Nadie recuerda cómo comenzó, pero en los viejos cuentos se dice que Sombravelo era un reino bañado en luz dorada, donde las estrellas brillaban en el día y la magia fluía como el agua en los ríos. Sin embargo, algo oscuro se apoderó del reino. Una sombra antigua, nacida de los miedos más profundos de la humanidad, comenzó a extenderse, transformando a sus habitantes en figuras retorcidas y grotescas. Este mal, llamado La Niebla Devora-Sueños, era invisible para el ojo humano, pero dejaba marcas en el alma.
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Capítulo 6: Enfrentando la Niebla
Al cruzar la puerta, Elías sintió cómo la atmósfera cambiaba de inmediato. El aire era frío y denso, con un olor a humedad que parecía filtrarse en sus huesos. El paisaje al que había entrado era una vasta extensión de oscuridad, donde las sombras se entrelazaban y formaban figuras distorsionadas que se movían como si tuvieran vida propia. La única luz provenía de un débil resplandor que parecía emanar de su propio cuerpo, como si la determinación que sentía en su interior fuera lo único que lo mantenía iluminado.
A su lado, Lyra avanzaba con serenidad, su figura etérea brillando más intensamente en contraste con la oscuridad. Sus ojos lo observaban con una mezcla de preocupación y confianza, como si supiera que este momento era crucial para el destino de Elías.
—“La Niebla Devora-Sueños es más que solo oscuridad,” dijo Lyra mientras caminaban. —“Es una entidad viva, creada a partir de los miedos y las inseguridades de aquellos que se atreven a soñar. Ha tomado forma gracias a tus propios temores, y para vencerla, deberás enfrentar lo que has ocultado durante tanto tiempo.”
Elías asintió, aunque su corazón latía con fuerza y su respiración se hacía más pesada a medida que avanzaban. La oscuridad lo rodeaba como un manto, y con cada paso, sentía cómo sus pensamientos comenzaban a volverse confusos. Sus miedos más profundos parecían susurrar en la penumbra, recordándole sus momentos de soledad, fracaso y desesperación.
De pronto, un murmullo emergió de las sombras, un susurro que resonaba en su mente y que parecía llevar la forma de su propia voz:
—“No eres lo suficientemente fuerte.”
—“Siempre estarás solo.”
—“No podrás encontrar el camino de regreso.”
Las palabras se repetían en su cabeza como un eco interminable, haciendo que Elías sintiera un peso opresivo en el pecho. Fue entonces cuando, de la misma oscuridad, comenzó a materializarse una figura. La Niebla Devora-Sueños emergió, tomando forma de una criatura que parecía estar compuesta de la misma negrura que lo rodeaba. Sus ojos, dos pozos profundos y vacíos, se fijaron en él con una intensidad que le hizo estremecer.
—“Bienvenido, Elías,” dijo la Niebla, su voz reverberando como un trueno lejano. —“He esperado mucho tiempo por este momento. Has huido de mí, me has ignorado, pero ahora no puedes escapar. Yo soy tus miedos, tus dudas, y me alimento de tus fracasos.”
La figura comenzó a crecer, expandiéndose como un humo denso que se enroscaba alrededor de él. Elías sintió que cada palabra que pronunciaba la Niebla debilitaba su luz interior, haciéndolo dudar de la fuerza que había encontrado en su viaje. Por un momento, estuvo tentado a retroceder, a huir y dejar que el miedo lo envolviera.
Pero entonces, Lyra dio un paso al frente, colocando una mano sobre su hombro, y su voz se alzó firme y clara:
—“Elías, no estás solo en esto. Recuerda lo que has aprendido. La oscuridad solo tiene poder sobre ti si le permites gobernar tu corazón. Cada uno de esos susurros es una mentira que la Niebla usa para mantenerte en su dominio. Debes enfrentarlos, aceptarlos, y dejarlos ir.”
Las palabras de Lyra despertaron algo en Elías. Una chispa de determinación brotó de su interior, y esa chispa comenzó a crecer. Recordó sus encuentros anteriores: Nox, Fennel, la Fuente de los Recuerdos. Cada paso en Sombravelo había sido una prueba, una lección que lo preparaba para este momento. Aceptar sus miedos no significaba ceder ante ellos; significaba reconocer que eran parte de él, pero no lo definían.
Con renovada valentía, Elías dio un paso hacia la Niebla, su voz resonando con fuerza:
—“Sé quién eres, Niebla. Eres mi sombra, mis temores, pero no soy esclavo de ti. He cruzado este mundo y he aprendido que mis miedos no me definen. Los acepto, pero también los libero.”
La Niebla tembló ante sus palabras, como si el poder de la verdad que emanaba de Elías le quemara. La criatura se retorció, cambiando de forma, y su oscuridad se hizo menos densa. Sin embargo, no cedió por completo. En su voz aún había un tono desafiante:
—“¿Crees que puedes derrotarme tan fácilmente, niño? Yo soy eterno. Siempre estaré aquí, esperando en los rincones oscuros de tu mente.”
Elías cerró los ojos y respiró profundamente, dejando que la luz en su interior creciera hasta envolverlo por completo. Al abrirlos de nuevo, miró a la Niebla con una firmeza inquebrantable.
—“No se trata de derrotarte,” dijo con calma. —“Se trata de aceptarte y seguir adelante a pesar de ti. Siempre serás parte de mí, pero yo decido el poder que tienes sobre mi vida.”
Con esas palabras, la luz que emanaba de su cuerpo se intensificó, iluminando incluso las sombras más densas. La Niebla Devora-Sueños empezó a desvanecerse, disipándose en el aire como un humo que es arrastrado por el viento. Poco a poco, la oscuridad que lo rodeaba se fue desvaneciendo, y el paisaje cambió, revelando un claro bañado por una luz dorada.
Elías cayó de rodillas, sintiéndose exhausto pero libre. La lucha había sido intensa, pero algo dentro de él se había transformado. Había mirado sus miedos directamente y había decidido no dejar que lo controlaran. Lyra se arrodilló a su lado, su rostro reflejando una profunda satisfacción.
—“Lo has hecho bien, Elías,” dijo ella suavemente. —“Al enfrentar la Niebla, no solo has aceptado tus sombras, sino que también has despertado una fuerza que siempre estuvo en ti.”
El niño asintió, sintiendo una profunda paz en su interior. Al levantarse, sintió que algo había cambiado; el peso que había cargado durante tanto tiempo se había aligerado, y por primera vez en su vida, se sintió realmente completo.
—“¿Y ahora qué sigue?” preguntó, mirando a Lyra con curiosidad.
La guardiana se levantó junto a él y extendió la mano hacia el horizonte, donde un nuevo sendero se abría a través del bosque.
—“Ahora, el verdadero viaje comienza,” respondió ella. —“Has reclamado tu poder, pero Sombravelo aún guarda secretos que debes descubrir. La Niebla puede haberse disipado, pero otros desafíos te esperan, y en ellos, aprenderás más sobre quién eres y lo que puedes llegar a ser.”
Con el corazón lleno de determinación y un nuevo sentido de propósito, Elías miró hacia el camino que se extendía frente a él. Ya no era el mismo niño que había llegado a Sombravelo, perdido y lleno de dudas. Ahora, era alguien que había enfrentado sus sombras y había encontrado su luz.
Con un último vistazo a Lyra, comenzó a caminar por el sendero, sabiendo que cada paso lo llevaría más cerca de la verdad y de su destino.