nix es la reina del reino más prospero y con los brujos más poderosos pero es engañada por su madrastra y su propio esposo que le robaron el trono ahora busca venganza de quienes la hicieron caer en el infierno y luchará por conseguir lo que es suyo
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capitulo 5
Nix despertó antes del amanecer. La oscuridad del Abismo aún la envolvía, como un manto que nunca se desprendía por completo. El eco de su encuentro con el Espejo de Verdades aún resonaba en su mente. Las palabras de su reflejo, aunque falsas, habían tocado fibras profundas. Pero no se detendría; no podía permitírselo.
Se incorporó lentamente, apoyando una mano en el suelo frío. Drystan estaba de pie no muy lejos, con los brazos cruzados y la mirada clavada en las sombras que se extendían hacia lo desconocido. Aquel hombre, con su porte arrogante y distante, parecía pertenecer a un mundo completamente distinto al suyo, como si él mismo fuese parte del Abismo.
–¿No duermes? –preguntó Nix, rompiendo el silencio.
Drystan giró apenas la cabeza, pero no respondió.
–¿O acaso los hijos de los dioses no necesitan descansar? –insistió ella, con una ligera nota de desafío en su voz.
–Dormir es un lujo para los mortales –respondió finalmente Drystan, su voz grave resonando en el aire–. Y un riesgo para quienes caminan entre las sombras.
Nix lo observó, con las palabras a punto de salir de sus labios, pero decidió callar. Algo en la expresión de Drystan, en la forma en que sus ojos grises miraban el vacío, le dijo que había historias que él no estaba dispuesto a contar. Al menos, no todavía.
–Nos movemos ya –anunció Drystan, sin mirarla–. El camino hacia la salida del Abismo no será fácil.
–¿Por qué no te quedas aquí? –respondió Nix, alzando una ceja–. Este lugar parece gustarte lo suficiente.
El semidiós esbozó una sonrisa torcida.
–Porque prometí guiarte. Y porque, aunque me niegue a admitirlo, quizás tu causa tiene más peso del que creía.
Nix no respondió, pero sintió que había ganado un pequeño terreno en esa guerra silenciosa que libraban con sus palabras.
El viaje a través del Abismo de Nyxar se volvió cada vez más desafiante. Las paredes de piedra negra parecían cerrarse sobre ellos, y el aire se volvió más espeso y gélido. Voces susurraban desde las sombras, palabras ininteligibles que arañaban los bordes de su mente.
–¿Escuchas eso? –murmuró Ivar, su mano aferrada a su espada.
–Son almas perdidas –respondió Drystan, con calma inhumana–. Voces de aquellos que murieron con asuntos inconclusos y que no lograron cruzar al otro lado.
Nix apretó los labios, sintiendo una punzada de incomodidad. Las voces parecían llamarla por su nombre, como si la conocieran. Como si ella fuera parte de ellas.
De pronto, un grito desgarrador rompió el aire. Desde la oscuridad surgió una figura retorcida, como una sombra hecha carne. Sus ojos eran dos orbes vacíos, y su boca, desproporcionada y llena de dientes afilados, se abrió en un rugido antinatural.
–¡Cuidado! –gritó Drystan, desenvainando una espada negra como la noche.
La criatura se abalanzó hacia ellos con movimientos imposibles, como si no estuviera sujeta a las leyes del mundo físico. Nix reaccionó instintivamente, desenfundando la Espada de Lyra, cuyo brillo plateado iluminó la oscuridad.
La criatura se detuvo por un instante, retrocediendo ligeramente al ver la luz del arma.
–Les teme… –murmuró Ivar, con los ojos abiertos de par en par.
–No les teme –corrigió Drystan, con voz grave–. Pero la reconoce.
–¿Qué significa eso? –preguntó Nix, manteniendo la espada alzada.
Drystan no respondió. Sus ojos estaban fijos en la criatura, que comenzó a dividirse en dos, luego en tres. Pronto, una docena de sombras idénticas los rodeaban.
–¡Corran hacia el puente! –gritó Drystan.
Nix, Ivar y el semidiós corrieron por el estrecho sendero de piedra, mientras las sombras los perseguían. Rugidos y chillidos resonaban en el aire, mezclados con el eco de pasos frenéticos.
Al final del camino, un puente colgante se extendía sobre un abismo sin fondo. La madera crujía con cada paso que daban, pero no había tiempo para preocuparse por eso.
–¡Drystan! –gritó Nix al darse cuenta de que él se había detenido al borde del puente.
El semidiós levantó su espada negra, apuntando hacia las criaturas que se agolpaban al otro lado. Un fuego oscuro comenzó a arder a su alrededor, un resplandor que parecía devorar la propia luz.
–Cruza el puente –ordenó Drystan, con una voz que no admitía discusión.
–¡No voy a dejarte! –protestó Nix.
–¡Cruza el maldito puente!
Por primera vez, la ira y el poder en su voz hicieron que Nix se quedara quieta. Ivar tiró de su brazo.
–¡Vamos, mi reina! Si él dice que puede manejarlo, déjalo.
Con el corazón latiendo con fuerza, Nix cruzó el puente, mirando hacia atrás solo una vez. Drystan estaba de pie en medio de las sombras, rodeado por el fuego oscuro que él mismo había invocado. Por un instante, sus miradas se encontraron, y Nix sintió algo extraño en el pecho.
Confianza.
El semidiós giró su espada, y una onda de energía oscura estalló a su alrededor. Las sombras se disolvieron en el aire, emitiendo gritos lastimeros antes de desaparecer.
Cuando Drystan finalmente cruzó el puente, Nix lo esperaba al otro lado, con los brazos cruzados y el ceño fruncido.
–¿Qué fue eso? –preguntó ella, con dureza.
–Poder –respondió él, limpiando su espada antes de envainarla–. Uno que no deberías ver más de lo necesario.
Nix lo miró con una mezcla de frustración y respeto.
–Podrías haberte matado.
Drystan sonrió ligeramente, y sus ojos grises la miraron con algo que parecía un desafío.
–No soy tan fácil de matar, pequeña reina.
Por alguna razón, aquellas palabras hicieron que Nix sintiera un calor extraño en su pecho. Lo odiaba, sí… pero también comenzaba a reconocer algo más en él. Algo que le molestaba admitir.
–Sigamos –dijo Drystan, dándole la espalda–. El Abismo ya nos ha enseñado suficiente por hoy.
Nix lo observó por un instante, antes de seguirlo, con la Espada de Lyra brillando débilmente a su espalda.
“No confiaré en ti tan fácilmente, Drystan,” pensó, apretando los dientes. “Pero quizás… quizás no estoy tan sola como creía.”
reina y tiene algo q ofrece y te invita a seguir leyendo.me gusta buen libro gracias