En medio de la adversidad y la desconfianza, dos almas se ven unidas por un destino implacable. Ella, acusada injustamente y condenada por un crimen que nunca cometió. Él, sediento de venganza y convencido de su culpabilidad. Obligados a un matrimonio forzado por circunstancias ajenas, se embarcan en un viaje lleno de secretos, intrigas y pasiones ocultas. ¿Podrán superar el peso del pasado y encontrar la verdad que los liberará? Descúbrelo en esta apasionante novela de amor y redención.
NovelToon tiene autorización de Crisbella para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
Capitulo V Te casaras conmigo
Una vez despidió a todos sus invitados, Gabriel entro a la casa molesto dejando a Daphne sola recogiendo todo el desastre que habían dejado esas personas, tardó más de una hora en dejar todo limpio. Una vez termino decidió ir a descansar, estaba agotada y ya no podía más.
"Tengo hambre, prepárame algo de comer", ordeno Gabriel asustando a Daphne.
Sin otra opción, la joven se dirigió a la cocina y empezó a cocinar para su jefe, ella estaba tan cansada que cuando fue a poner las pastas en el agua caliente por accidente tocó el agua hirviendo, quemándose la mano.
"¡Auch!", exclamó la joven ante el dolor.
Gabriel se apresuró a ver qué estaba pasando, "¿qué pasó?, ¿estás bien?", pregunto preocupado.
"No paso nada, estoy bien", respondió Daphne escondiendo su mano lastimada.
"Déjame ver", ordeno Gabriel molesto.
"Ya le dije que no es nada, en un momento le sirvo su cena", indico Daphne aguantando el dolor.
Gabriel tomó la muñeca de Daphne y vio que ella se había lastimado, "espérame aquí, ya vengo", Gabriel fue a buscar un botiquín de primeros auxilios para curar la quemadura de Daphne.
"No es necesario, eso se me curará solo" dijo Daphne apartando la mano.
"Deja de portarte como una niña y deja que atienda esa herida, se puede infectar y hasta matarte y no seré un asesino como tú", acotó Gabriel entristeciendo el corazón de Daphne.
Estaban tan cerca que Gabriel podía sentir el olor que emanaba de Daphne, después de terminar de curar su mano, por instinto empezó a oler su cabello, bajando hasta su cuello y quedándose ahí un rato.
"¿Qué está haciendo?", pregunto Daphne aterrada.
"Hueles muy bien, déjame quedarme así un rato más", por primera vez Gabriel no ordeno sino que le pidió a Daphne algo.
Por su lado, ella no se movió ni un centímetro, tenía miedo de la reacción de él si ella lo volvía a rechazar, esperando a que él reaccionara cerro los ojos y solo lo dejo que él la tocará, por alguna extraña razón a ella le estaba gustando sus caricias, cuando reacciono a lo que estaba pasando, ella lo empujó y le pidió que no la tocará.
"No señor, ya me ha humillado lo suficiente, no le voy a permitir que me humille de esta manera", Daphne estaba al borde de las lágrimas, nunca pensó que terminaría de esta manera, nunca imaginó que terminaría luchando para que no la denigraran más de lo que ya lo habían hecho.
"Largo de aquí", grito Gabriel irritado.
Daphne no lo pensó dos veces y salió corriendo de la cocina, al llegar a su habitación se encerró con llave y empezó a llorar incansablemente, no supo en qué momento se quedó dormida aún con el uniforme puesto, a la mañana siguiente Gabriel despertó como todos los días, pero no vio a Daphne por ningún lado.
"¿Dónde está Daphne?", pregunto Gabriel de mal humor.
"Está en el jardín alimentando a los perros", respondió Gertrudis sintiendo pena por la joven.
Gabriel terminó su desayuno y fue en búsqueda de Daphne, quería empezar el día torturándola un poco.
Al salir al jardín encontró a la joven sentada en la grama con un pequeño conejo blanco.
"También estás prisionero en esta jaula de oro, algún día seremos libres", comento Daphne al conejo.
"Si, también te culpa por cosas que no hiciste, es triste nuestras vidas, pero al menos tenemos vida y algún día seremos felices", Daphne acariciaba al conejo con los ojos llorosos y sin esperanzas.
"¿Acaso te traje a esta casa para que estuvieras sentada ahí sin hacer nada?", el grito de Gabriel asustó tanto a Daphne como al conejito que ella tenía en sus brazos. Apresuradamente, ella devolvió la mascota a su jaula y se puso de pie a toda prisa.
"Lo siento señor, ya sigo con mi trabajo", indico Daphne agarrando su material de trabajo.
"Deja eso así, acompáñame tengo algo que decirte", Gabriel no dijo nada más y camino al interior de la casa. Daphne lo siguió asustada, después de lo ocurrido en la noche seguramente él se iba a querer vengar de ella.
"Siéntate", ordeno Gabriel señalando una silla frente a él.
Daphne se sentó sin emitir ningún sonido, no quería darle excusas para humillarla.
"He estado pensando, te traje a esta casa con un fin, y era hacerte pagar día a día lo que hiciste con mi hermano, pero hasta el momento solo has vivido como una reina", Gabriel hizo una pausa.
"Eso no es cierto, yo he trabajado duro y cumplo con mis tareas", aprovecho Daphne el silencio de Gabriel para expresar lo que sentía.
"¡Silencio!, ¿acaso te he permitido hablar?", interrumpió Gabriel. Daphne hizo silencio y bajo la cabeza. "Así me gusta, debes tener en claro quien soy yo y quien eres tú", Gabriel era un autoritario con Daphne.
"Lo tengo claro, yo soy la asesina de su hermano y usted mi verdugo", ni ella misma sabía de donde sacaba a veces ese valor de enfrentar a Gabriel.
"Es bueno que lo sepas, ahora como tu verdugo quiero que sepas, por la tarde vendrá un juez civil a casarnos, y una vez casados tendrás que cumplir con tus deberes de esposa, desde esta noche dormirás en mi cama, recuerda que es parte de nuestro acuerdo", Gabriel lanzo aquella bomba sin anestesia tomando a Daphne fuera de base, ella lo miraba con terror, en realidad nunca leyó ese documento, estaba muy nerviosa para hacerlo y al final él solo la obligó a firmar.
"Está loco, yo no me quiero casar con usted y mucho menos meterme en su cama", Daphne dijo lo que pensaba de Gabriel.
"Otra cosa, si no cumples con el contrato volverás a prisión y le quitaré la ayuda a tu familia y tu madre morirá por el cáncer", Daphne no sabía que su mamá estaba tan enferma, esa noticia la devastó por completo, con la mirada perdida y lágrimas en los ojos no le quedó de otra que aceptar la propuesta de Gabriel.