Hasta El Final Del Camino

Alex llega corriendo a la habitación de victoria,

—es mejor que te vayas a hacer otra cosa, lo más probable es que mi madre se queje con mi esposo y si él ve que estás en mi habitación voy a tener problemas—dije en cuanto vi a Alex,

—no te preocupes, no voy a dejar que te haga daño—me respondió el mientras me pone el hielo en la mejilla,

—no es eso lo que me preocupa, estoy acostumbrada a este tipo de trato, no es la primera y no será la última ves que alguien me golpea—respondí mientras lo miro a los ojos,

¿como le explico?, esto es tan normal en mi vida y en mi día a día, aveces recuerdo cómo pequeños flash cómo películas, pequeños recuerdos de la veces que me golpearon injustamente cuando era niña esas cosas no se olvidan a vecess me siento tan culpable por no sentirla como mi madre me siento como una mala hija y detesto sentirme así pero ¿porque ella no puede sentirse igual?, desearía que sintiera lo mismo que yo siento, esta guerra interna que me atormenta sin piedad, dicen que la familia solo es un accidente genético y que no es una obligación amar a tu familia y que tu familia te ame,, pero no puedo, no puedo dejar de anhelar su amor y su cariño apesar de todo siempre voy a anhelarar su cálido abrazo ¿acaso pido demasiado?, o simplemente no merezco amor, pensé por instante mientras el me mira,

—no deberías, no mereces que te traten así señora victoria—respondió Alex mientras hace una mueca de tristeza,

—gracias por tus palabras, en verdad debes irte no quiero que tengas problemas por mi culpa—le insistí,

—esta bien si eso te deja tranquila entonces me voy—me dijo él al ver que estába temblando,

el me sonrío y se fue, eso me dejó tranquila si mi esposo entraba y me veía con él en la habitación podría mal interpretar las cosas, con mi esposo debo tener cuidado ya que no está bien de sus cabales, siempre busca una excusa para molestarme o golpearme,

a la hora mi esposo viene a mi habitación,

—¿que demonios ocurrió?—me dijo apenas entró a la habitación,

—no ocurrió nada grave—respondí asustada,

—tu madre dijo qué ese guardespaldas la trató de mala manera, de ser así voy a tener que despedirlo—me dijo él,

eso me asusto no quería que él se quede sin trabajo por defenderme a mi, así que me armo de valor para poder confrontar esta situación,

—Eso no es cierto, lo que sucedió fue que élla...

me detengo por qué me cuesta termína la frase,

—¿élla que victoria?—me pregunto,

—ella me estaba pegando—respondí mientras apretó los puños,

—¿se atrevió a golpearte?—me pregunto el,

—si y no es la primera vez—dije,

—voy a tener que hablar seriamente con Gloria, tu eres mi esposa y nadie a demás de mi puede decirte que hacer o golpearte—respondió furioso,

—tu me perteneces a mi y a nadie más, ¿me entiendes?—me pregunto él,

no me quedo más remedio que simplemente asentir con la cabeza,

—hoy dormírás conmígo arréglate—dijo antes de irse,

cesar fue hablar con la madre de victoria,

—¡como túviste la osadía de golpear a mi esposa!—le grito él enojado,

—solo túvimos una discusión de madre e hija es todo—respondió gloria asustada,

—te lo advierto, si le vuelves a poner un dedo encima a mi esposa te vas derecho a la calle—respondió el,

—no puedes hacer eso soy su madre y si yo me voy ella viene conmigo—respondió la madre de victoria pensando que podría manipular a Cesar,

—si tu intentas llevarte a mi esposa te doy un tiro en la cabeza, élla me pertenece y nadie me la quitara nisiquiera tú, será mía hasta que me aburra y quiera desecharla,

—ella es mi juguete personal y soy el único que dice cuando y donde o cómo deben ser las cosas que tienen que ver con ella, ahora largo de mi vista y por tú bien no vuelvas hacer un escándalo—dijo cesar,

la madre de victoria se dio vuelta y se fue decepcionada porqué no pudo manipular a cesar, sabe que el la puede expulsar de la mansión sin importarle nada, por otro lado cesar fue habLar con Iván,

—escucha quiero que de ahora en adeLante estén más atentos a victoria, no quiero que esa mujer la vuélva a golpear,

—él único que puede poner sus manos sobre victoria soy yo nadie más—dijo cesar,

—entiendo señor, no se preocupe prestaremos más atención—respondió Iván,

—tienes toda la autorización para expulsar a esa mujer de inmediato si pone sus sucias manos sobre mi esposa—dijo cesar,

—si señor—respondió Iván,

cesar se fue pero volvió en la noche y al darse cuenta que victoria no lo estaba esperando en la habitación fue a buscarla enojado,

—¿por qué todavía no estas en mi habitación?—me pregunto cesar cuando abrió la puerta,

—¿es necesario?—pregunte de forma absurda,

—¡por supuesto de que es necesario!, eres mi esposa y debes cumplir tu deber como mujer—me dijo mientras viene hacia a mi me toma del brazo,

—no me necesitas, tienes a tus amantes—dije mientras intento alejarme,

—hoy es tu turno, hace mucho tiempo que no me cumples como mujer—insistió el,

—no quiero hacerlo—le dije mientras trato de resistirme,

—no es lo que tu quieras es lo que yo te ordeno, muévete estoy perdiendo lla paciencia—me dijo míentras me arrastra del brazo,

—ya te dije que no quiero—respondí mientras trato de aferrarme a cualquier cosa,

—tu único deber es complacerme y ni siquiera eso puedes hacer bien—me dijo mientras me aprieta él rostro con la mano,

el me arrastra hasta su habitación,

—¿por qué haces esto?, seria mejor para ti si estás con alguna de tus amantes, ¿no es placentero estar con alguien que si quiere estar contigo?—pregunto llorando,

—no me molestan tus lágrimas cariño, es más me resulta más placentero—respondió cesar,

él me arrastró hasta su habitación

—dime, ¿lo hacemos por las buenas o por las malas?—me pregunto mientras me sujeta del cabello,

—esta bien ya suéltame me estas lastimando—dije,

en ese momento trate de desconectar mi mente de mi cuerpo, como si no estuviera pasando por eso, anhelaba estar en otro lugar, lejos de todo esto, cuando no puedes escapar en cuerpo solo queda escapar en alma,

Luego de que él quedo satisfecho me levanto de la cama,

—no dije que podías irte—me dijo el,

—pero ya terminaste—respondí mientras levanto mi ropa del suelo,

—¿me pediste permiso para irte?—me pregunto él,

—no—respondí nerviosa,

—¿entonces porque piensas que puedes irte?, ven a la cama te irás cuando yo diga—dijo el,

—¿puedo darme un baño?—le pregunte,

—si ve—me dijo el,

me siento sucia, me siento triste y lamentable, quiero quitar esta sensación de mi cuerpo y me tallo tan fuerte que comienzo a lastimarme, respiró hondo y pienso, no es para tanto ¿verdad?, cuantas veces decimos que si queriendo decir no, muchas veces sedemos porque es tan agotador luchar, ser fuerte te quiebra la boluntad y simplemente dices que si, es menos aterrador que luchar contra la corriente cuando entiendes que no eres débil por ceder solo estas guardando fuerzas.