LA NUEVA SOFÍA

Estoy echada en la cama de Fabián solo con mi ropa interior, cerré los ojos porque en mi mente quiero estar en otro lado cuando él empiece a recorrer mi cuerpo; de repente siendo que Fabián se pone de pie, lo que me sorprende; luego tira mi blusa y mi falda sobre mí.

- "Ponte tu ropa, te espero en la sala”, dice seriamente.

Corro a tomarlo del brazo, e impido que salga de la habitación, mirándolo con ojos suplicantes.

- "La vida de Ignacio depende de que pase la noche contigo, no me voy a oponer, ni poner resistencia, por favor Fabián no te vayas”, expreso suplicante.

- "Jamás imaginé que vería a una March, rogar, ponte tu ropa Sofía, no hagas que me arrepienta de mi decisión, te espero en la sala”, dice mientras suelta mi mano de su brazo y se retira de la habitación.

Ahora qué hago pienso, no debí decirle la verdad, me pongo mi falda y mi blusa, me acomodo lo mejor que puedo frente al espejo de cuerpo entero que tiene Fabián en su habitación; jamás me voy a perdonar si Ignacio muere por mi culpa otra vez, porque esta si sería la definitiva; mis ojos están hinchados de tanto llorar, salgo temerosa de la habitación rumbo a la sala.

Fabián está bebiendo una copa con vino, cuando ingreso a la sala me invita a sentarme, me mira un largo rato y se sienta frente a mí.

- "Tú viniste sola a pedir perdón, diste a entender que querías intimar conmigo y pensé que lo nerviosa que parecías era por ser tu primera vez, pero ahora me sales con la estupidez que me has dicho, crees que soy un idiota del que te puedas burlar cuando se te antoje”, me dice para luego poner su copa en la mesa.

- "Te estoy diciendo la verdad, sé que parece una locura, Fabián si alguna vez, siquiera por un minuto, un solo minuto, me quisiste de verdad, créeme lo que te estoy diciendo”, le suplico desde mi lugar.

Fabián me mira y sacude la cabeza, le es imposible creer lo que estoy diciéndole, y muestra una sonrisa furiosa.

- "Préstame tu teléfono por favor, mi padre destruyó el mío, debo intentar salvar a Ignacio, te juro que te estoy diciendo la verdad”, expreso en mi último intento de evitar la tragedia.

Fabián saca su equipo móvil, me mira fijamente, y empieza a marcar un número.

- "Veamos si lo que dices es cierto Sofía. Buenas noches, don Máximo (me asusto al escuchar), Sofía y yo tenemos maravillosas noticias, nos gustaría hablar con usted inmediatamente, … (algo parece decir mi padre, no logro escuchar) ha sido muy interesante este tiempo juntos, el amor ha revivido entre ambos, … (vuelve ha responder mi padre) bien, estamos yendo para allá, dentro de un rato”, dice Fabián terminando la comunicación.

Fabián toma las llaves de su automóvil, luego me agarra de la mano y me saca de su departamento casi a rastras, tal vez debería salir corriendo, pero no tengo el valor, luego pienso que si mi padre cree que Fabián y yo estamos bien entonces soltará a Ignacio, tal vez por ahora deba seguir el juego.

Poco tiempo después, llegamos a la casa de los March Romero, Fabián y yo ingresamos a la sala tomados de la mano; mi padre y mi madre sonríen, yo solo miro al piso, estoy muy confundida con lo que debo hacer.

- "Bienvenidos, que bueno que se hayan aclarado las cosas y verlos así, tomados de la mano, tomen asiento”, dice mi padre.

- "Haré que traigan algo”, comenta mi madre.

- "No es necesario, señora Antonia, hay algo que teníamos que decirles, tal vez les sorprenderá pero queremos vivir juntos, y de ahí programar nuestro matrimonio”, dice Fabián apretando mi mano.

- "Excelente”, responde mi padre.

- "¿En verdad no hay problema?, Sofía jamás ha dormido fuera de casa”, comenta Fabián intrigado.

- "Bueno, son adultos ambos, además supongo que decidieron esto porque ustedes ya…”, argumenta mi padre.

De pronto se escucha un alboroto afuera, al parecer el personal de seguridad está reteniendo a un grupo de personas que quiere ingresar a la casa; a lo lejos escucho los gritos de Cristóbal.

- "¡Sofía, Ignacio, Sofía, Ignacio!”, grita con clara desesperación Cristóbal.

- "Disculpa Fabián, me desharé de ese escándalo”, dice mi padre nervioso.

- "No, quiero escuchar lo que dice”, expresa Fabián mirando seriamente a mi padre.

Al parecer, el personal de seguridad no pudo detener a Cristóbal, porque ingresa a mi sala, aunque está golpeado; sin pensarlo mucho, voy hacia él, con una gran angustia en el corazón.

- "¿Sofía estás bien?, ¿dónde estabas?, ¿e Ignacio?, los hemos estado buscando por todos lados”, expone preocupado y me abraza.

- "¿Dónde está Ignacio March, señor Máximo?”, inquiere Fabián.

- "No sé de qué están hablando, Ignacio debe estar en su casa; él no vive acá; Sofía vienes con tu novio con planes de vivir juntos, y aparece este otro tipo, ¿qué está pasando acá Sofía?”, dice mi padre, con unas habilidades actorales increíbles.

Cristóbal me mira sorprendido y luego mira a Fabián, mi cabeza es un caos ni siquiera soy capaz de explicar lo que está pasando.

- "¿Obligó a su hija a asistir a esa boda teniendo secuestrada a su amiga?”, cuestiona Fabián.

- "¡Qué tontería es esa!, claro que no. Sofía qué le has dicho a Fabián, no tienes que inventar esa mentira, ¿qué te hemos hecho para que nos acuses de algo así?”, dice mi madre fingiendo sorpresa.

- “¡No es mentira, no es mentira, no es mentira!, ¿Dónde está Ignacio?, ¿Dónde está?, si está muerto, juro que lo vas a pagar, ¡te lo juro!”, exclamo mientras me voy contra mi padre y le jalo la camisa para que me de una respuesta, pero está haciendo su papel de que no sabe nada “a pesar de todo, ¿crees que mi tío Oscar te va a perdonar que le hayas hecho algo malo a su hijo?, te aseguro que pagarás con la cárcel si algo le pasó”.

Estoy desesperada y solo jaloneo a mi padre una y otra vez, mi madre trata de alejarme, los de seguridad tienen arrinconado a Cristóbal contra el suelo, quien lucha por liberarse; Fabián mira perplejo la escena y empieza a reírse a carcajadas.

- "¿Esta es la familia de abolengo con la que he querido emparentar?”, dice estupefacto Fabián.

- "Fabián, no sé si mi hija se ha vuelto loca, no es mi culpa”, expresa mi padre mientras con furia me empuja varios metros atrás y caigo al costado de Cristóbal.

- “Ella dice la verdad, ¿no es así?, yo que no quería creerle, ¿dónde se fue el señor que decía que ella era su princesa, mientras me la ofrecía como puta barata para pasar la noche conmigo?”, manifiesta Fabián, mientras yo no sabía como explicarle a Cristóbal que a pesar de todo no me acosté con Fabián; “le voy a perdonar la indemnización que debía pagarme, es más convenceré a mi padre de no retirar la inversión de su negocio, a cambio de que libere a Ignacio March, de dónde lo tenga escondido, tiene 30 minutos para que lo traiga al lado de Sofía o retiro la oferta”.

Me sorprendo con lo que dice Fabián, nunca había hecho algo por mí, pero justo ahora estaba creyendo lo que le decía y estaba ayudándome para salvar a mi primo Ignacio; él voltea a verme y me ayuda a parar; mi padre da las señas para que suelten a Cristóbal mientras hace una llamada, quien se para presuroso a pesar del dolor.

- "No sé que tonterías está inventando mi hija, pero Ignacio está con su primo Mauricio, solo que Nacho ha tomado demasiado, igual mi hijo lo está trayendo acá, para que vean que está bien; Sofía ya estás muy grande para estas cosas, jamás imaginé que te comportarías así”, dice mi padre.

- "No estoy mintiendo, tú dijiste…”, grito desesperada.

- "Tú viniste a mi oficina, interesada en que te ayude a volver con Fabián; ahora haces todo este cuento porque no sabes como explicarle a tu novio, tu enredo con ese tipo, creí haber criado una chica decente parece que me equivoqué”, expresa mi padre sentándose, interrumpiendo lo que iba a decir.

- "Deje de ofenderla, Sofía no es del tipo de mujer que miente”, dice Cristóbal.

- "Ingresa violentamente a mi casa y pretende decirme lo que debo hacer, he tenido la delicadeza de no llamar a la policía y denunciarlo, por proteger a mi hija a pesar de todo, no quiero hacer un escándalo sobre su vida sexual, ya que al parecer le da lo mismo acostarse con uno que con otro”, expresa mi padre y no puedo creer lo que le escucho decir.

- "¿Cómo puede ofender así a su propia hija?”, manifiesta Cristóbal con indignación.

- "No es ofensa si es verdad, no sé el tipo de relación que tenga contigo, pero hoy fue al departamento de Fabián con todas las intenciones de acostarse con él, para reconciliarse”, manifiesta mi padre y siento un dolor intenso en mi corazón.

Cristóbal me mira, y yo siento una fuerte presión en el pecho, no sé que pueda estar pensando, quiero gritarle que soy inocente, pero las palabras no salen, cómo se defiende uno de tanta porquería lanzada; siento que las fuerzas se me van, ahí tratando de mantenerme de pie.

- "Le vuelvo a repetir Sofía es mi novia y no está sola, confío plenamente en ella, retráctese de la porquería que acaba de decir sobre ella", dice Cristóbal mirando a mi padre mientras toma mi mano.

Fabián mira la escena, y no puedo identificar la expresión que hace en la cara; me mira y después de un par minutos parece ver a Cristóbal como quien lo reconociera de improviso, se sonríe y mira alrededor, como si se rindiera de algo.

- "Que usted la haya ofrecido como una cualquiera no quiere decir que ella lo sea, y que se haya aprovechado de la desesperación de ver en peligro la vida de su primo para buscarme, no habla mal de ella, sino de usted; esta noche no me he acostado con ella, si conociera bien a su hija, sabría que es una mujer integra y decente", expresó Fabián sorprendiéndome completamente.

Mi padre no dijo ninguna palabra más, era evidente que Fabián no le iba a creer sus mentiras; me intriga mucho está actitud de Fabián.

El tiempo pasa tan lentamente en la desesperación de saber que Ignacio se encuentra bien, el reloj de la sala marca las 11:30 de la noche, Ignacio ya debería estar acá. De pronto las luces de un automóvil ingresando a la casa, llaman mi atención, salgo corriendo de la mano de Cristóbal al notar que aquel vehículo le pertenece a mi hermano.

En el jardín están miembros de seguridad de Cristóbal, se acercan a él cuando lo ven salir; cuando el automóvil se estaciona veo a Ignacio sentado en la parte de atrás, corro a verlo y abro la puerta desesperada; me abraza al verme, pero huele a alcohol y habla incoherencias; al parecer, de alguna manera Mauricio lo obligó a beber, y conociendo la poca resistencia que Ignacio tiene para el alcohol, debió haberse emborracho rápidamente, miro con rabia a mi hermano, quisiera darle una lección, mas deseo salir inmediatamente de aquella casa; lo peor que bajo esas circunstancias que pruebas tengo para denunciar a mi padre.

Cristóbal le indica al personal de su seguridad que lleven a Ignacio al vehículo; Fabián pasa por mi lado.

- "Demostraste que eres alguien diferente a quien pensé, hoy si me quedó claro que hemos terminado, buena suerte, Sofía March", me dice Fabián mientras se aleja para subir a su vehículo.

Cristóbal me lleva a subir al automóvil dónde también está Ignacio, no tengo palabras que decir, y el más joven de los Tudela tampoco, no sé que ideas pasan por su cabeza; pero, me siento la persona más estúpida del mundo, pensé actuar con integridad y aún considerando a mi familia porque eran mi sangre, cuando eso no les importó en la forma en que me trataron.

Después de ver qué Ignacio ya estaba bien y por fin duerme, que Cristóbal ha sido tratado de los golpes, la casa de huéspedes de la mansión Tudela parece estar tranquila; agarro una botella de vino y estando descalza voy al jardín, quiero tomar un sorbo y miro al cielo; volteó al darme cuenta de que es Cristóbal quien está parado frente a mí; no sé leer la expresión en su rostro, pero ya no importa, pues desde que salí de mi casa, habiendo sido librada solo por un gesto inesperado de Fabián, tengo una idea en la cabeza.

- "¿Te casarías conmigo?, Cristóbal Tudela", le pregunto.

Su expresión de sorpresa es evidente; pienso no solo tomar el control de mi vida, sino asegurarme que mi padre no pueda hacerme daño nunca más; y para eso tendré que tomar la herencia de mi abuela, pedir el apoyo de mi tío Alberto y usar el poder de don Rafael Tudela; para lograr todo eso debo casarme con el hombre que tengo al frente.