En las calles grises de Londres, Jannia, una joven y ambiciosa empresaria, se encuentra sumida en un abismo de dolor y odio después de ser víctima de un brutal abuso por parte de desconocidos. Con su mundo derrumbado, Jannia jura vengarse de aquellos que la han destruido. Sin embargo, a medida que se adentra en su búsqueda de justicia, se encuentra con un camino inesperado: el amor. ¿Podrá Jannia encontrar la paz y el amor en medio de su sed de venganza, o las sombras de su pasado la consumirán por completo?
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Capítulo 4: Ecos de la Desesperación
La sala de hospital era un lugar de desesperanza para Jannia. La luz tenue del cuarto de recuperación no hacía más que intensificar el dolor y la confusión que sentía. Después de haber entrado en coma, Jannia había despertado para encontrar su entorno lleno de incertidumbre y preguntas sin respuestas. Las pesadillas y recuerdos fragmentados eran su único consuelo en medio del caos.
En su sueño, Jannia corría sin rumbo, perseguida por sombras que la amenazaban con un dolor indescriptible. La sensación de terror era tan real que sentía el aliento de sus perseguidores en su cuello. Cada grito y cada palabra cruel resonaban en su mente mientras sus pasos se volvían cada vez más pesados. La desesperación se apoderaba de ella, y el callejón sin salida se acercaba a pasos agigantados.
—Ni creas que te vas a salvar de esta maldita —la voz resonaba, cruel y burlona.
—Jamás lo vas a olvidar, linda —añadía otra voz, amenazante.
Jannia intentaba desesperadamente gritar pidiendo ayuda, pero en el mundo de su sueño, sus gritos parecían ahogarse en la oscuridad. La visión se desvaneció y, de repente, se encontró en el hospital, despertando sobresaltada. La pesadilla había sido tan vívida que, al abrir los ojos, se sintió aliviada al ver a su hermana Hanna a su lado.
—No, no… por favor déjenme en paz —murmuró, aún aterrorizada.
Hanna, con los ojos llenos de preocupación, se acercó con cuidado, tratando de calmar a Jannia. La expresión de angustia en su rostro se mezclaba con un amor profundo.
—¿Qué pasa, Jannia? ¿Qué tienes, hermanita? —preguntó Hanna, intentando enfriar la preocupación que se apoderaba de ella.
—Una pesadilla… me perseguían y querían hacerme daño —dijo Jannia, temblando. —Oh, gracias a Dios que solo fue un horrible sueño.
—¿A quiénes viste en tu sueño? —Hanna le preguntó suavemente, mientras acariciaba la mano de su hermana.
—No logré ver sus rostros, pero sus voces… me suenan conocidas. No sé, no sé. ¿Qué me pasó, Hanna?
Hanna estaba a punto de responder cuando Liam entró en la habitación, su rostro lleno de lágrimas y culpa. Al ver a Jannia despierta, su alivio se mezcló con la angustia.
—Mi niña, ¿estás despierta? —preguntó Liam, acercándose a la cama.
—Quiero saber qué me pasó. Hanna no quiere decirme, Liam, por favor tú dime, ¿dónde está Yulian? —suplicó Jannia, con una voz temblorosa.
Liam la miró con tristeza y preocupación, pero su mirada no ofrecía las respuestas que Jannia anhelaba.
—Princesa, espera a que venga el doctor. Él te explicará todo —dijo Liam, intentando calmarla.
Jannia, incapaz de controlar su ansiedad, intentó levantarse de la cama, pero sus fuerzas la abandonaron. Se tambaleó y cayó al lado de la camilla. Liam corrió a ayudarla, pero Jannia, en su desesperación, le pidió que se alejara.
—No, yo lo que quiero saber es ¿dónde está Yulian y qué me pasó? Esta espera me está matando, no entienden —dijo Jannia, su voz llena de desesperación.
—Déjate ayudar, hermana. No ves que estás delicada —le dijo Liam con dulzura. —No podemos hacer nada hasta que el doctor llegue.
—Noooo, dime qué pasó —imploró Jannia.
Hanna, al ver la angustia en los ojos de su hermana, supo que no podía retrasar más la explicación. Aun así, el temor de dar malas noticias la detenía.
—Ya iré a buscar al doctor, ¿sí? Espérame aquí. Liam, cuídala mientras regreso —dijo Hanna, tratando de tranquilizar a Jannia antes de salir en busca del médico.
Mientras Hanna se marchaba, Jannia se quedó sola con Liam. Su mente seguía atormentada por la confusión y el dolor. Trataba de recordar los eventos de la noche anterior, pero los recuerdos eran fragmentarios y dolorosos. Solo podía evocar el momento cuando salía del bar con Yulian, dirigiéndose hacia el coche. Luego, un golpe fuerte en la cabeza la hizo perder el conocimiento, y todo se volvió borroso.
—Oh, por Dios, ¿qué pasó? —murmuró Jannia, sintiéndose atrapada en una maraña de incertidumbre y miedo.
En el Hospital Saint Mary, Yulian había estado en un estado de desesperación. Su preocupación por Jannia había sido constante desde que despertó en el hospital. Aunque su memoria de la noche era confusa, su instinto le decía que había algo crucial que debía recordar. Cada grito de desesperación por la ausencia de Jannia reflejaba su propio dolor y angustia.
Los agentes Ryan y Erick habían sido informados de la situación de Yulian y estaban trabajando para obtener un testimonio claro. Aunque Yulian estaba en estado de confusión, su testimonio era crucial para desentrañar la verdad detrás de los eventos de la noche anterior.
La angustia de Jannia y la desesperación de Yulian se entrelazaban en un torbellino de incertidumbre. Los detalles de esa noche oscura seguían siendo un misterio, y cada fragmento de información parecía abrir más preguntas que respuestas. Mientras tanto, Hanna y Liam se encontraban en el centro de la tormenta, tratando de mantener la calma y esperar las respuestas que tanto necesitaban.
El hospital se convirtió en un campo de batalla entre la desesperación y la esperanza, con cada personaje enfrentándose a su propio dolor mientras la búsqueda de la verdad continuaba. Jannia, atrapada entre la realidad y la pesadilla, luchaba por entender lo que le había sucedido y por encontrar a los responsables de su sufrimiento.
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