Los primogénitos de Luriel y Anahí deberán tomar decisiones que afectan a sus corazones y a las leyes de su pueblo. El amor en la Aldea representa el vínculo que los une y los protege de todo el mal que los acecha. Podrán prevalecer sus corazones para mantener la paz o deberán elegir sacrificar el amor por la Aldea.
NovelToon tiene autorización de Ross Thomas para publicar essa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
Lo que estoy necesitando
Guaci se despertó por el ruido de una puerta al cerrarse, no podía abrir los ojos del cansancio que tenía y se puso a tratar de recordar…
La imagen de Esteban desnudo atado le llenó la mente por completo y se acordó de todo, sabía que no había sido una pesadilla, abrió los ojos lentamente y miró todo a su alrededor… no conocía esa casa…comenzó a escuchar el sonido de la ducha… “alguien” se estaba bañando… recordó al chico que la había salvado del acosador… recordaba que era muy sexy y se espantó nuevamente de sus pensamientos… miró debajo de las sabanas y estaba completamente desnuda y su pequeño mundo colapsó…miró desesperada a su alrededor, encontró su ropa esparcida por todos lados, encontró su bolso y lo abrió… tenía todo, su teléfono estaba apagado, no lo encendería hasta salir de ese lugar… debía irse antes que ese hombre saliera del baño.
Cuando había caminado unas cuadras, encendió su celular, un montón de llamadas de Esteban, de Karai y de Ken, habían estado toda la noche llamándola.
Bloqueó a su ex novio y llamó a Karai…
- Hola, Guaci, ¿Dónde estabas…? ¿cómo estás? – su voz denotaba preocupación
- Estoy bien… no te preocupes… - sonaba angustiada – terminé con Esteban y necesitaba estar sola… - comenzó a llorar – lamento haberte preocupado… no me di cuenta…
- ¿Qué pasó? – sonaba mucho más tranquilo
- Me engañaba con Florencia… - dijo mientras que se enjugaba las lágrimas – quiero volver a casa… allá no me va a encontrar…
- ¿Cómo lo supiste? – sentía un dolor abdominal a medida que su ira iba creciendo –
- Los vi… - suspiró – pero ahórrame contarte los detalles ahora…
- Está bien Guaci… - dijo conciliador – el abuelito cree que te quedaste con Florencia – suspiró aliviado - yo voy a llamar a Ken para que sepa que estas bien…
- Gracias… - otra vez comenzó a llorar
- Ese tipo no se merece tus lagrimas… - no sabía cómo consolarla – mereces un hombre que con solo abrazarte cambie todo tu mundo… - ella estaba en silencio – que ame todo de ti… ¿me entiendes?
- Si hermano… - dijo para evitar que él siguiera diciéndole esas cosas –
- Tupá sabe el tipo de hombre que quieres y que necesitas… - realmente creía lo que le decía a su hermana
- Karai… - se hizo un silencio del otro lado de la línea – necesito estar sola para pensar…, nos vemos después en la casa del abuelito
Desde el momento en que cortó la comunicación con su hermano, sus palabras resonaban y las imágenes de ese hombre se superponían a sus pensamientos. Ahora recordaba cómo le había tomado de la mano y ella lo había seguido sumisamente.
Lo veía mientras subían unas escaleras y luego cuando el cerraba una puerta y ella se le abalanzaba directamente. Había sido ella la que lo había seducido… y ahora era tarde para lamentarlo…
“Hueles riquísimo” le había dicho cuando le amenazaba con no soltarla, muy diferente al “india sucia” de su ex prometido. Cuando ella lo besó de manera brusca, el respondió con suavidad, cuando ella misma había comenzado a quitarse la ropa, el trataba de detenerla.
- ¿Crees que soy una mojigata? – le preguntó de pronto y lo vio sonreír
Eso fue lo último que podía recordar… su sonrisa mientras le tomaba el rostro con ambas manos. Ese hombre no solo olía bien y era sexy… era sumamente dulce… pero ella se había comportado como una cualquiera… es más… una cualquiera desesperada…
Caminó y deambulo sin rumbo por la ciudad, lo más lejos posible de ese bar, de la universidad y de las casas de Esteban y Florencia. Tampoco fue a los lugares donde siempre iba. No quería ver a nadie, no deseaba ser vista por absolutamente nadie.
Casi al anochecer, volvió a la casa de su abuelito Antonio y lo encontró sentado en las escalinatas de ingreso. Todo el odio que había estado sintiendo desde el día anterior y que parecía concentrarse en su abdomen, mágicamente desapareció al pensar que había tenido sexo con un desconocido… No lo recordaba, pero no quería tener ningún lazo exclusivo con su ex…
- Tenemos que hablar amor… - dijo Esteban en cuanto la vio, poniéndose de pie - cometí un error…
- No quiero hablar contigo y no quiero volver a verte – su respuesta fue contundente mientras intentaba pasar por un costado para ni siquiera rozarlo
- Merezco que me escuches… - dijo agarrándola del brazo con fuerza
- Suéltame… - el mandato de su voz era claro – ya escuché todo lo que tenía que escuchar…
- Fue un error… - intentaba que lo escuchara
- Eso no es un error… - le tomó la muñeca que lo aprisionaba y apretó con fuerza, lo vio retorcer el brazo y soltarla rápidamente – lo curioso es que había venido de la aldea decidida a decirte que si… así que Florencia me hizo un favor… ahora pueden seguir con su romance…
- Ya terminamos… - se interpuso nuevamente en su camino – estoy muy arrepentido…
- ¿De qué…? – lo vio sorprenderse – dime puntualmente de que te arrepientes…
- De tener sexo con tu amiga… - dijo esperanzado – de no aguantarme y de traicionarte…
- Respuesta incorrecta Esteban… - volvió a encaminarse hacia la puerta –
- ¿Qué quieres que haga para que me perdones…? – volvió a interponerse – haré lo que sea…
- ¿Quieres que te perdone…? – lo miraba a los ojos y lo vio asentir con la cabeza – desaparece de mi vida…
- No me puedes sacar de tu vida… tu aún me amas… - el ego le jugaba en contra
- No sé si aún te amo… - sonrió – ayer he tomado decisiones muy drásticas en mi vida… y en ninguna de ellas estás tú incluido…
- Va a ser mejor que se retire, como le pidió amablemente la señorita– sonó la voz a su espalda, era templada y profunda
Cuando se giró a ver quién había hablado, se encontró con Kenichi Tanaka. Lo había visto pocas veces, pero sabía absolutamente todo de él. Lo habían contratado para que sedujera a Guaci y así tratar de acercarse a esa familia y a sus investigaciones. Pero su orgullo en ese momento valía mucho más para él. Era imposible que esa chica simple lo estuviera rechazando…
- No me quiero retirar… - lo desafió con la mandíbula levantada – ella es mi prometida…
- ERA tu prometida – recalcó Guaci
- Ya la escuchó – siguió hablando tranquilo Ken – si no se retira me veré obligado a llamar a las autoridades de la universidad – tomó su teléfono celular y comenzó a buscar en su directorio – el rector es muy amigo de toda la familia… y no le va a gustar que Guaci sea acosada por otro alumno… - puso el altavoz antes de seguir – y a la policía tampoco le va a gustar… los derechos de la mujer… el feminismo… y todo eso… ¿me entiendes, no?
- Vamos a hablar cuando te tranquilices… - dijo nervioso Esteban mirando a Guaci y se fue –
En cuanto lo vieron alejarse lo suficiente Guaci saltó a los brazos de Ken y comenzó a llorar compungida.
- ¿Te hizo algo? – estaba preocupado mientras la acariciaba en la cabeza y en la espalda - ¿Qué pasó…? – la sentía negar con la cabeza - ¿quieres ir a pasear un rato?
- No Ken… - trataba de enjugarse las lágrimas – estoy deambulando desde ayer por toda la ciudad… y estoy cansada…
- Bueno… lo que tú quieras amor… - contestó afectuosamente – vamos a asaltar entonces la cocina de tu abuelito y vamos a preparar tu platillo favorito…
- ¿Aprendiste a hacer tartas como la abuela…? – reía haciéndose la sorprendida
- Tu otro platillo favorito… - dijo riendo – las tartas de tu abuela, vas a tener que aprender a hacerlas tú, porque tu madre es de terror en la cocina… - y poniéndose una mano en el corazón haciéndose la victima continuó – no me digas que ya no te gusta mi comida…
- Amo tus pastas Ken… - le dijo sonriéndole encantadoramente – y es justo lo que estoy necesitando…
Ingresaron a la casa y con una simple mirada Ken le hizo señas a Antonio que no se preocupara, Karai ya le había dicho que había roto su relación.
- Antonio… - le anuncio formalmente - vamos a cocinar con tu bisnieta…
- Yo también quiero ayudar… - dijo mientras la abrazaba – corto las cebollas si quieren…
- Perfecto – dijo Ken y comenzó a empujarlos a los dos a la cocina – se lavan las manos y se ponen los delantales por favor… una cocina es casi como un quirófano para mi…
Le hicieron caso y a los pocos minutos ya estaban todos enfrascados en sus tareas, Ken había preparado la mezcla para la masa y la miró…
- ¿Quieres amasar o preparar el relleno? – dijo mientras que le pegaba pequeños puñetazos a la masa –
- Definitivamente la masa… - contestó mientras que comenzaba a descargar parte de su enojo en esa masa que amortiguaba sus golpes…
No había pasado ni 10 minutos cuando Karai apareció en la cocina, atraído por el ruido y las carcajadas de Ken y Antonio y los encontró a los 3 cubiertos de harina y no pudo evitarlo… se apresuró en dejar sus cosas, ponerse el delantal y luego sumarse a la lucha de harina…
Guací solo lo miró, agradecía que trataran de levantarle el ánimo pero cuando miró a su hermano, su pequeña fortaleza se desplomó y se le llenaron los ojos de lágrimas, cuando Karai se acercó y le dio un beso tierno en la única parte de la cabeza que no estaba enharinada, ella supo que siempre la iba a proteger…