Narra la historia de Elina, una mujer rica y poderosa que reencarna como Elena, una extra en una novela. Ella deberá salvar al villano depresivo Noah. Noah es un "red flag" en la historia original, ya que se obsesiona con Sofía, la protagonista. Elena era la esposa de Eliézer, el protagonista, pero nunca logró obtener el amor de su esposo.
La protagonista de esta historia es una diva empoderada; no se arrastra ante ningún hombre, es firme y vengará a la Elena original. No es la típica protagonista: es ambiciosa, sensual, sabe lo que quiere y cómo conseguirlo, pero también tiene su lado dulce y tierno.
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6 Negocio
Noah se aferró a mí.
«Mamá, no me dejes, por favor», dijo Noah, lleno de lágrimas.
Tuve que quedarme; le ayudé a quitarse la ropa íntima sin ningún tipo de pudor. Él se desnudó y quedé paralizada: su cuerpo era como el de un dios del Olimpo, sus abdominales eran increíbles, su pecho firme, su piel delicada y hermosa, pero lo más impresionante era su enorme… cosa.
«Esa cosa es una serpiente», grité sorprendida. Noah se tiró en la cama y me abrazó.
«¡Suéltame!»
Mientras más gritaba, más se aferraba. Terminé dormida en sus brazos; su cuerpo era cálido.
El mayordomo se asomó por la puerta y sonrió.
El teléfono de Noah sonó. Lo contesté: era la voz de una mujer. Ella colgó, pero su voz era inconfundible: era Sofía.
—¿Por qué Noah está con Elena? Esa mujer quiere quitarme todo lo que me pertenece —susurró Sofía, atemorizada, porque no quiere perder el cariño de Noah.
Eliézer ignora a Sofía y no puede dejar de pensar en mí.
Eliézer está sentado en su escritorio, no puede dejar de pensar en mí.
—Elena, ¿por qué no puedo sacarte de mi mente? Antes te arrastrabas a mis pies, me suplicabas, pero ahora no me miras; me rogabas que te besara y ahora rechazas mis besos. ¿Por qué me duele su rechazo? Ella, ni siquiera, preguntó por Eli; Eli, eres su debilidad, pero ya ni a él le importo. Yo logré comprometerme con Sofía, pero ahora me doy cuenta de que nunca he amado a Sofía. ¿Qué hago?
Noah se volteó, se recostó boca arriba y me acostó en su pecho; su cuerpo me cubría completamente. Mi corazón latía con fuerza: era la primera vez que un hombre me hacía temblar. En mi otra vida vi muchos chicos, pero ninguno se compara con Noah; ni siquiera los modelos de revista.
Eli se despertó asustado y con escalofríos. El pequeño estaba solo en su habitación; yo siempre iba a acurrucarlo y, cuando sentía miedo, dormía con él.
—Mami Elena, te necesito; mami Elena no vendrá por mí. Fui muy duro con mami Elena —vociferó Eli entre lágrimas. El pequeño se sentía solo; fue injusto con la persona que lo cuidó y protegió desde que era un bebé. Sofía lo descuidaba y no le prestaba atención; Julia le daba más atención a sus amistades.
Desperté temprano; Noah estaba preocupado.
Noah
«Eres una indecente; meterse en la habitación de un hombre no es propio de una dama», exclamó Noah enojado.
Le respondí con furiosa:
—«Idiota, tú fuiste él que se aferró a mí creyendo que era tu madre y vomitaste».
«Mentirosa, yo jamás te traería a mi cama; no me gustan las marimachas».
—«¿Aquien le dices marimacha? Yo no me fijaría en un tonto como tú».
Después de pelear varios minutos, el mayordomo aclaró los hechos y Noah me ofreció un trato.
—«Disculpa por lo de anoche, Elena. Como recompensa, te daré el puesto de directora de la nueva campaña de la compañía Díaz».
—«Gracias, querido. Noah, eres el mejor; con gusto acepto. Soy una diseñadora reconocida, pero no tengo una compañía fija. Muchas gracias, eres el mejor. Me iré a mi casa».
«Desde hoy soy tu jefe, y mi primera orden es que te quedes aquí; si te vas a tu casa no llegarás a tiempo y debes empezar a trabajar hoy mismo».
Corrí enfurecida a bañarme.
Aunque Noah solo vive con su mayordomo, todo está impecable; me di un buen baño. Noah preparó un rico desayuno.
—«Mujer, el mayordomo te traerá ropa limpia; debes preparar una buena propuesta para la junta de accionistas», dijo Noah con un rostro frío y sereno.
Me fui a cambiar; después de varios minutos me marché a la compañía junto a Noah.
Noah lanzó un comunicado.
—«La directora de la nueva campaña es la señorita Elena Sánchez; en media hora ella presentará su propuesta al grupo de accionistas», anunció Noah en todos los micrófonos de la compañía.
Elena
Una de las empleadas me condujo a mi oficina.
—«Tu vestimenta no es adecuada para esta compañía; aquí todos vestimos con ropa sencilla», dijo la empleada con arrogancia.
«Querida, yo no soy “todas”. El dueño de la compañía elogió mi actuendo: “Yo soy antes muerta que sencilla”. No tengo que vestir sencilla para encajar; me gusta vestir extravagante porque quiero y porque puedo, y la queso», respondí con seguridad.
La empleada me miraba con desprecio.
Puse a la empleada en su lugar.
—«Mira, niñita, comprendo que no quieres trabajar conmigo, pero soy tu jefa y sabes que voy a imponer mi presencia. Si no estás preparada para cumplir con tu trabajo, simplemente renuncia. Quieras o no, soy tu jefa y me respetarás; de lo contrario, pediré tu renuncia, porque entre ser y no ser, yo soy tu jefa».
La empleada salió de mi oficina hecha una fiera.
Convocqué a todos los miembros de mi equipo.
—«Los convoqué aquí porque quiero ver sus propuestas y porque les voy a dejar claro que no permito faltas de respeto ni impuntualidad. No me gustan los chismes; y los que no estén capacitados para aportar ideas valiosas, salgan por esa puerta».
Julieta Márquez, la directora del proyecto B, se acercó a mí y me invitó a su reunión de sociedad.
—«Un gusto conocerte; me gustaría invitarte esta tarde a la reunión de sociedad que realizamos en el club de la compañía».
—«Será un placer, querida», respondí con una sonrisa. Claramente, Julieta me estaba invitando para humillarme; Julieta es una mujer hermosa, con cabello negro y ojos azules.
—«Esperaré tu participación, aunque te recomiendo ir con ropa menos llamativa; es para evitar opiniones negativas», exclamó Julieta con una leve sonrisa.
—«Con todo respeto, Julieta, pero yo no vivo de opiniones que no me generan ingresos. Me gusta ganar dinero; no le presto atención a lo que no me genera ingresos monetarios, y la única opinión que acepto sobre mí es la de mi gata Luna, que solo puede maullar».
Julieta se marchó enfurecida; estaba acostumbrada a pisotear a las que consideraba sus rivales.
—«Esa Elena es toda una bitch; la voy a dejar en ridículo esta tarde. Yo soy la más hermosa de esta compañía y no permitiré que nadie me opaque», fueron los pensamientos retorcidos de Julieta.