A sus 24 años, Anaís creía tener la vida resuelta, hasta que todo le fue arrebatado de un golpe. Un trágico accidente la lleva a una segunda oportunidad, pero en el cuerpo de alguien más: una chica de 17 años que tiene todo un pasado oscuro del que escapar. Con recuerdos vívidos de su vida pasada, Anaís busca vengarse de quienes la traicionaron, pero se encuentra atrapada en una nueva familia, nuevos amigos, y un joven inesperado que despierta emociones en ella. Entre risas, desafíos y lecciones, deberá aprender que a veces la redención puede ser más poderosa que la venganza.
¿Podrá encontrar la paz en un cuerpo joven, mientras decide si destruir o reconstruir su futuro?
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Capítulo 5: El Primer Móvimiento
El sol de la tarde empezaba a bajar, tiñendo el cielo de un tono anaranjado que se colaba por las ventanas de la casa. Anaís, aún incómoda en el cuerpo de Sofía, revisaba el mensaje de "S" una y otra vez, buscando cualquier pista oculta que le revelara más sobre su identidad. ¿Quién era esta persona y qué tan involucrada estaba en la vida de Sofía? ¿Podría ser un aliado o un obstáculo en su camino hacia la venganza?
Decidió que la mejor forma de avanzar era responder al mensaje, pero no como lo haría Sofía. Anaís tenía un estilo mucho más directo. Tomó el teléfono, y después de unos segundos de reflexión, escribió:
"Nos vemos esta noche en el café de siempre. Necesito hablar contigo también."
En menos de un minuto, la respuesta de "S" llegó:
"A las 8, no llegues tarde."
Anaís sonrió. Ya había dado el primer paso. Ahora sólo tenía que descubrir qué era lo que Sofía había estado ocultando.
A las ocho en punto, Anaís llegó al café. El lugar era acogedor, con mesas de madera oscura y una tenue iluminación que creaba un ambiente íntimo. Mientras caminaba hacia el interior, sintió las miradas de algunos clientes, pero las ignoró. Para ella, solo existía la persona a la que iba a enfrentarse esta noche.
El lugar estaba casi vacío, lo que facilitaba su búsqueda. De repente, sus ojos se posaron en un joven sentado en una de las esquinas del café. "S" era un chico de unos veinte años, cabello oscuro desordenado y una expresión de ansiedad que intentaba ocultar detrás de una taza de café. Anaís, ahora más intrigada que nunca, se acercó con confianza.
— Sofía — dijo él, poniéndose de pie apenas la vio. Su mirada la recorrió de arriba abajo, como si algo no cuadrara en la imagen frente a él.
Anaís se sentó sin decir nada al principio, solo observándolo, estudiándolo. Se inclinó hacia adelante y finalmente habló.
— ¿De qué querías hablarme? — preguntó, usando un tono que mezclaba desinterés y desafío. Era claro que esta "Sofía" no era la misma que él recordaba.
El chico se inclinó hacia ella, su voz baja pero intensa.
— ¿De qué quería hablarte? Sofía, ¿en serio? — Se detuvo un segundo, claramente perturbado. — ¿Te estás olvidando de todo lo que pasó? Lo que descubrimos... lo que hicimos. Pensé que habías cambiado de opinión, que habías decidido enfrentarte a tu familia. ¿Qué está pasando?
Anaís levantó una ceja. Estaba claro que Sofía tenía más secretos de los que había imaginado. No solo había estado ocultando algo, sino que, al parecer, había estado involucrada en algo más grande.
— Las cosas... han cambiado un poco. — Anaís mantuvo la calma, controlando la conversación. — Pero quiero entender todo. ¿Por qué no empiezas por recordarme lo que pasó? A lo mejor me estás sobreestimando.
El chico la miró con incredulidad, pero al final soltó un suspiro.
— Está bien. Supongo que lo que sea que pasó con el accidente te dejó un poco... desorientada. — Se pasó las manos por el cabello, claramente nervioso. — Sofía, tú descubriste algo sobre tu familia. Algo que no podían permitir que supieras. Iban a deshacerse de ti. Por eso intentamos huir, pero el accidente...
Anaís sintió un nudo en el estómago. Esto no era solo una simple confusión. Estaba lidiando con algo mucho más oscuro. Sin embargo, mantuvo su compostura.
— ¿Y qué descubrí? — preguntó con frialdad.
"S" la miró, como si esperara que recordara, pero luego continuó.
— Encontraste pruebas de que tu familia está involucrada en negocios sucios... más de lo que imaginabas. Y cuando quisiste enfrentarlos, ellos decidieron que no eras confiable. Por eso lo del accidente no fue un accidente... fue un intento de deshacerse de ti.
Anaís procesó la información. Así que Sofía había estado a punto de descubrir una verdad peligrosa, y ahora esa misma verdad era parte de su camino hacia la venganza. Una sonrisa apenas perceptible se formó en sus labios.
— Está bien — dijo Anaís finalmente. — Parece que tengo mucho por recordar. Pero te lo advierto... las cosas han cambiado. Yo he cambiado.
El chico la miró, confundido por el tono de su voz, pero antes de que pudiera decir algo más, Anaís se levantó.
— Nos mantendremos en contacto — añadió, dejando la conversación abierta para más adelante. — Pero esta vez, lo haremos a mi manera.
Y con eso, salió del café, dejando a "S" con más preguntas que respuestas. Anaís sabía que tenía un nuevo juego entre manos, y estaba lista para enfrentarlo. Al final del día, si alguien debía tomar el control de esa familia, sería ella. Pero ahora, además de la venganza, había un misterio que resolver.