que lo vio por ultima vez.
Se quedo en la sala mientras le servían algo de té, pero los sirvientes no podían evitar preguntarse, porque la princesa estaba en esa casa y más aún, para ver al general. No paso mucho para que este llegará, al verlo, apenas se pudo aguantar las ganas de abrazarlo y llamarlo padre, pero tenía que contenerse o de hacerlo, solo se prestaría para malos chismes.
- que trae a la princesa a ésta casa?
- general, perdone mi repentina visita.
Se inclinó a modo de saludo y el general le corresponde para después pasar a sentarse.
- he venido para pedirle que me acepte como su aprendiz.
El general y los sirvientes cercanos se quedaron en blanco ante tal petición, que una princesa pida ser entrenada en artes marciales era de lo más extraño en ese mundo.
- se que es extraño, pero en casa del príncipe he pasado por momentos difíciles y más al no tener ni la más mínima consideración de parte de mi esposo. Hace poco casi morí envenenada y ante eso, me di cuenta que si quiero sobrevivir, debo ser fuerte.
- alteza, debe ser duro para usted.
Su rostro se volvió melancólico, del solo pensar que quien pudiera estar pasando esas penurias fuese su hija, ya que es bien sabido que el tercer príncipe, solo favorece a su concubinas.
- ¿sucede algo?
- no se preocupe alteza, solo recordé algo triste. Pero ante su petición, no puedo aceptarla, si el príncipe se niega a ello, estare en grandes problemas.
Había olvidado ese pequeño detalle, detesta esa absurda idea de que una mujer casada necesita permiso de su esposo para hacer algo.
- no necesito el permiso de ese hombre, pero si consigo la autorización del emperador ¿bastaría?
- d-del emperador? Por supuesto, si es una petición de su majestad, no podría negarme.
- bien, estaré de regreso en poco tiempo, prepárese.
Se pone de pié haciendo de nuevo una reverencia y pidiendo al mayordomo que la guíe hacía su cabello.
Será difícil volver a casa ahora, debido a que dejo a un príncipe enojado, así que lo mejor será ir directo al palacio del emperador, aún si no puede verlo por ahora, tendrá un lugar donde quedarse.