tendrá que enfrentar su pasado para forjarse un
futuro de felicidad junto a ella sin sentarse frustrado…
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CAP 21
—madison ha sido una derrochadora esta semana —dijo Eliz reuniéndose con
ellas y llevando a freya en brazos—. ¿No está preciosa con ese color?
Carol asintió.
—Será mejor que vaya a asegurarme de que Caleb sabe qué hacer con los
sándwiches que he traído —dijo Eli antes de alejarse.
—Algunos de los demás ya están aquí —dijo Carol—. Tienes que venir a
sentaros con nosotros —les hizo gestos para que la siguieran y los guió a la zona
abierta junto al escenario, donde habían juntado varias sillas. Ronni y Alejandro se
levantaron para saludarlos.
A ismael no le gustó el modo en que Cárter miró a Madison.
—Estos bailes están pasados de moda —dijo Samantha uniéndose a ellos—. Pero es
una tradición y todo eso, así que vengo con mis padres.
—A mí me gustan los bailes —dijo Alejandro.
—Bueno, aun así podemos pasárnoslo bien a nuestra manera —dijo Carol—.
Tengo una idea.
—¿Cuál es? —preguntó Samantha.
—¿Por qué no metemos nuestros nombres en un sombrero y sacamos
compañeros de baile durante la noche?
—¿Mantendrás a los chicos y a las chicas separados o una persona podrá bailar
con otra de su mismo sexo? —preguntó Alejandro.
—Puedes sacar a alguien de tu mismo sexo —dijo ella guiñándole un ojo—. Y,
si no bailas con la persona que te ha tocado, tendrás que pagar una multa.
A Ben no le gustaba la idea, y no le importó decirlo.
—Yo he traído a Madison esta noche, y pienso bailar con ella. Si quiere aceptar
las invitaciones, será elección suya, pero no cuenten conmigo.
—Yo también preferiría no jugar esta noche —dijo Madison.
—Pasen lo bien —les dijo Ben a los demás, que pronto formaron un círculo para
planear la diversión de la velada.
Se habían reunido media docena de músicos. El que llevaba la guitarra tocó un
ritmo y los demás comenzaron a tocar.
—¿Tienes hambre? —le preguntó a Madison—. No he cenado, así que la
comida de las mesas me parece que tiene muy buen aspecto.
—Comeré contigo.
Ismael agarró dos platos de una pila y ambos seleccionaron la comida. Después se
sentaron a una mesa desde la que podían observar lo que pasaba. Ismael se comió uno
de los sándwiches de Ellie y una alita de pollo, mientras que Madison eligió un
pequeño sándwich que había hecho con queso y jamón.
El agente Sanders y su esposa, Amanda, fueron los primeros en llegar a la pista
de baile, donde pronto se les unieron más parejas. Madison observaba con interés.
—¿Los conoces?
—Sí. Aquél es Owen Sanders, uno de los agentes del sheriff . Su mujer
era antes una chica Harvey. corni, Ellie y ella son amigas.
—¿Tienen hijos?
—No recuerdo haberlo oído. Pregúntale a Eli. ¿No tienes hambre?
—No mucha.
Era evidente que estaba deseando salir a bailar. A Ismael le apetecía ir por una
taza de café y un trozo de pastel, pero lo primero era lo primero. Se limpió la boca
con la servilleta y dijo:
—¿Quieres bailar?
—¡ah si!
Le tomó la mano y la condujo hasta la pista de baile. Madison observó a los
demás a su alrededor y trató de moverse del mismo modo.
—No pienses mucho en tus pies —le dijo Ismael—. Lo haremos fácil. Piensa
en moverte hacia un lado y luego de vuelta aquí. Uno dos tres cuatro, uno dos tres
cuatro.
Sólo le llevó unos minutos aprender el ritmo y sentirse cómoda bailando. La
paciencia y el conocimiento de Ismael le resultaban abrumadores. Una a una, iba
proporcionándole experiencias que nunca antes había tenido. Madison se sintió parte
de aquella comunidad por primera vez. Ya no era la invisible hija del predicador.
Deseaba que Sebastián pudiera estar allí.
Durante la siguiente canción, se rió y les dirigió miradas a los demás bailarines
y a los músicos. Con el violín bajo la barbilla, leo le dirigió una sonrisa mientras
movía los dedos y el arco con una destreza que no había imaginado que poseyera.
—¿Cómo aprendió tu hermano a tocar así?
—El padre de Caleb le enseñó lo básico, y luego Eliz contrató clases. Es muy
bueno, ¿verdad? Mira —señaló en la dirección que quería que se girase.
Una fila de chicas de la escuela con lazos en las trenzas estaban de pie detrás del
escenario, algunas hablando y tapándose la boca con la mano, otras bailando al ritmo
de la música. Cuando Flynn tocó una secuencia de notas particularmente difícil,
todas aplaudieron.
—¡Es justo como dijiste! —exclamo Madison.
—Será un buen hombre —dijo B Ismael—. Caleb y Mateo han sido buenas
influencias.
—¿Y qué pasa contigo? —preguntó ella—. Tú estás más unido a él que nadie,
¿verdad?
—Será mejor que yo.
—No creo que haya hombres mejores que tú, Ismael.
—Nunca me lo había pasado tan bien en uno de estos bailes como esta noche —
le dijo él mirándola a los ojos.
La música se ralentizó y algunos de los bailarines abandonaron la pista, pero
Ismael le pasó el brazo por la espalda y le dirigió una sonrisa. Madison podía oler
el almidón de su camisa, sentir la fuerza de sus brazos, y su propio corazón latiendo
tan rápido como cuando la había besado. Podría quedarse así para siempre y jamás
cansarse.
—Sé que probablemente tú podrías hacer esto durante toda la noche —dijo él
un par de canciones más tarde—, pero yo necesito beber algo.
—Yo también tengo sed.
Ismael le sirvió un vaso de limonada y él se hizo con una taza de café. Caleb y Eli
estaban sentados con el bebé, observando a los bailarines cuando Ismael y Madison se
aproximaron.
—Sostendré a freya durante un rato —le dijo ella a Eliz—. vayan a bailar.
—Ésta es tu noche, madison —objetó Eli.
—Y estoy pando lo de maravilla —dijo ella—. Pero vamos a descansar y a
beber algo, así que tómen se algo de tiempo para ustedes
Eli le entregó a freya con una sonrisa y los dos se dirigieron a la pista.
La niña estaba despierta, y probablemente acabara de comer, porque parecía
satisfecha. madison le dio un beso en la cabeza y se la colocó sobre el hombro,
acurrucándola en la manta.
ismael dio un sorbo al café y la miró con una expresión que madison no
logró descifrar. Alguien les había colocado delante dos porciones de tarta blanca con
una baya.
—¿Vas a probar eso? —preguntó ella.
—¿Y qué hay de tu pastel de calabaza?
—Puedo prepararte uno en cualquier momento. Puede que no vuelvas a tener
la
oportunidad de probar éste.
ismael tomó un tenedor y partió un pedazo de la tarta, pero, en vez de comérselo,
se lo ofreció a ella —Tú primero.
Lorabeth abrió la boca y se comió el pastel con placer.
—Mm —dijo tras tragar—. Está delicioso.
—¿Quieres más?
Asintió.
Le dio varios pedazos más antes de probarlo él y comenzar con la segunda
porción.
—¿Te lo estás pasando bien? —preguntó él.
—Sí —una pareja llamó su atención—. Mira.
ismael segiró la cabeza.
Carol e Ida estaban bailando juntas, riéndose como si fueran escolares. Parker y
Samantha atravesaron la multitud para colocarse junto a ellas. Madison estaba contenta porque Ismael no hubiera querido jugar aquella noche. Estaba encantada de tenerlo
para ella sola.
Alguien se movió junto a Ben en ese momento, Lorabeth levantó la mirada y
descubrió a Cárter.
—¿Quieres bailar, Lorabeth? —le preguntó.
Lorabeth miró a Cárter y luego a Benjamín. Estaba a gusto allí, pero no quería
ser grosera.
La expresión de Ben era indescifrable, pero tomó a Madeline en brazos y la
acunó contra su pecho.
—Adelante —dijo—. Yo me quedaré aquí hasta que Eli regrese.
Con una mirada confusa, Madison se puso en pie y siguió a Alejandro hacia la
pista de baile. Justo cuando llegaron, comenzó una canción lenta, y Alejandro le agarró
una de las manos y colocó la otra en su cintura.
Madison trató de mirar por encima de su hombro para ver a Ismael.
—¿El doctor y tú tienen exclusividad? —preguntó él.
—No estoy segura de lo que quieres decir.
—¿Ha declarado él alguna intención? ¿Te ha pedido que no aceptes ofertas de
otros hombres?
—No.
—Así que yo aún tengo oportunidad, ¿no?
—¿Oportunidad de qué?
— de Cortejarte, Madison—dijo Alejandro.
—¿Cortejarme?
Sabía lo que significaba eso. Un caballero buscaba el favor de una dama
pasando tiempo con ella. Algunos de los libros que Ismael le había llevado eran novelas
de ficción en las que los caballeros cortejaban a las mujeres que querían como
esposas.
—¿Y qué implica cortejar exactamente?
—Invitaciones a bailes y a fiestas. Regalos. Besos, por supuesto.
—Todo el mundo se besa en las fiestas —dijo ella—. No me parece nada
especial en ese sentido.
—Estoy de acuerdo —respondió él—. Pero los besos son diferentes en privado.
—Si un caballero besa a una dama en privado, ¿la está cortejando?
—Probablemente.
Madison se concentró en seguir el ritmo del baile, utilizando todas sus
oportunidades para mirar a freya y a Ismael . De vez en cuando se movían en su dirección, y
la multitud se separaba lo suficiente como para poder verlo con el bebé en brazos.
Él la había besado más de una vez. ¿La estaba cortejando?
Terminó la música y madison se apartó de ale y regresó a la mesa. Se
dispuso a tomar a Madeline en brazos, pero ismael dijo:
—Está bien.
ronni se acercó y le entregó a Ismael una jarra con un líquido oscuro y espuma en
la superficie.
—¿Qué es eso? —preguntó ella.
—Cerveza —la dejó sin tocar en la mesa y luego la miró a ella, viendo su
aparente curiosidad—. ¿Quieres probarla?
—¿Puedo?
Levantó la jarra y se la entregó.
Madison se la llevó a los labios y el aroma a levadura inundó su nariz. Apartó
la cabeza y parpadeó. Decidida a probarla, aguantó la respiración y dio un trago. El
desagradable sabor la hizo estremecerse.
ismael sonrió y señaló hacia su boca.
—ah —madison se pasó la lengua por el labio superior.
—¿Te gusta?
—No especialmente.
madiso miró hacia la multitud y luego hacia él. Estaba observándola. Sus
miradas se encontraron. Pero entonces Ismael se fijó en su boca. Avergonzada, apartó la
mirada.
FIN.👻