Casada Por Error

*Suena el teléfono*

—Hola— Respondo agarrando el teléfono

—Hola buenas tardes, quisiera hablar con la señorita Maria Reyes por favor— Responde un hombre

—Buenas tardes, con ella habla

—Como le va señorita, la llamo desde Mérida para informarle que su esposo, Alejandro, falleció en un accidente

—¿Como dice?, no señor yo creo que se confundió de número

—Usted es María Reyes?

—Si, pero es imposible que...

—Señorita, lo lamento mucho, yo sé que es muy fuerte lo que le estoy diciendo, pero mañana en la tarde velaremos a su esposo, ojalá pueda venir, sería un gran apoyo para la señora Victoria— Expresa el señor

—¿Señora Victoria?

—Si, la madre de su esposo, si decide acompañarnos, está es la dirección, Calle La Forche Sur N°1234

— Está bien, gracias por informarme

—De nada señorita, adiós

—Adiós

—¿Quién era?— Dice Juan al ingresar al cuarto de María

—Era un...

—¿Un?

—Un, un número equivocado— Quería contarle lo que me había dicho ese hombre, pero primero tenía que investigar si era verdad o no, si era solo una broma no tenía caso decírselo

—Ah bueno, toma, preferí traerte la comida yo mismo— Le entrega la comida —Te lo comes todo

—Está bien, ¿pero no ibas a llevar a las chicas a la escuela?

—Si, pero informaron que se cancelaban las clases

—Ah, ¿donde están?

—Están aba...

—¡Hola!— Dicen las tres juntas

—Estaban abajo— Dice Juan

—Como andan las locas de la casa—Digo en forma de broma

—Ja, ja, ja, y ¿como estás?— Pregunta Livia

—Bien, ya se me pasó el dolor de cabeza, pero las dudas siguen

—No tienes alguna idea de quién pudo haber sido el que te drogo— Pregunta Jimena

—La verdad no

—Lo bueno es que no te paso nada— Expresa Sarita

—Al menos no estoy muerta

—Bueno, después hablan, ahora tienes que comer, dale, que Martita hizo esta sopa con mucho amor

—Bien, bien, voy a comer

—Voy a la empresa, cualquier cosa me llaman

—No te preocupes, nosotras vamos a cuidar a Maria— Le dice Jimena a Juan

—Ni que estuviera invalida che

—De todos modos estoy al pendiente, nos vemos

—Nos vemos— Responde Livia

—Les voy a contar algo— Les digo mientras como

—Uh chisme, cuente, cuente— Expresa Jimena

—No es un chisme en sí

—¿Qué paso?— Pregunta Sarita

—Bueno, cuando Juan se fue para ir a llevarlas a la escuela, a la cual no fueron, sonó el teléfono

—¿Quién era?— Pregunta Jimena

—Era un hombre

—Y?— Expresa Jimena

—Y bueno, lo raro no fue eso, sino que ese hombre me dijo que mi esposo había muerto en un accidente y yo tipo, ¿cómo?

—Espera, espera, cómo que esposo, ¿en qué momento te casaste?— Dice Jimena

—Y no invitas— Dice Sarita en forma de broma

—Bue, ni yo sabía que estaba casada, como las iba a invitar

—Pero fuera de broma, ¿enserio te dijeron eso?— Pregunta Livia

—Si, además me dieron la dirección de su casa, va creo que es de su casa

—¿Para que?— Pregunta Sarita

—Para que vaya al velorio

—Y si es una trampa— dice Jimena

—Quizá, pero de todos modos tengo que averiguar si es verdad o no, quizás tiene que ver con lo de la otra noche

—Eso si pero, no se— Dice Jimena

—Mañana voy a ir a ese lugar para ver quien es mi supuesto "esposo", o más bien, quien era— Exprese

—Te acompañamos— Dice Livia

—El problema es que es en Mérida y además no quiero que falten a clases

—¿Merida?— Pregunta Sarita

—Si, por eso se me hizo muy raro, ya que no hemos ido ahí en ningún momento

—Tienes razón, es muy raro— Dice Sarita

—Bueno, ya que es en Mérida nos tendríamos que ir hoy mismo— Dice Jimena

—Pues si pero, y el cole

—No te preocupes por eso, después damos una excusa— Dice Sarita

—¿Están Seguras?— Les pregunte

—Si, además es solo un día, ni que nos fueran a matar— Dice Sarita

—Si es solo un ratito, vamos, investigamos lo que está pasando, aclaramos las cosas y nos venimos de vuelta, fácil— Expresa Livia

—Bueno, entonces que no se diga más, te vamos a acompañar — Dice Jimena

—Está bien, entonces hagan sus maletas, nos vamos hoy mismo, solo empaquen un poco para el viaje— Les digo

—Está bien, yo me encargo de comprar los boletos de avión— Dice Jimena

—Bien, dense prisa y no le digan nada a Juan

—Ok—Dice Jimena

Después de 10 minutos

—¿Listas?— Les pregunto

—Si, solo llevo lo necesario— Dice Livia

—Vámonos al aeropuerto, que el avión sale dentro de una hora y desde aquí vamos a llegar justo a tiempo— Dice Jimena

—¿Estás segura de querés ir a ese lugar?— Pregunta Sarita

—Totalmente segura— Digo convencida —Ademas podemos ir a visitar a César

César está estudiando en México y está viviendo con sus tíos, es decir, los hermanos de la señora Zitliali. Nos mantenemos en contacto con él constantemente; él nos dice que está bien, pero a nosotros no nos consta. Sabemos que está con su familia, pero de igual manera nos preocupamos.

Aprovechando que estamos viajando, vamos a ir a visitarlo para asegurarnos de que todo esté bien y de que le esté yendo bien con sus estudios.

—Eso si me interesó— Dice jimena

—¿Como estará, estará comiendo bien?— Pregunta Sarita

—Yo creería que si, además esta con sus tíos— Le digo respondiendo a su pregunta

—Mejor ya vámonos, no vaya a ser que se nos vaya el avión— Dice Livia

—Cierto, vámonos

Llegamos al aeropuerto justo a tiempo para abordar, Jimena tenía razón, nos tardamos mucho para llegar, pero todo fue por culpa del tráfico. Pero bueno, cada una se sentó en su asiento y así empezamos el viaje hacia Mérida.

Al otro día

Después de varias horas viajando, por fin llegamos a Mérida. Fuimos a un hotel a reservar unas habitaciones para poder dejar nuestras cosas y bañarnos.

Después de una hora aproximadamente, nos reunimos en el lobby del hotel para así poder dirigirnos a la dirección que me avía dado ese hombre y terminar con esto de una vez.

Agarramos un taxi y nos fuimos, cuando llegamos a esa dirección nos dimos cuenta de que si era una casa, y no una casa común, sino que era la casa de una familia muy rica, millonaria se podría decir, la verdad no me sorprendió mucho, debido a que ya avía visto este tipo de casas, pero las que si se sorprendieron fueron las chicas.

—Wow, Maria estás viendo eso— Dice Jimena

—Te apuesto a que si— Dice Sarita

—Ja, ja, ja, actúan como si nunca hubieran visto una casa así

—He visto muchas casas como está, los que me impresionó es ese perrito tan bonito, ¿me lo puedo llevar?— Dice Jimena

Sarita, Livia y yo nos vemos entre nosotras y nos reímos.

—Yo vi muchas casas como está, yo estoy sorprendida porque veo a ese chico muy solito ahí— Expresa Sarita

—Anda y háblale entonces— Le digo

—No, ni en pedo— Dice Sarita

—Ja, ja, ja, de todos modos vamos a ir a hablar con el para que nos deje pasar y así poder aclarar este asunto

—Entonces que estamos esperamos, vamos— Dice Livia

—Hola buenas tardes— Le digo al chico

—Hola, ¿que necesita?

—Vengo a hablar con la señora Victoria

—Cuál es su nombre— Pregunta

—Maria Reyes

—Maria Reyes, usted era la esposa del señor Alejandro verdad, la están esperando adentro, pase

El chico abrió la reja, nos dejó pasar y además nos acompañó a la puerta principal de la casa, la cual fue abierta por un hombre.

—Buenas tardes, pasen por favor

Al escuchar a ese hombre hablar me di cuenta de que el avía sido el me llamo ayer.

—Buenas tardes— Al decir esto me di cuánta de qué avían muchas personas en la sala de esta casa, también note qué avían dos chicas, las cuales nos estaban mirando de arriba para abajo

—Mari, segura de que esta es la dirección— Dice Jimena en vos baja

—Si, además acuérdate, el tipo, el cual que es mi supuesto esposo, murió— Le respondo de igual manera

—¿Tú eres Maria Reyes verdad?— Pregunta una mujer

—Si y supongo es usted es la señora Victoria

—Exacto, ¿cómo estás?

—la verdad, solo quiero saber que esta pasando

—Te entiendo, necesito hablar contigo por favor

—Claro que si, yo también tengo que hablar con usted

—Vengan por aquí por favor, hablaremos en el despacho—Dijo mientras guiaba a las chicas hacía el despacho

Comentarios que hicieron dos chicas que estaban en el lugar

—¿Y esas quienes son?

—No lo sé, seguro son unas reporteras

—No lo creo, la señora Victoria no hablaría de la muerte de Alex con la prensa, esas chicas están tramando algo

—Te imaginas que ellas fueran las culpables de la muerte de Alex

—No, no lo creo, además vez como se visten

—Si, horrible, es obvio que usan ropa barata

—Tu crees que personas vestidas de esa manera podrían matar a alguien

—No, imposible.