Dos personas, que por destino se unen, un amor destinado a no ser, traición y venganza, muerte y pasión, desencadenado por El Desencuentro.
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Cap. 12 Te dije que la cuides Un mes después.
Al ingreso del bosque, Claudio esperaba a su primo, estaba ansioso y rogaba que no se haya echado para atrás y no vuelva nunca, pero cuando estaba pensativo, vio una figura entre los árboles que se movía hacia la salida. Era él, Greco, se lo veía meditabundo y un poco decaído, ciertamente parecía afectado, sin embargo, Greco estaba apesadumbrado, había extrañado a esa ratoncita revoltosa como un loco durante ese mes, no podía esperar para verla.
—Greco, primo, que bueno que estás de vuelta —dijo Claudio dándole un gran abrazo al que Greco respondió de igual manera.
—Sí, aunque creo que es un gran error, pero eso no importa ahora, debo volver si quiero avanzar —dijo tranquilo mientras que Claudio lo mira sin entender, para la familia, Greco debería volver para arreglar su matrimonio y criar a su hijo. Había un malentendido que la mayoría no entendía y Ana se había encargado de que nadie entendiera del todo la situación.
Caminaron al vehículo y Greco decidió dar su primera indicación, lo que llevaría a un gran problema.
—Llévame donde está la niña que salió contigo, quiero llevarla a un lugar seguro, vamos — dijo tranquilo mientras que Claudio se petrificó en el acto.
—Ella…, no sé donde está ella, se fue en cuanto llegamos al pueblo, supongo que se fue a su casa, además que Ana te espera, deberíamos ir con ella primero —dijo Claudio sin darse cuenta de que estaba a punto de morir.
Cuando Claudio se volteó hacia Greco, lo vio acercarse y tomarlo del cuello como si fuera un muñeco de trapo, sintió la presión de sus grandes y largos dedos en su garganta, dejándolo sin aire.
—Te dije que la cuides, ella corre peligro sola, te dije que debías cuidarla, ¿esta es la lealtad que me tienes?, si es así, quiero que te vayas de inmediato — dijo Greco gruñendo mientras que Claudio está poniéndose morado.
Greco lo soltó y estaba fastidiado, no podía creer que la haya dejado sola, le dijo que la cuide, que la lleve a un lugar seguro y una de las razones de terminar con todo lo que había dejado atrás era ella, Bianca Lizorty.
—Vamos a mi departamento, llama a Soto, que venga y me corte el cabello y la barba, también llama a Mauricio, lo quiero en mi departamento de inmediato — dijo Greco autoritario dejando a su primo ansioso, ese era Greco Argirakis, un hombre que tenía siempre todo bajo control y siempre estaba pendiente de todos, hasta ese día en que desapareció.
Ambos se dirigieron al lujoso departamento del centro de la ciudad, un lugar concurrido, pero muy seguro, tomando en cuenta que está vigilado constantemente y tiene cámaras activas 24/7.
Greco entró al lugar mirándolo como si no lo reconociera, aunque había sido su departamento desde que era un estudiante, sentía todo tan ajeno que le costaba siquiera sentirse aliviado de llegar a casa.
—Se ve limpio, parece que venían seguido —dijo mientras entraba dejando su maleta maltratada por el tiempo en el bosque.
—Bueno, Susi viene a limpiarlo, seguido, aunque tuvo varios problemas con Ana, Susi no le daba la llave y menos la dejaba entrar, hasta ahora no me dice lo que pasó entre ellas, pero si se llevan como enemigas —dijo Claudio, Susi es la hermana menor de Claudio. Y en todo este tiempo, era quien había mantenido a la esposa de su primo apartada de ese lugar, y solo ella lo sabe, sabe la razón.
—Bien, me alegra, ahora me voy a dar un baño, necesito cambiarme y descansar —dijo mientras que Claudio estaba un poco frustrado, parecía que Greco no quería ir con su familia ni mucho menos.
Una par de horas, había llegado Soto, quien lo esperaba con expectativa, era su amigo de Años, siempre había sido su barbero desde que estaban en el colegio, a Soto solo le gustaba la barbería y la peluquería, así que puso un emporio de belleza y anexos llevándolo a la cúspide de la excelencia.
—Greco, amigo, cuanto tiempo, estábamos todos preocupados —dijo abrazando al hombre que se ve más maduro, pero mucho más frío que antes.
—Soto, sé que me fui sin aclarar las cosas, pero creo que es hora de afrontar esto, de verdad que no quería volver, pero es hora de madurar, crecer y avanzar —dijo tranquilo mientras se sentaba en una silla.
Su amigo de inmediato corrió hacia sus enseres de peluquería y comenzó a cortar la barba para seguir con el cabello.
Claudio miraba a su primo y no entendía, se lo veía tan resentido con la familia solo por un malentendido, solo sabia que Greco había malinterpretado a su esposa y se fue sin que se aclaren las cosas.
Mauricio llegó cuando Greco estaba casi listo, había despejado su rastro y se lo veía realmente guapo.
—Greco, santo cielo, pensé que te había pasado algo malo, de verdad que me asusté de muerte cuando dijeron que no podían encontrarte, ¿dónde estabas? —Mauricio preguntó bastante afligido mientras que el hombre solo miraba al espejo viendo su reflejo, uno que odia en cierto sentido y de varias maneras.
—Eso no importa, y gracias por preocuparte, ahora quiero que hagas algo por mí, quiero que investigues a Bianca Lizorty, es una castaña más baja que alta, quiero saber donde está, localizada — dijo mientras que Claudio fruncía el ceño indignado, a Greco solo le preocupaba esa mocosa y ni siquiera había preguntado cómo estaba su esposa o su hijo.
—Bueno, yo veo que hago —dijo Mauricio tratando de entender lo que pasaba, pero cuando hizo una búsqueda rápida para comenzar con la más fuerte, se quedó paralizado.
—Greco, esa niña Bianca, ella está muerta desde hace un año —dijo Mauricio, intrigado mientras que Claudio estaba pálida, él había visto a la mujer en vivo y directo.
—Oh, así que la dieron por muerta, vaya, pues no lo está, busca a gente que sea amiga o de confianza de Bianca, no te acerques a su familia directa, ni a su famoso prometido. Mantén perfil bajo y que nadie se entere de que la estoy buscando — dijo mientras se limpiaba los pocos cabellos que andaban por ahí y se fue a su habitación mientras instruía.
—Mañana iré a la casa de mis padres, quiero sacar algunas cosas personales, los quiero a todos ahí, y llamen a Susi, también quiero que mi pequeña prima me acompañe —dijo mientras que todos fueron saliendo un poco desconcertados, parecía que esa reunión sería un evento fuerte.