El Abrigo De Tu Tio

Bajo sus sábanas blancas él acariciaba mi espalda suave mientras yo besaba sus labios carnosos, su aroma era exquisita y atrayente, mis músculos se cautivaban con cada movimiento que emanaban nuestros cuerpos, luego con mis manos recorrí cada centímetro de su piel, abrí mis piernas dándole permiso para que me penetrara lentamente, los gemidos no paraban de cesar en la habitación, el calor de nuestros cuerpos hacia que se mojen con nuestro sudor hasta que sentí como sus fluidos recorrían por mis células y ahí fue cuando intente recuperar el aire después de ese viaje al lívido.

Esa mañana desperté desnuda a su lado, cuando de pronto el sonido del teléfono fijo de la casa me distrajo y fui a atender.

— Hola— respondí a la llamada.

—Hola, tu debes ser Mónica, la mujer de la limpieza, me haces el favor de pasarme con Derek por favor.— una mujer del otro lado me contestó.

— Derek está durmiendo, ¿quieres dejarle un recado?.

— Le dices que llamo Zaíra, que esta noche le espero en el lugar de siempre, le llame al celular pero no contesto.

— Con mucho gusto le daré tu recado Zaíra— le dije y colgué el teléfono.

Zaíra era una de las amantes que Derek tenía, pero ella insistía para que fueran algo más por el tiempo que llevaban juntos.

Derek despertó y se dirigió hacia mí, al ver que colgué el teléfono.

— ¿Quién era?— me preguntó.

— Zaíra, dijo que esta noche te espera en el lugar de siempre— le contesté algo fría, sabía que no podía pedir explicaciones, pero me molesto la llamada de esa mujer.

— Lo que pasó entre nosotros...—No le dejé terminar la oración porque no sabía exactamente que decir.

— Lo que pasó entre nosotros solo fue sexo, ambos lo deseábamos, no significó nada más.

— Recuerdo a la perfección lo que te dije anoche.

— Pues yo no recuerdo nada.

— ¿Me estás jodiendo?, ya que no recuerdas nada, mejor lo dejemos así, se me hace tarde para ir al trabajo— dijo y se fue a la ducha.

Preparé el desayuno, cuando estaba por irse le ofrecí una taza de café, pero estaba molesto, solo me miró y se fue.

La llamada de esa mujer había arruinado mi mañana, ría saber que era real y que no.

Derek tomó el volante muy molesto por mi actitud, pensó que entre nosotros no había oportunidad, estaba convencido de que yo jamás llegaría a amarlo, entonces llamo a Zaíra.

— Hola amor— contesto ella.

— Hola hermosa, recibí tu mensaje, esta noche nos vemos en el lugar de siempre.

—Está bien amor, ya quiero verte, te extraño.

— También te extraño.

Derek llegó al hospital y de inmediatamente su equipo entró a quirófano, una mujer había recibido veinte apuñaladas por su exmarido.

La cirugía fue un éxito después de un día arduo se duchó antes de ir a su cita con Zaíra. Se encontraron en un restaurante cerca a Puerto Madero. Zaíra era una mujer de su edad, muy hermosa y sexy, ella también era médica, pero trabajaba en otro hospital, se habían conocido en un curso de traumatología.

— ¡Estás hermosa!— le dijo Derek cuando la vio.

— Gracias mi amor, me puse hermosa para vos— ella le contestó.

Pidieron al mesero que les traiga lo mismo de siempre, un vino para tomar y para comer una ternera asada con guarniciones.

— Derek, ya no puedo ocultar más mis sentimientos hacia ti, si no te lo digo ahora siento que voy a ahogarme en este estanque de sentimientos— le dijo tomando sus manos.

Derek acarició sus manos y la miro tiernamente.

— Zaíra, unas horas atrás estaba algo confundido, pero ahora podría decir que también siento cosas por vos. Pero hace unos días me casé.

—Siempre dijiste que el matrimonio no era para vos, ¿qué pasó?

— Tuve un desliz con una chica, y bueno quedo embarazada, voy a sumir mi responsabilidad.

— ¿La amas?

— No la conozco, solo es mi esposa y será la madre de mi hijo. Te quiero más a ti, si me tienes algo de paciencia, hasta buscar una solución a mi problema podemos darnos una oportunidad, pero todo dependerá de vos.

— Sabré esperarte pacientemente, no hay apuro.

Derek estaba teniendo una velada fabulosa, mientras yo le preparaba la cena, quería disculparme por ser algo grosera con él. Pero nunca llegó a la casa, me tocó cenar sola aunque apetito no tenía, pero por mi bebé debía comer.

Eran las cuatro de la mañana cuando escuché la puerta de la casa, me levanté para ver si había llegado o era alguien más. Olía a alcohol y a perfume de mujer, me imaginé que estaba con la mujer que había llamado esta mañana.

— ¿Qué haces despierta?— preguntó al verme.

Respire profundo antes de contestar— el ruido de la puerta me despertó— dije y me fui al cuarto.

— ¿No vas a preguntarme donde estaba?— dijo viniendo tras de mí.

— Eres un hombre adulto, que puede hacer con su vida lo que quiera, yo no estoy aquí para interrogarte lo que hagas, si estoy aquí es por mi hijo. Solo eres mi coartada para calmar un poco las aguas. Cuando nazca el bebé, asumiremos nuestra responsabilidad por parte separada.

—Después de que nazca mi hijo, quiero el divorcio.

— Descuida, que te la daré sin ningún impedimento.

—Una vez libre podrás volver con Ezequiel, a lejos se nota que aún se aman.

—Aunque lo ame, no podría volver con él, mi ética jamás me lo permitiría, Ezequiel será el primo de mi hijo. Y solo será un amor prohibido para mi.

— Si pudieras volver el tiempo atrás, ¿Dónde te gustaría aparecer?

—Ya es tarde, necesitó dormir— dije y me acosté en la cama.

—Mañana temprano vendrá Zaíra, es mi novia desde ahora, a ti y a mi no nos une ningún sentimiento, le expliqué la situación y aguardará por mi.

—Me parece bien, seré amable con ella, no te preocupes.

— Shopia, perdón, jamás fue mi intención alejarte del amor de tu vida.

— Él amor de mi vida ahora es mi hijo, apaga la luz antes de irte por favor.