Ella es Noel, una periodista apasionada y amante por su trabajo, sueña algún día llegar a ser la conductora del noticiero estelar, pero al investigar la historia que la llevaría a un ascenso posible, sin saber que esa misma historia la haría vivir en carne propia el sufrimiento, el maltrato, la venta y el tráfico...
¿Tu que tan dispuesta estarías para salvar tu propia vida?.
¿Estarías dispuesta a hacer lo impensable?.
¿Doblegarte o ser doblegada de las maneras más crueles e inimaginables?.
Dime, ¿Tú, que harías?...
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Capítulo 04.
NOEL.
La camioneta se detuvo después de varias horas en camino, abrieron la puerta y me bajaron a la fuerza, agradecía qué por lo menos me habian desatado mis pies.
Habíamos llegado a una explanada donde pude apreciar un enorme jet color gris, los hombres solo me custodiaban, ellos venían tras de mí, pero con una distancia quizás favorable para mí.
Volteé a los lados analizando rápidamente el lugar, observe a aquel hombre subir las escalerillas, y en un abrir y cerrar de ojos se descuidaron.
Sabía que era el momento, comencé a correr sin dirección alguna, no sabía donde estaba en este momento, pero lo único que tenía claro era salvar mi integridad y mi propia vida.
Seguí corriendo pensando que ya había avanzado una gran distancia, pero un estruendoso disparo me hizo detenerme.
— ¡un paso más Noel y juro que te atravieso! — respiraba agitada y casi paralizada por lo que aquel hombre había gritado— ¡gira!, ¡ahora!— hice lo que ordenó, ya que el miedo me embargaba por completo.
Al verlo, él seguía apuntándome al igual que sus hombres, aquel hombre se acercó a paso lento, pero firme siendo cada vez más intimidante para mi, al tenerlo frente a mí, me sonrió hasta darme un fuerte golpe con su arma.
El dolor era insoportable, sentía el sabor amargo en mis labios, me agarro del cabello y me jalo— me excitas Noel— acercó su rostro al mío hasta que sentí su lengua lamer mi mejilla— eres un gran negocio y sé que me darán lo que pida por ti, mi hermosa pelirroja.
Abrí mis ojos al escucharlo, tenía miedo por lo que ese hombre tenía planeado para mí, pero me negaba a aceptar mi destino, como pude lo golpee con mi cabeza e iba a correr, pero él me jalo del cabello hasta caer al suelo.
— no te resistas preciosa— se puso en cuclillas y me pegó su arma en mi mandíbula e hizo presión— sé que te gustará y gozaras, ya verás Noel. — se levantó e hizo señas a sus hombres— ¡súbanla y esta vez asegúrense qué no escapé!.
Uno de los hombres me cargo sobre su hombro y me subió al Jet, me sentó en uno de los asientos, me ato los pies y puso una mordaza.
Y solo lo vi irse, aquel hombre de aspecto sombrío se sentó a mi lado y abrocho el cinturón, su mano acarició mi abdomen viajando por mi cuerpo, tocó mis piernas, mi intimidad y mi pecho hasta llegar a mi cuello donde lo apretó drásticamente.
— no intentes nada preciosa, porque ya no seré tan paciente y bueno contigo— besó mi mejilla hasta que me soltó, se levantó y se fue.
Estaba asustada por lo que me esperaba y solo llore en silencio mientras veía por aquella ventanilla, pasaron horas, donde el sueño quería vencerme, pero el temor hacía que tomara fuerza y me negara a dormir para estar alerta.
El jet aterrizó, al ver que la azafata abrió la compuerta hombres entraron, desabrocharon el cinturón y uno de ellos me cargó, al bajar, el viento gélido hizo estremecer mi cuerpo.
Por un momento mi mente no procesaba y estaba completamente en blanco, hasta que reaccione y tenía que seguir luchando, comencé a moverme, ya que por desgracia mis manos las habían atado hacía tras.
Pero lo único que gané fue un golpe fuerte en mi trasero, y ese acto provocó que me congelara, me subieron a la camioneta donde estaba aquel hombre de aura sombría.
Me sonrió y me jalo hasta estar a su lado— hola preciosa, ¿te gustó el viaje?- solo lo observaba y negaba, el quitó la mordaza y lo escupí.
— ¡crees que me agrado el viaje cuando me tienes en contra de mi voluntad, imbécil! — él sonrió hasta escuchar sus carcajadas mientras se limpiaba el rostro.
— quise ser paciente Noel, pero, ¡ya no más! — de un movimiento me tenía contra el asiento y él arriba de mí, con su brazo sobre mi cuello— no tienes curiosidad de saber quien te intercambio por una estúpida deuda, ¿no quieres saber?— con su otra mano acarició mi mejilla— mi bella, Noel.
— ¡por favor, no me hagas daño!, yo solo quiero irme, solo, solo— el chisto varias veces, hasta que me dio un beso, sentía asco al sentir sus labios sobre los míos, y solo moví mi rostro sintiendo más presión en mi cuello, tanto que el respirar era difícil.
— ¿no quieres saber quien te cambio?.
Al escucharlo nuevamente, tenía miedo de saber quien era, pero más decepción sentiría al saber que fue él. — ¿fue Marcel?
Sonrió y sin necesidad de que hablara me confirmó que mi medio hermano me había cambiado no sé porque cosa, como si yo solo fuera un objeto y no una persona que se vale por sí misma.
Mis lágrimas salieron al recordar y entender del porqué su repentina aparición, cuando tenía años de no saber de él, pero más me dolía recordar y darme cuenta de que sus movimientos eran extraños, sus palabras, las personas que llegue a ver en mi casa, eran señales que me mostraba y me gritaba y yo de tonta jamás lo note o no las quise ver por amor a Marcel.
Sentí sus dedos limpiar mis lágrimas, al fijar nuevamente mi vista en él, me sonrió y me dio otro beso— duele la traición, ¿verdad? — no conteste ante su afirmación, porque en verdad dolía, pero no le diría, ni le daría el gusto de festejar ante mi desdicha.
Se volvió a sentar y me jaló — pero es parte de la vida nena, para que aprendas a no confiar en nadie, ni por más amable que sea— volteé a verlo con mi ceño contraído, me sentía decepcionada, pero también muy enojada por todo lo que me estaba pasando, él solo sonrió y negó — tampoco en mí, porque yo sacare partida de esto, pero por lo menos soy sincero de lo que haré contigo preciosa.
Con su mano me agarro con fuerza mi rostro y volvió a besarme, no estaba dispuesta a soportar una vez más el sentir sus asquerosos labios en los míos y solo lo mordí con mucha fuerza y rabia.
Me aventó contra la pared de la camioneta, me vio con su mirada oscura y lasciva, y sin verlo venir con su arma me golpeó tan fuerte que perdí el conocimiento.