Sebastián Spencer, exitoso arquitecto y empresario de la construcción, encuentra su vida entrelazada con el carismático empresario de juegos, Luciano Reyes. La trama se complica aún más cuando Sebastián descubre que Melisa, la esposa de Luciano, despierta en él sentimientos inesperados. Entre el diseño de estructuras y el riesgoso mundo de las apuestas, los protagonistas se ven atrapados en un triángulo amoroso que desafía las fronteras entre la arquitectura de sus vidas y los juegos de la pasión, desencadenando una historia llena de secretos, decisiones difíciles y una búsqueda inesperada de la verdadera construcción del amor.
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Capítulo 4
Al día siguiente, Olivia se levantó temprano, llena de energía y entusiasmo por los preparativos de la cena que su esposo había organizado. Se dedicó a planificar el menú, seleccionando cuidadosamente cada plato para asegurarse de impresionar a los invitados. Después de eso, se puso manos a la obra con la ambientación de la mansión, eligiendo cuidadosamente la decoración para crear un ambiente acogedor y elegante.
Por su parte Luciano, se sentía satisfecho pues sabía que en manos de su esposa todo estaba más que bien, el éxito de la cena estaba asegurado.
Cuando Luciano llegó a casa esa noche después de un largo día de trabajo, Olivia estaba lista para informarle sobre los avances en los preparativos para la cena.
- Luciano, cariño- dijo ella, mientras él se hallaba en el baño dándose una ducha- tengo todo bajo control para la cena del sábado. He seleccionado un menú delicioso y estoy trabajando en la decoración de la mansión.
-¡Es fantástico, cariño! Sabía que dejar todo en tus manos era lo mejor- decía él, mientras salía de la ducha y ella le entregaba una toalla para secarse.
Luciano asintió con agradecimiento, envolvió la toalla en su cintura y luego envolvió uno de sus brazos alrededor del cuerpo de su esposa, la besó con pasión y cuando la oyó gemir no dudó en llevarla a la cama y hacerle el amor.
Cuando ambos estuvieron satisfechos, y de hallaban relajados, el móvil de Luciano sonó, él atendió la llamada y al cortar Olivia notó que la expresión en el rostro de su esposo cambió de repente, mostrando preocupación.
-Olivia, necesito hablarte sobre algo importante- dijo con seriedad- Surgió un problema en uno de los casinos y tengo que salir de viaje. Probablemente me demore hasta el sábado, el día de la cena.
Olivia se sorprendió, pero rápidamente trató de tranquilizar a su esposo.
- No te preocupes, Luciano. Entiendo que estos imprevistos pueden ocurrir. Yo me encargaré de todo aquí en casa y aseguraré que la cena sea un éxito. Ve y resuelve tus asuntos, estaré esperando por ti cuando regreses- aseguró la muchacha con el único fin de llevarle tranquilidad.
Luciano le dio las gracias con un beso en la mejilla, sintiéndose aliviado de tener una esposa tan comprensiva y dedicada.
-Gracias, amor. Te prometo que compensaré esto cuando regrese. Confío en ti para que todo salga perfecto.
-¿Cuándo tienes que viajar?- indagó ella.
- Mi vuelo parte en dos horas- respondió él frunciendo el ceño, ya que no estaba en sus planes viajar.
-Ok- dijo ella suspirando, mientras se ponía de pie- entonces lo mejor será que te des una nueva ducha- le dijo- mientras yo me encargo de preparar tu maleta- el sonrió, asintió con un movimiento de su cabeza y tras darle un sonoro beso se metió nuevamente al baño.
Una hora despues, con una sonrisa reconfortante, Luciano se despidió y partió hacia su viaje de negocios, dejando a Olivia lista para hacer todo lo necesario para asegurarse de que la cena sea un éxito.
Luciano abrazó a Olivia con ternura, agradeciéndole por su constante apoyo y dedicación.
-Gracias, mi amor, por estar siempre ocupándote de todo. Eres increíble y estoy muy orgulloso de ti- le dijo mientras la tenía entre sus brazos.
Olivia sonrió, sintiéndose abrumada por el amor y el apoyo de su esposo.
-Te amo, Luciano. Siempre estaré aquí para ti, pase lo que pase. La pareja se despidió con ternura, compartiendo un momento de conexión antes de
que el hombre se subiera al automóvil para dirigirse al aeropuerto, donde Antonio lo estaba esperando para partir.
Olivia, vio el vehículo alejándose y suspiró, se dio cuenta de que a pesar del amor que se tenían, había en ella una sensación que la hacía pensar que estaba incompleta, como si algo le estuviera faltando.
El resto del día se dedicó a terminar con algunos detalles de la cena, y tras ocuparse un poco de las plantas que tenía en su invernadero, regresó a la casa, se duchó, cenó y luego se fue a la cama sin que esa sensación de estar incompleta se alejara de ella.