Novela de fantasía que relata las discriminaciones, el renacer. Las intrigas por la supremacía del poder. El triunfo del bien sobre el mal. Pero, sobre todo, la aceptación de uno mismo. ¿Encontrará Irina, la felicidad en su segunda oportunidad de vida, con un Dragón? ¿La Diosa podrá salvar a la humanidad de los demoníacos Morlos?
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Capítulo 5
-¡Disculpe Majestad, no fue mi intención, tocarlo!- lo dice con una mirada y una sonrisa haciendose la timida, mientras seductoramente, una mano se aferran al cuello del hombre, y la otra acaricia con lujuria los pectorales del joven príncipe, quien la mira con una media sonrisa, la mujer tenía un vestido, que dejaba al descubierto sus pechos voluptuosos, que luchan por salirse del escote pronunciado.
Obviamente, al príncipe mujeriego, le gustó lo que se le ofrecía a la vista. La mujer era muy bella, de ojos azules cabello rubios enrulados, muy largos, piel tersa, no era muy alta media aprox 1.60 m, pero sí muy bien proporcionada, era oriunda del Imperio Prustino. A diferencia de Irina que aun era una niña, sin gracia, sin curvas, mejor dicho muy redonda por su obesidad, pero de la misma estatura, ya que los habitantes del Reino de Valkovia, eran personas muy altas, e Irina, todavía no se había desarrollado en su totalidad.
Irina, pisa unas ramas secas, al intentar retirarse dando un paso hacia atrás, quiere huir de la nauseabunda escena, lo que provoca un crujido. Lo que atrae la atención de Egor:
-¿Quién anda allí? ¡Salga de inmediato!- el Príncipe suelta a la sirvienta, sabe que no debe intimidar con la servidumbre. Ordena contrariado, porque pensaba en poseer a esa ricura de mujer, allí mismo entre la maleza.
- ¡Disculpe Majestad, Príncipe Heredero, no fue mi intención molestarlo, enseguida me retiro!- timidamente responde la princesita, quiere irse de inmediato, pero él le sostiene el brazo.
- ¡Un momento, no te he dado permiso para que te vayas! ¡Retírese usted doncella!- ordena Egor, no quiere que se produzcan cotilleos a su alrededor.
-Sí majestad, ya me voy, con su permiso-
Larisa se va apurada, no sin antes lanzarle una mirada asesina a Irina, no sabe quién es esa niña entrometida.
- ¿Quién eres tú, niña? ¿Qué haces en el Palacio?- pregunta Egor
-Majestad, soy la princesa Irina Smirnova, del Reino de Valkovia, estoy de visita con mis padres los Reyes de Valkolvia- hace una reverencia exagerada, que se ve cómica por su sobrepeso.
-Princesa Irina, no debes estar rondando por los jardines sin tu doncella ¿Estás perdida?- pregunta escrutando a la niña, es la primera vez que la ve, es de rostro muy bonito con mirada inocente, pero demasiado gordita.
-No, no estoy perdida, la Emperatriz Yulia, me autorizó para que visitara los jardines- negando con su regordeta mano, se apresura en contestar la princesa.
-No debes andar sola, ¿Dónde esta tu doncella?- pregunta Egor, observándola con interés.
-Fue por unos bocadillos, estaba por ir al Kiosco Central- explica Irina.
-Bien, déjame acompañarte, ¿y sabes de qué vinieron a hablar los Reyes con mis padres?- averigua con curiosidad Egor, mientras caminan hacia el kiosco.
-No, no tengo conocimiento de eso, pero parece que es algo importante- lo mira con determinación, quiere advertirle sobre esa plebeya, que será su perdición en el futuro próximo. Se le ocurre una idea, para escapar del mortal destino.
-Príncipe Egor, ¿Puedo hablarle sobre una premonición? Verá, en mi reino tenemos maná y algunas personas podemos ver premoniciones del futuro, espero no ser descortés con usted, pero quiero advertirle sobre algo importante para su vida futura... no se vaya a molestar conmigo, por favor- con seriedad, intenta captar su atención, Irina.
- Bueno, he sabido de ese tipo de maná, puedes hablar, te promero que no voy a molestarme - dice observándola entre divertido y con burla, solo cree en las predicciones de los Sacerdotes, pero despertó su curiosidad.
- Esa plebeya que acaba de irse, despertó en mí, una energía negativa; ella, creo que se llama Larisa, no la conozco, pero es una mujer que está interesada en ser su concubina, en el futuro, lo conseguirá, provocará la perdición de este gran Imperio, es muy astuta. Desconfíe de todo lo que le diga, nada será cierto, tiene de amante al joven Conde Portela, quiere meterlo a trabajar en el Palacio, y cuando ella sea su concubina, lo meterá para convertirlo en su mano derecha, secretario personal y asesor; ambos buscarán manejarlo a sus antojos. Ella tendrá un hijo de él, que hará pasar por hijo suyo- hace una pequeña pausa, luego añade:
-Esto le parecerá increíble, pero cada palabra dicha es cierta. Queda de parte suya si confía en esa mujer. Luego no diga que no se le advirtió- explica con detalles los sucesos futuros.
- ¡Ja, ja, ja, tienes una imaginación muy fértil! ¡Deberías escribir novelas!. Hablas como si lo hubieras vivido, no hablas como profeta - se ríe hasta las lágrimas Egor.
- ¿No me cree? ¿Cómo puedo saber que se llama Larisa Popov, si apenas estoy llegando hoy a su Palacio? Sígala sin que sepa y podrá constatar mis palabras. ¿Cree que su reciente encuentro con usted fue fortuito? Yo la observaba, y pude ver que su caída fue intencional, para que usted la notara, ella tenía mucho rato alli sentada, esperando que usted pasara, porque este es el camino que siempre toma para acortar y llegar rápido al salón de prácticas con espadas ¿No es así?- lo mira tratando de que le crea.
-La verdad, es que ni yo sabía su nombre, y sí, es verdad, este camino siempre lo tomo, no podrías saber eso, si apenas acabas de llegar... - analiza el Príncipe Egor, tratando de ser más objetivo, no es tan tonto para caer con cualquiera, se dice a sí mismo, aunque sí estuvo a punto de caer con esa bella mujer.
-Por lo menos dame el beneficio de la duda, no caiga en sus trampas y artimañas, sea más inteligente que ella, no es ninguna damisela en apuros, ni mucho menos desvalida, es una completa arpía traidora, tratará de encontrarse con usted como si fueran encuentros casuales, buscará ser su sirvienta personal, hasta hacerlo caer a sus pies-
-Lo peor de todo, ella causará la muerte de sus padres y de su hermana, la princesa Kristel, porque la niña, descubrirá en el futuro, el amorío con el Conde Portela y se lo iba a confesar a usted. Luego Larisa conspirará en contra de su Emperatriz, a quien usted enviará a la guillotina, por pruebas falsas que ella fabricará - lo mira aguantando un rato la respiración, con una mirada de total sinceridad.
Irina suspira, ruidosamente, suelta todo el aire contenido en sus pulmones, algo molesta, está intentando cambiar los sucesos futuros, aunque no confía que ese príncipe mujeriego, mantenga su bragueta cerrada, duda que le crea, es tan estúpido. ¿Cómo no lo vio antes?