Fui obligada a casarme con el CEO enmascarado y discapacitado por culpa de mi padre, quien en una apuesta me perdió.
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Estaba sentada en la tumba de mi madre, llorando sobre la desdicha que nos acompañó desde que ella falleció.
Mi padre se volvió violento y adicto a los juegos de mesa donde apuesta y pierde cada vez, la empresa está en bancarrota y no sé cuánto pagaré están sobre su escritorio. Mi familia está en la ruina.
Soy Elena Coen, tengo 17 años, hija de Mario Coen, un hombre que era una eminencia en los negocios, Pero con la muerte mi madre entró en depresión, se hundió y de ahí no salió.
Tengo una hermana mayor, Loren Coen, de 25 años. Ella es una mujer mimada y muy egocéntrica. Le gusta la buena vida y las cosas fáciles. Ella y yo somos como el agua y el aceite.
Regresé a casa. Mi padre salió al casino. Y mi querida hermana Loren, lo acompañó. Ella cree que puede conseguir un hombre millonario que puede complacer sus caprichos.
Mi casa es un basurero, ya no hay empleadas que nos hagan las cosas pero ellos no se ocupan de nada. Me sentía frustrada ver la casa un tiradero de todo.
Empecé a recoger el desastre que había en la cocina. Platos por un lado, vasos por el otro lado. No había ni un solo cubierto limpio. Me sentía como Cenicienta.
Terminé de ordenar y limpiar la cocina a media noche.
Me fui a mi cuarto. Estoy a un mes de cumplir la mayoría de edad, cuando ese momento llegue juro que me iré de aquí y dejaré todo como está.
Escuché que mi padre y mi hermana llegaron a la casa. Loren era reír y reír. Bajé a la sala. Mi padre estaba medio borracho.
—Hermanita, nos sacamos la lotería. Nuestros problemas están resueltos.
— Mi padre ganó en uno de sus juegos— le pregunté.
— No. Él perdió, pero contra quién perdió y lo que perdió es lo que nos hace ganar— Loren tocó mi mejilla y me dió una sonrisa que no me gustaba.
Loren se fue a su cuarto. Mi papá se había sentado en el sofá.
— Papá vamos a tu cuarto. No podrás dormir bien aquí.
— Aquí déjame.
— Está bien. Pero no deberías dormir aquí.
— Que me dejes, que no escuchas.
Dejé a mi papá en la sala. Fui al cuarto de Loren.
— Deberías ocuparte de papá. Si sales con él cada noche, por lo menos llévalo a su cuarto.
— Él quiere quedarse ahí, solo déjalo.
— Se supone que eres la hermana mayor, deberías hacerte cargo de la casa, de la empresa, Pero te estás cayendo en el mismo hoyo que mi papá.
Me tomó por los hombros y me sacó de su cuarto. Aventó la puerta.
No puedo más con esto. Me fui a mi cuarto. No pude pegar el ojo en lo que quedaba de la noche. Me levanté y me arreglé. Bajé a la cocina para prepararme unos huevos fritos. Mi papá había vomitado todo el sofá. Él ya no estaba ahí.
¡Qué asco! Ya no más. Me fui a mi cuarto e hice mi maleta. No me importa a donde voy, pero esto es insostenible.
Loren asomó su cara por mi cuarto.
— Ya estás lista para irte.
— Sí. Es demasiado con ustedes. No soy su empleada para estar limpiando cada cochinada tuya o de mi papá. Ve a limpiar tú ese vómito, porque yo no lo haré.
— Dicen que el CEO usa máscara porque su cara está desfigurada.
— ¿De qué diablos hablas?
— No te lo ha dicho papá aún. Mi querido padre jugó con el gran señor Mondragón, ese señor que todo mundo teme por su gran influencia y carácter duro. Él tiene un hijo que es un monstruo, tiene su cara desfigurada y está en silla de ruedas, eso dicen los chismes. Nadie se quiere casar con él porque ¿Quién en su sano juicio se casaría con alguien así? Entonces — Loren miraba sus uñas— mi padre perdió contra el señor Mondragón.
— ¿Apostó la casa? ¿Es eso? Tu estabas ahí pudiste impedirlo. Ya no tenemos nada, la empresa está en bancarrota, perdió propiedades, ha perdido todo. ¿Por qué no has hecho algo?
— Sabes algo, mi padre no perdió la casa, esa aún es nuestra, no te preocupes por eso. Él perdió algo que nos hará ganar mucho dinero.
— ¿Qué perdió?
— A ti— Loren puso una sonrisa en sus labios.
— ¿Qué broma de mal gusto? Mi padre jamás haría eso. ¿Por qué me odias? ¿Acaso no soy tu hermana? Nacimos de la misma madre.
— No te odio. Somos hermanas pero no completas.
— ¿Qué dices?
—Mi madre te crió pero no es tu mamá. Así que deja de creer y de decir que somos hermanas. Siempre quise decírtelo en tu cara, me fastidiaba cuando mi mamá te daba más cariño a ti que a mí, que era su verdadera hija.
Mis lágrimas salieron solas. Ahora veo porque soy la única que tiene los ojos azules y porque mi piel es tan blanca como un papel. Hasta había pensado que era uno de esos genes que se manifiesta a la cuarta generación por ser un gen recesivo.
Tomé mi maleta y salí del cuarto. Busqué a mi papá en su cuarto, necesitaba saber la verdad. Él no estaba.
Decidida a irme, bajé por las escaleras con mi maleta. No me había percatado que habían dos hombres vestidos de negros.
Un señor salía del despacho de mi padre con unos papeles en manos. Ese señor le hizo señas a los hombres quienes se acercaban de aprisa. Yo retrocedi, empecé a subir por las escaleras, de regreso a mi cuarto, ellos me seguían.
¿Qué es lo que está pasando? Loren me bloqueó la pasada.
— Te dije que mi papá te perdió en la apuesta. Todo es por nuestro bien. Estaremos en los días de gloria, gracias a ti— Loren beso sus dedos y me tiró el beso.
Los dos sujetos me tomaron de las manos. Yo peleaba para que me soltaran.
— Papá — gritaba— papá ayúdame. Papá...papá...
Mi padre nunca salió de su despacho.
Me sacaron a la fuerza de la casa. Y mi papá no salió ayudarme. Loren sonreía.
— Esto es un delito. Esto es trata de persona. Lo voy a denunciar con la policía. Dejénme salir. Papá ayúdame, papá.
Me pusieron un trapo en la nariz. Solo sentí como ese olor inundó todo mi sistema respiratorio. Cerré los ojos porque sentía mucho sueño.
Gracias Luna por una novela corta pero excelente te felicito que Dios te bendiga siempre 🫂😘🙏🇻🇪💐